Lorena Salmón: "Furor por el fast fashion"
Lorena Salmón: "Furor por el fast fashion"
Redacción EC

Miles de personas hicieron cola la semana pasada. No era un simulacro para las elecciones de hoy, ni un retraso masivo en el sistema de transporte. No. No. Sucede que al fin abrió sus puertas la primera tienda de la cadena estadounidense Forever21. Nunca ninguna tienda en esta ciudad ha conseguido colas de cuadras inclusive por afuera del centro comercial que la alberga en la avenida Salaverry. Todos quieren ir a comprar la ropa baratísima de esta marca.

Yo había asistido dos días antes a la fiesta de inauguración y la pregunta que todos los asistentes se hacían era: ¿estos precios son de verdad? Desconcierta que un almacén con ropa importada, en un centro comercial nuevo y moderno y con modelos de vanguardia resulte tan barato.

Pues les cuento algo sobre tiendas como esta: Lo que ofrecen marcas como la nombrada es fast fashion: es decir, lo último de la moda a un precio broma. De hecho, este fenómeno de moda rápida ha sabido cómo golpear la industria del ‘retail’ con esa mágica fórmula. A pocos les importa que la calidad sea mala –talón de Aquiles de la mayoría de firmas como esta– sino conseguir lo que acaban de ver en la pasarela. Y si, además, pagas por ello 15 soles, ¡qué bien!, ¿no? Si sabes que estás yendo a comprar ropa que no te durará toda la vida, entonces es bajo tu responsabilidad.

Las reacciones al fenómeno de locura desatado por Forever21 no se hicieron esperar y han sido sobre todo, de tres tipos.

DE ÍNDOLE PSICOLÓGICO

«¿Por qué la gente no se queja de hacer colas para comprar y sí para subir a los buses del Corredor Azul? ¿Quién va a hacer colas de horas para comprar ropa barata? ¿Es que estamos tan alineados con Estados Unidos?» escuché y leí. Según este razonamiento a nadie en su sano juicio se le ocurriría esperar tanto tiempo para comprar.

PURO EGOÍSMO

«Pucha, la verdad estoy asadaza porque antes me compraba esta ropa y ahora todo el mundo la va a tener». acompañado de «¿Por qué la gente quiere ir a comprar ropa allí si se va a ver  uniformada?» «No voy a ir ni loca, ¿para estar igualita a todas?». He respondido a correos de ese tipo en mi blog y lo repito aquí: el reto está en que cada una le sepa dar la vuelta. Comprar prendas hechas en serie y a escala masiva no significa que no puedas darle un toque propio y original. Si decides ir igualita que el maniquí es otro tema.

PREOCUPACIÓN ÉTICA

«El colmo es que la gente no piense que esta marca tiene fábricas con malas praxis ». Esto también lo escuché y leí cuando escribí sobre la apertura de la marca. Si alguien se da el trabajo de investigar, puede encontrar en la red artículos donde se lee que la marca está bajo investigación por denuncias de explotación a sus trabajadores. También leerá que la compañía siempre lo ha negado rotundamente, inclusive ha señalado que son parte de un acuerdo que promueve los mejores niveles de seguridad a los mismos. En todo caso, es positivo que los consumidores tengan en cuenta las prácticas que favorecen y apoyan cuando compran algo para su guardarropa.

¿Qué puedo decir yo de mi experiencia en esa tienda? Que sí se encuentran cosas bonitas de tendencia a precios increíbles. Que yo esperaría un rato para ir a la tienda, porque no creo que quieran hacer colas de horas para entrar a un espacio repleto. Que si van, estén atentas al tipo y calidad de prendas que eligen y no vale ningún tipo de quejas. Y, sobre todo, que deben saber que el estilo de cada una es personal y eso no se consigue a ningún precio.

Puedes leer la columna de y más notas interesantes todos tus domingos con

Contenido Sugerido

Contenido GEC