Tómate un momento para recordar algo que hayas vivido cuando eras niño.
Elige un recuerdo que sea importante para ti y que realmente influyó positivamente en quien eres hoy.
Y ahora pregúntate: ¿estás seguro de que realmente sucedió?
Supongamos, por ejemplo, que alguna persona bienintencionada te implantó a propósito un falso recuerdo de un evento ficticio en tu conciencia, pensando que te beneficiaría en la vida.
¿Cómo te sentirías al descubrir algo así?
Tal vez te emocionaría pensar que alguien se preocupó tanto por ti como para hacerte un "regalo" que te cambiara la vida.
O puede que te sintieras indignado porque esa persona te "lavó el cerebro" sin tu consentimiento.
Una semilla que crece sin que te des cuenta
Parece la trama de una novela de ciencia ficción. Pero no es, necesariamente, tan improbable como parece.
Para empezar, los investigadores saben desde hace décadas que nuestros recuerdos del pasado a menudo son imprecisos, y que a veces recordamos hechos completos que nunca llegaron a suceder.
Estos falsos recuerdos pueden ocurrir de forma espontánea, pero es más probable que lo hagan cuando alguien planta la semilla de una falsa sugestión en tu cabeza, que crece más y más a medida que piensas en ello.
A igual que los recuerdos sobre hechos que ocurrieron realmente, sabemos quelos falsos recuerdos pueden influir nuestra forma de actuar.
Un experimento demostró que las falsas sugestiones sobre la comida que nos gustó o enfermó de pequeños pueden afectar lo que comemos de adultos, y que incluso llegamos a creer que "recordamos" ese falso recuerdo.
No es demasiado exagerado decir que, en principio, cualquiera podría implementarte deliberadamente un falso recuerdo, o que podrían tener efectos positivos en tu vida.
Algunos analistas incluso han imaginado llevar la idea de ir un paso más allá y hacer una "dieta de falsos recuerdos".
Entonces, ¿podría ser beneficiosa la fabricación de falsos recuerdos para luchar contra la obesidad u otros problemas relacionados con la salud, desde el miedo a ir al dentista hasta la depresión?
(Foto:Shutterstock)Una cuestión ética
Incluso, aunque tal cosa fuera científicamente posible, todavía queda una cuestión latente: si sería éticamente justificable.
Si echamos la vista atrás en el tiempo encontraremos casos documentados de terapistas que dijeron curar los problemas psicológicos de sus clientes manipulando sus recuerdos.
Cuestionar este tipo de prácticas es importante, no solo porque es posible imaginarse un futuro en que la intervención con falsos recuerdos esté en el menú de posibilidades, sino porque al menos en algunos casos aislados, los médicos han estado "comiendo de ese plato" por años.
En una nueva investigación financiada por Wellcome Trust y que publicamos en la Revista de Psicología Cognitiva Aplicada, les describimos una "terapia de falsos recuerdos" ficticia a casi mil personas en Reino Unido y en Estados Unidos.
Les pedimos a los participantes que imaginaran el caso de un paciente obeso en busca de ayuda profesional para perder peso.
(Foto:Shutterstock)Sin el conocimiento del paciente, el terapeuta tenía que intentar implantarle un falso recuerdo de eventos de su niñez, destinado a cambiar su relación enfermiza con los alimentos grasos.
Pero el terapeuta sólo revelaría el engaño meses después de completar la terapia.
Nuestra pregunta para los participantes fue: ¿Sería aceptable este tipo de terapia?
Sorprendentemente, no hubo mucho consenso.
De hecho, mientras que el 41% de los encuestados dijo que sería, en general, inaceptable, que un terapista tratara así la obesidad, un 48% dijo que sería "aceptable".
Sólo un cuarto de ellos dijo que la terapia sería "totalmente antiética". Y probablemente les horrorizaría saber que uno de cada 10 pensó que sería "totalmente ético".
Parece ser que muchas personas son muy abiertas con la idea de manipular deliberadamente los recuerdos de otras, si hacerlo puede beneficiar al paciente.
Episodios traumáticos
Estos resultados llaman la atención.
Pero no se diferencian mucho de una investigación de 2011 en la que se analizaban las actitudes de la gente hacia lo que se conocen como medicamentos "amnésicos".
En ese estudio, más de la mitad de los entrevistados dijeron que, si fueran víctima de un gran trauma, les gustaría tomar un fármaco que atenuara su recuerdo traumático.
Pero, ¿por qué tantos de nosotros rechazamos la idea de crear falsos recuerdos beneficiosos en nuestra memoria, si a tantos otros les entusiasma?
Para averiguarlo, les pedimos a 200 de nuestros participantes que desarrollaran sus reacciones sobre la "terapia ficticia de falsos recuerdos".
(Foto:Shutterstock)