Milagro Olivares descubrió su pasión por los zapatos a los 26 años, en curso corto de diseño de calzado que tomó en su tiempo libre. Desde ese momento, no ha parado de innovar en el rubro con su marca, bautizada como Miloli. (Fotos: IG/ @milolishoes)
Milagro Olivares descubrió su pasión por los zapatos a los 26 años, en curso corto de diseño de calzado que tomó en su tiempo libre. Desde ese momento, no ha parado de innovar en el rubro con su marca, bautizada como Miloli. (Fotos: IG/ @milolishoes)
Celeste Pérez

Milagro Olivares descubrió su pasión por pura casualidad. A los 26 años, decidió tomar un curso de y , con el fin de ocupar sus ratos libres y descansar del trabajo. Pocos meses tuvieron que pasar para enamorarse del hallazgo: “Me gustaba un montón mi trabajo en Recursos Humanos. Pero yo creo que una cosa es que algo te guste y otra muy distinta es que te encante. Que ames lo que haces, que solo pienses en eso y te levantes feliz de poder hacerlo realidad. Eso me pasó a mí con los zapatos”, recuerda emocionada.

Poco más de cinco años después su emprendimiento se ha posicionado como una de las marcas de calzado de lujo favoritas en el Perú, destacando por su calidad y sofisticados diseños. En una conversación exclusiva, la emprendedora de 33 años recuerda sus primeros pasos en el rubro, su admiración por el icónico diseñador de tacones Christian Louboutin y las medidas que tuvo que adoptar para que el negocio resurja en medio de la pandemia.

¿Cómo inició el sueño de Miloli?

Me di cuenta de que mi pasión eran los zapatos prácticamente de casualidad. Me metí a estudiar un curso por pasar el tiempo, para distraerme y no solo trabajar todos los días. Pasaron los meses y me di cuenta que eso era lo que realmente quería hacer con mi vida. Renuncié al trabajo y tuve la oportunidad de continuar estudiando moda en España. Regresé y empecé desde cero, con la ayuda de mis papás. A veces pienso que me hubiese gustado tenerla clara desde antes, no a los 28 años. Pero también agradezco que felizmente pude encontrar lo que me apasionaba. Creo que los sueños que tienes son para cumplirlos sin importar las etiquetas, de si eres joven o muy mayor. Yo no quería quedarme simplemente con las ganas, así que rompí el miedo que tenía y empecé de cero. Con sus altas y bajas.

Una de estas bajas ha sido la pandemia. ¿Cómo chocó esta circunstancia en el emprendimiento?

Cuando pasó lo del COVID-19 todo dio un giro, porque los muchos de los materiales con los que trabajamos los traemos de fuera, entonces se cerraron las fronteras y nos mandaron a cuarentena obligatoria. Al inicio yo pensé que este año no íbamos a poder sacar nada. Miloli es como un hijo para mí, es un sueño que hago realidad día con día. Entonces fue como ver en cámara lenta que mis sueños y esfuerzo se estaban acabando. Literalmente. Al menos eso fue lo que pensé las primeras semanas de emergencia. Hubo semanas de frustración, sentía que no podía volver y a la vez veía como habían marcas que sí estaban produciendo, que sí tenían abierto su taller, mientras que yo solo estaba angustiada por qué podía pasar.

¿Y cómo llegó la motivación para continuar?

Se buscó motivación por todos lados. Creo que de eso se trata la colección Onírica, la primera que lanzamos luego de la cuarentena, un quiebre de la marca que significó darle más fuerza a la parte digital, a las redes sociales, la web, las entregas. Al inicio se tuvo que trabajar solo con cosas que teníamos del stock, reinventarnos con las chicas de marketing para ingeniar cómo se iban a tomar las fotos sin modelo y de manera remota; además de, por supuesto, darle la tranquilidad al equipo de taller de que la ‘chamba’ estaba ahí, que no iban a perder su trabajo. Fue bien complicado, como empezar de cero.

A todo ello, ¿conseguiste que el equipo de Miloli conserve su trabajo?

Nosotros cerramos los primeros meses de la emergencia sanitaria pero todo el personal se mantuvo y continuó recibiendo su salario a pesar del cese de labores. Para mí, la gente que trabaja conmigo es mi familia. Hemos creado la marca junto a ellos, desde que yo iba de cafetería en cafetería a ofrecer zapatos porque no teníamos tienda física. Entonces no había forma de que alguien de los que yo siento muy cercanos se quedara sin ingresos en una situación tan complicada. La meta de este año no es sobrepasar ganancias. Es sobrevivir. Y todos juntos. Estamos en el mismo barco.

SOBRE LA CONEXIÓN CON CHRISTIAN LOUBOUTIN

Volviendo al sello de la marca. Miloli se caracteriza por tener suela de color rojo. ¿Qué historia hay detrás de ese detalle?

Uno de mis referentes en moda es sin duda Christian Louboutin. Él, tiene esa particularidad en su calzado, con un rojo más intenso que el de Miloli. Así que pensé que el zapato de nosotros también tenía que tener algo especial, así que empleamos una versión de rojo un poco más oscuro para la suela, otro pantone, y le añadimos un lazo dorado también en la parte posterior, para que cuando la gente vea esa combinación identifique que es un Miloli.

Además esto está patentado ¿cierto?

Si, para asegurarnos que sea nuestro el distintivo, lo patentamos. La marca esta patentada con la suela roja y con el lazo. Eso es algo que de hecho a mí me da alegría, porque en la gran mayoría de países en el mundo no puedes usar esa suela roja porque es de Louboutin, pero en los países de Latinoamérica como no se vende la marca tuvimos la suerte de poder patentarlo. Es curioso.

Viendo el tema desde un plano más general, ¿consideras que un par de zapatos originales puede complementar y elevar un look?

Si, tal cual. Yo creo que los accesorios, dependiendo cómo los uses, pueden elevar cualquier look monocromático. Hay muchas chicas que siempre se visten entre negro o blanco, y suman alegría y originalidad a sus looks con un par de tacones coloridos. Es como ir a la segura con un poco de diversión, demostrando la personalidad en el calzado. No hay pierde.

POTENCIAR LOS CANALES DIGITALES

¿Cómo se adaptaron a la nueva forma de consumo que surgió a raíz de la pandemia?

Desde que la marca empezó, siempre tuvo página web. Principalmente para la venta internacional, porque nosotros vendemos como principal país de fuera a Chile. Entonces, siempre estuvo ahí, pero la verdad es que para ventas locales no lo empleábamos mucho, porque hasta comienzos de año, en Perú no se compraba online, los consumidores no confiaban mucho en comprar vía canales web. Fue con esta situación que los canales online aumentaron un montón, y ahora abarca la mayoría de ventas, aproximadamente al 90%. Facebook e Instagram son otros canales importantes. El último, sobre todo. La marca ha tenido que potenciarse en eso, llegando a estar 24/7 pendientes a estas redes para poder responder a los mensajes. Esto, debido a que las ventas por esta vía son bien situacionales, la clienta lo ve, le gusta, y quiere comprar en el momento. Si pasa mucho tiempo, lo piensa y es más probable que se desanime.

Además, también priorizaron algunos modelos de zapatos más cómodos en lugar de los tacones, que son más comunes en la marca...

Si, hubo un giro en la marca, ya que es más conocida por sus tacones que por zapatos flat. Sin embargo, para la primera colección en medio de la pandemia, apostamos por incrementar modelos de este tipo, cómodos para poder estar en casa. Ahí me di cuenta que los sueños no se acaban ni se apagan, solo toman rumbos distintos, cambian de forma. Da miedo, pero hay que seguir. Tal vez las metas se atrasan un poco, pero todo al final cobra sentido. Por ejemplo, a las semanas de lanzada la colección -enteramente de flats- tuvimos que sacar los mismos diseños en tacón, porque muchas de nuestras seguidoras y clientas pedían ese modelo.

¿Algo más cambió en la producción y diseños?

Otro punto inusual que cambiamos fue que apostamos por más color. En otras ocasiones me gustaba mantener una línea de tonos que no hagan mucho contraste, sin embargo, esta vez me aventuré a jugar con tres colores en el mismo modelo, o con colores que no verías juntos normalmente. Yo estaba asustada porque pensé que no les iba a gustar, pero sí tuvo buena recepción.

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