Lorena Salmón: "Todo va a estar bien"
Lorena Salmón: "Todo va a estar bien"
Redacción EC

Un viaje familiar a Chile me ha obligado a pensar en el trabajo. Mientras escribo, estoy sentada esperando en el lobby de mi hotel a una periodista chilena que me sigue a través de las redes sociales. Vamos a conversar sobre cómo está el Perú en moda, qué ha pasado en estos últimos años y entonces, a cientos de kilómetros de Lima, hago un balance.

1. El momento de la moda en el Perú es ahora, y nos empuja y nos jala. Cuando esta columna se publique habrá concluido la última edición de LIF Week y el invitado principal fue Kenneth Cole, diseñador americano representativo del estilo neoyorquino, sofisticado y cosmopolita. Que esos reflectores se enciendan dos veces al año exige de alguna manera que nuestros diseñadores locales preparen colecciones cada temporada sí o sí. No hay tiempo para que nadie se duerma en sus laureles. Además, también se ha inaugurado la pasarela Jóvenes Talentos, a través de la cual existe la oportunidad de conocer las propuestas de los diseñadores más jóvenes.

2. La innovación es contagiosa. Hay y han aparecido marcas con propuestas tan coherentes, tan sólidas y productos tan increíbles, (pienso en Escudo), que los aplaudo y pienso: este es el futuro.

3. Lima empieza a estar en la agenda internacional de la moda. Cuando el LIF Week termine, comienza Perú Moda, una de las mayores ferias de confección, calzado y orfebrería hecha en el Perú. A ella llegan cientos de compradores de todas partes del mundo y este año también llega Scott Schuman, bloguero de The Sartorialist, un visionario absoluto al crear el mejor blog de streetstyle del momento. ¿Te imaginas?

4. De las altas pasarelas el salto natural es a los escaparates y luego a los armarios. Al fin, y lo digo con convicción, las marcas internacionales, H&M y Forever 21 aterrizarán en piso peruano y desde ya la gente se anda volviendo loca. ¿Qué pasará cuando lleguen si aún falta un año?

5. Atención al entusiasmo desbocado. Hay otro fenómeno que me dejó con la boca abierta: en una tienda de Conquistadores, una de las calles de Lima con las boutiques más prestigiosas; una niña uniformada de uno de los colegios más caros, pasa como en su casa, elige tres prendas y saca de la billetera su tarjeta de crédito con la que paga. En mi época del colegio yo pedía plata a mis amigas para comprar galletas en el recreo. Debe ser el tercer o cuarto caso que atestiguo: ¿qué están haciendo esos padres con sus hijas?

6. El riesgo de la prosperidad mal entendida. Las niñas compran vestidos de a tres –cada uno por 2000 soles- sin asco ni culpa. No quieren repetir dicen, creo que no saben nada sobre el arte del reciclaje. Me comentan que en Chile las adolescentes están igual, lo cual no me da ningún tipo de alivio.

7. La moda es un asunto de cientos de decisiones individuales que suceden al mismo tiempo. ¿La moda? ¿Qué está de moda? El yoga, comer orgánico, tomar un batido verde en la mañana y adoptar un gato. Me río y pienso que en todas tengo check.

8. ¿Qué le falta a la moda para despegar como la gastronomía? Sin duda, un trabajo en conjunto, tanto de los diseñadores, como productores, como la prensa y el consumidor. Reconocer nuestra moda, apelar por el producto nacional, más allá del tinte  folklórico. La idea es aprovechar nuestras técnicas milenarias y materiales fabulosos para apostar por lo Made in Perú.

9. Si sumado a esto, enfocamos el trabajo a descentralizar la moda y acabar con su verticalidad, es decir, que sea una industria horizontal, a la que todos podamos acceder, puedo terminar con un buen auguro, diciéndole que a pesar de las tonterías de las tendencias y de los puntos 5 y 6, la cosa va por buen camino.

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