MDN
Nia Bragagnini
Jorge Chávez Noriega

Nia tiene la agenda copada. Entusiasmada, cuenta al detalle lo que hará en las próximas horas: fotos para una marca de ropa, una editorial de moda y desfilar para un diseñador local frente al mar. “Siento que lo que me está pasando es un premio a mi esfuerzo. Cuando trabajas con dedicación, la vida te retribuye muchas cosas buenas”, reflexiona mientras sostiene con ambas manos una taza de café.

Para esta entrevista, la modelo de 19 años no se produjo. Dice que casi nunca lo hace porque le quita tiempo y prefiere verse al natural. Está con la cara lavada y viste un polo de licra, shorts y zapatillas deportivas. Se muestra relajada, aunque sus ojeras delatan pocas horas de sueño, debido al intenso ritmo que lleva. “Puedo salir de mi casa a las seis de la mañana y regresar pasadas las once de la noche. Pero no me quejo, me encanta lo que hago”, comenta.

Nia Bragagnini es consciente de que el modelaje la expone a las críticas y ha aprendido a lidiar con ello. “Una tiene que entender que no le va a gustar a todo el mundo. Eso no debe ser motivo para sentirte mal”, asegura. Y, sin poses, confiesa que no se avergüenza de “sus imperfecciones”, como sus “dientes de conejo” o sus “clavículas pronunciadas”. “La mejor manera de ser feliz es querernos tal y como somos. La autoestima es esencial para lograr nuestros propósitos”.

Aceptarse fue un proceso. Al inicio, por ejemplo, evitaba sonreír ante las cámaras porque no le gustaba cómo se veía en las fotografías. Tuvo que pasar un periodo largo para que adquiriera seguridad “porque así no iba a llegar a ningún lado”. La confianza en sí misma la fue demostrando en cada producción o editorial de moda y, en consecuencia, las prestigiosas diseñadoras Sitka Semsch y Ana María Guiulfo la escogieron para lucir sus piezas. Finalmente, el año pasado fue elegida como el rostro de LIF Week Otoño-Invierno 2018.

Tras haber alcanzado esta meta, recuerda que la primera vez que lo intentó no fue seleccionada. Entonces tenía 16 años y dos centímetros menos del 1,75 m de estatura que se requiere para salir a la pasarela. “No me frustré. Simplemente asumí que no era el momento”, señala. Experiencias como esa, le han enseñado que todo llega a su tiempo.

PASOS DE GIGANTE

¿Cómo hace una chica de su edad para no volverse loca con tantas responsabilidades? Sus padres han sido un factor determinante, pues siempre la han aconsejado y apoyado en sus decisiones. Por otro lado, Nia afirma que la clave está en la disciplina, la misma que ha cultivado desde que obtuvo su primer empleo.

Aún cursaba la secundaria cuando la representante de una firma de maquillaje se le acercó y le propuso ser uno de los rostros de la marca. El ofrecimiento la sorprendió a los 14 años.

En el 2015 fue finalista del concurso Elite Model Look Perú y, al año siguiente, ganó el Premio Luces de El Comercio a mejor modelo mujer. Ahora, ella quiere conquistar el extranjero. Por eso, a inicios de año, viajó a Nueva York, una de las ciudades más icónicas de la moda. Tras enviar decenas de e-mails a distintas agencias, consiguió un contrato por tres años con EMG Models.

Antes del 2019, se mudará a la Gran Manzana y cumplirá uno de sus tantos sueños. La modelo vivirá sola y tendrá que valerse por sí misma fuera del país. Y eso no la asusta. “Una tiene que buscar oportunidades. Debemos ser valientes y luchar por lo que deseamos”, aconseja. Además de su familia, afirma que extrañará salir con sus amigas, ir a la playa y tomar café cerca al malecón. Nia ha decido volar. Y recién está despegando.

Fotografía Vicente Mosto
Directores de arte y styling Gerardo Larrea y Antonio Choy Kay

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