Lorena Salmón: "Mamá, no te pases"
Lorena Salmón: "Mamá, no te pases"
Redacción EC

Me arreglaba para ir al shower de mi prima el sábado pasado cuando me interrumpió mi hija de 6 años para pedirme mi labial. No solo lo quería para maquillarse la boca, sino que quería llevárselo en un bolso de mano. Un bolso que astutamente había sacado de mi clóset, para ir a pasar el sábado en la casa con la abuela. Se había vestido sola y había elegido una minifalda con un polo de mangas largas y ballerinas animal print. De accesorios: vincha con tachas y un collar en el cuello.

Cuando la vi tan linda, me provocó tomarle una foto y al momento de posar, dobló una rodilla y puso de puntita el pie. Algo así como la imagen de Angelina Jolie en la gala de los Óscar en el 2012. Estupefacta la pregunté quién le había enseñado a posar así y me respondió: «tú, mamá».

Me sorprendió su respuesta ya que en casa, –les he contado ya–, soy como un niño que para en buzo o ropa de yoga el día entero. Es decir, me declaro inocente de esa acusación, señor juez. Soy el caso contrario de las madres que gozan y disfrutan al máximo vistiendo a sus pequeños. 

Me causan mucha gracia los artículos sobre la nueva excentricidad Kardashian: vestir a su hija

North West con improbables prendas de bebe, como enterizo de encaje negro o minifalda de  cuero. Lo cierto es que no llama la atención que una bebe recién nacida de padres absolutamente mediáticos tenga en su clóset 2500 prendas sin estrenar y aretes de 50 mil dólares. Pero sí es ridículo que tenga una estilista encargada de vestirla a la par de los looks de la madre que orgullosa cuelga en su cuenta de Instagram los outfits completos que recibe de regalo la pequeña.

Sería imposible calcular el valor completo de todas las prendas de esta niña de año y medio de edad. Lo que sí es que debe darse prisa: un bebe crece en promedio 25 centímetros en un año. Vaya presión. Vaya presión también la de su estilista: tiene la ardua labor de convertir a una niña en un ícono de moda. Pero si la pequeña ni habla, aún usa pañal y además estará pensando en la leche de su madre, antes que en si se pone el vestido Alexander Wang.

Este caso me hace recordar el caso de Alonso Mateo, el niño mexicano que ahora tendrá como siete años, y hace un par sorprendió al mundo por los looks que su madre colgaba de él en las redes. La madre, una estilista de revistas, volvió a su hijo famoso por vestirlo como adulto.

Quiero entender cuál es el objetivo de que el resto del mundo piense que tu hijo se viste cool cuando la que lo viste eres tú u otra persona (en el caso excéntrico de la estilista) ¿Qué mensaje queremos transmitir involucrando a nuestros hijos en una categoría que no tiene sentido para ellos? ¿Puro show? Para disfrazar a los hijos tenemos Halloween, pero si somos felices haciéndolo… que sea para nuestra satisfacción y no para impresionar al resto.

Puedes leer la columna de Lorena Salmón y más notas interesantes todos tus domingos con Semana VIÚ!

Contenido Sugerido

Contenido GEC