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Natalia Barrera
romina herrán

Era fanática del programa estadounidense “America´s Next Top Model”, y un día su mamá, Elizabeth, le dijo que ella, al igual que las aspirantes en televisión, podía convertirse en modelo. La llevó al casting para el Miss Teen Model Perú y quedó entre las finalistas del concurso. “Tenía 16 años y me enamoré de la pasarela”, revela Natalia. Esa fue la primera experiencia que le preparó el terreno en el mundo de la moda.

Pero Natalia Barrera no siempre se sintió bella. El camino para definirse como tal fue largo, debido al racismo que experimentaba en el colegio y los patrones de belleza que veía en la televisión y la publicidad. Hace un par de años, tras recibir nuevamente la llamada para un desfile, regresó a la industria con una razón clara: “Quiero romper los estándares clásicos y demostrar, con mi presencia y mi pelo crespo al natural, que los afrodescendientes también somos hermosos”.

Aunque al activismo, según ella, llegó de casualidad. “Una chica afroperuana”, la plataforma en la que opina, expone y educa sobre el racismo, surgió a raíz de un trabajo universitario. Sin embargo, allí encontró su voz y el amor propio. Con 20 años, este es su mayor compromiso.

¿Cómo fue la época del colegio?
Dura. Sobre todo cuando mis padres me cambiaron a uno mixto y particular y yo era la única afrodescendiente. Los chicos me hacían bullying todos los días. Frente a mis compañeros simulaba y decía que no me afectaba, pero claro que lo hacía y llegaba a mi casa llorando. Ellos me decían que mi familia y yo éramos basura, porque nuestra piel era del color de la bolsa de basura. Solo tenía 12 años.

¿En qué momento aprendiste a amarte?
Además del bullying, de adolescente pasé por los alisados de cabello, pues era lo que veía en televisión. Ser lacia era ser bonita. No obstante, cuando mi hermana mayor regresó de Estados Unidos, donde estudió gracias a un beca deportiva, lo hizo con su melena crespa, natural, feliz. A raíz de eso, me di cuenta de que la belleza es ser tu misma. No importa cómo te ven los otros, sino cómo te ves tú. Con el tiempo, mi cabello se volvió una expresión de mi identidad. Incluso, subí una foto con mi pelo natural a mi Facebook que la gente compartió y con la que entendí que no era la única que había pasado por este proceso.

En ese contexto nació la plataforma –tiene Facebook, Instagram y canal de Youtube– en la que hablas de racismo y discriminación.
Estudio Publicidad en Toulouse Lautrec y, como parte de un curso de tercer ciclo, presenté un proyecto para discutir los estereotipos sobre la comunidad afroperuana. Más de un compañero me dijo que el racismo estaba en mi mente. Sin embargo, mi mejor amiga les contó que había sido testigo de los gritos e insultos que yo recibía en la calle. Como generó polémica, la profesora aceptó. Salí de la clase con ganas de llorar. No podía creer que se negara la existencia del racismo, de lo que yo vivía a diario. Siempre esperé que alguien tocara el tema. Después de eso, no pude seguir esperando y me convertí en ese alguien. Sin la reacción de mis compañeros, quizá no hubiera descubierto a la activista y líder que existía en mi. Somos el 7% de la población en el Perú. Yo no estoy pidiendo un favor: ser tratada por igual es un derecho.

Tu voz es la de muchos chicos y chicas afroperuanos, ¿cuál ha sido la mayor satisfacción hasta ahora?
Al comienzo sentía que era inútil. Sabía que las personas me leían, pero en la calle la discriminación no paraba. Así que me pregunté: ¿Qué está cambiando? Me di cuenta de que no estaba echada en la cama sin hacer nada, sino tratando de generar una transformación y ese era mi granito de arena. Hoy, los comentarios me hacen saber que no estoy sola, que la gente habla del tema. Incluso los que no son afroperuanos me cuentan que están dejando a un lado los estereotipos. Que todos aprendamos juntos es satisfactorio.

¿Qué esperas lograr con “Una chica afroperuana”?
Deseo que más afroperuanos se sientan representados y que haya generaciones más conscientes para que mi sobrina de dos años no pase por lo que yo pasé. Lo que hago, es también por ella. Y por los antepasados, hombres y mujeres, que vivieron la misma lucha. El jueves 24 de mayo formaré parte de una mesa de diálogo, en el marco de la Semana de la Diversidad Cultural y Lingüística, organizada por el Ministerio de Cultura. Además, en junio próximo, seré panelista en las charlas por el Mes de la Cultura Afroperuana.

Tus hermanas aparecen en tus videos y tu mamá te acompaña a los eventos. ¿Qué significa tu familia para ti?
Es lo más importante en mi vida. Luego de dos años en el colegio donde padecí bullying, me trasladaron al María Auxiliadora, una escuela de mujeres. Allí me convertí en la graciosa, la chacotera. Con unas amigas cortamos unas mochilas pensando que sería la broma del año, y me expulsaron del colegio. Aunque la decepción de mis padres fue tremenda, mi papá me dijo: “A veces debes caerte del carro para darte cuenta, pero eso no quiere decir que no puedas volver a subirte”. Entonces entendí que tienes que aprender de tus equivocaciones y ser consciente de tu historia para construir tu futuro.

¿Qué otras enseñanzas de tus padres te marcaron?
Desde que regresé al modelaje he ido a desfiles en los que he sentido que soy un check en sus listas, que estoy allí para cumplir una cuota y ellos puedan decir que hay diversidad. Tenemos una afro, una asiática, listo. No obstante, mis papás me han enseñado que soy más que mi color de piel. Soy un ser humano. Y que los estándares de belleza o lo que dice la sociedad no debe interferir o limitar quien quiero ser.

¿Qué podemos hacer contra el racismo?
Cada uno, en su propio entorno, puede hacer activismo. Por ejemplo, con tus amigos. Hazles notar cuando caen en un prejuicio, fomentan estereotipos y cuando una broma no es graciosa, sino racista. Es nuestra responsabilidad compartir lo que sabemos con otros.

También te declaras feminista.
Sí, hay quienes aún no comprenden lo que eso significa. Se trata de la búsqueda de la igualdad de derechos. A mí me han acosado. He tenido miedo. A los hombres se les tiene que enseñar el respeto, y deben abrirse más espacios donde las mujeres aprendamos unas de las otras, considerando las diversas culturas. Ignorando la violencia contra las mujeres no solucionaremos nada. Necesitamos ser agentes de cambio, porque este es nuestro país.

¿Qué proyectos nuevos se vienen para ti?
Este año termino la carrera de Publicidad. Quiero irme al extranjero para seguir aprendiendo sobre el movimiento afro y sobre activismo, formarme de manera más profesional y regresar al Perú. Sueño con un país que acepte la diversidad. Con chicos y chicas afro, andinos, asiáticos, homosexuales, heterosexuales, todos juntos y libres. El cambio tiene que empezar ahora.

Dirección de arte y styling: Gerardo Larrea & Antonio Choy Kay.

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