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Vania Accineli
Adriana Chavez Farro

Vania se deja impresionar por las cosas más simples: estar en contacto con la naturaleza, conversar sin mirar el reloj y redescubrir a su familia luego de emprender un largo viaje. La última vez que se fue visitó varios países de Sudamérica. Lo hizo en un auto y con un compañero. A dos meses de su regreso, ha decidido partir nuevamente. Esta vez, con otro rumbo, nuevos objetivos y segura de que cuando vuelva no será la misma. Y eso no la asusta.

Has estado fuera por varios meses...
Sí y ha sido fascinante. Cuando terminó “Mujercitas”, a fines del año pasado, mi vida cambió radicalmente, porque mientras duró la telenovela grababa todo el día. Una amiga hacía un voluntariado en Cusco y me provocó ir a verla. Viajé y no regresé a Lima. Me quedé un mes allá y luego cinco meses en Sudamérica.

¿Cómo decidiste recorrer Sudamérica?
Siempre quise hacer un roadtrip, pero pensaba: “Ya llegará el momento”. Soñaba con tener mi carrito y moverme. De pronto, conocí a alguien que hacía exactamente eso. Y me fui. Estuve en Uruguay, subí a Brasil, atravesé Argentina y terminé en Chile. Todo es parte de mi plan de vivir una temporada en otro lugar. Hay muchas oportunidades y quiero aprovecharlas.

¿Sueles ser así de espontánea?
Sí. Pienso que nos hemos acostumbrado a saber lo que haremos todo el tiempo y somos demasiado predecibles. Comenzando por las redes sociales: tenemos que estar presentes para la gente. Además, compartimos nuestras “certezas”; aunque, en realidad, uno nunca tiene certeza de nada.

¿Qué es lo más importante que has aprendido en este tiempo?
Lo más valioso de este viaje ha sido la reconexión con la naturaleza. Estamos rodeados de tanto cemento que nos olvidamos de que podemos vivir con muy poco. También, he aprendido que las relaciones interpersonales son vitales. No puedo estar sin conectarme profundamente con alguien. Lo que más aprecio en un ser humano son los momentos que le dedica a otro que quiere. He descubierto que nadie te hace perder el tiempo porque lo importante es cómo inviertes los minutos que pasan. Aprovéchalos de la forma que quieras. Si no comprendes eso, entonces no entiendes nada.

Para valorar el tiempo la paciencia es fundamental.
Me considero una persona paciente y puede que ahora lo sea todavía más. Por otro lado, soy muy exigente conmigo misma, creo que ese es mi principal defecto. Sin embargo, a veces, los defectos terminan siendo virtudes. Por ejemplo, en la búsqueda de la perfección, puedes perder autenticidad y eso no es bueno.

Crear para vivir

Lo de Vania no es suerte. Es el resultado de perseguir retos, tomar las oportunidades y trabajar para mantenerlas. Lo suyo es una necesidad natural por seguir creciendo.Su formación, a cargo de los directores de teatro David Carrillo y Alberto Isola, le dio las herramientas para hacer despegar su carrera. Pero lo más importante para ella fue que le inculcaron el amor por el arte. Ese que le permite valorar cada aprendizaje. Incluso, los menos grandiosos.

“En el colegio participé en una obra inspirada en ‘Alicia en el país de las maravillas’, que se llamó ‘Alicia en el país de las pesadillas’. Allí interpreté a uno de los gemelos gordos. Mi rol era caerme y rebotar en el piso. Así que mi primer contacto con la actuación no fue el más exitoso”, cuenta entre risas.

Dejaste de estudiar Comunicación Audiovisual en la universidad para matricularte en el taller de David Carrillo.
Sí, me fue imposible realizar ambas cosas. En el taller, y gracias a David y a mis compañeros, mostré mi lado vulnerable. Ellos me dieron la confianza para expresarme tal y como soy.

Luego, siendo alumna de Alberto Isola, obtuviste tu primer papel en una obra de teatro...
¡No podía creerlo, tenía apenas 18 años! Felizmente, mi mamá me apoyó. Si cuentas con el soporte de quien te ha acompañado en todas tus decisiones, la confianza para lanzarte y hacer lo que te propongas está asegurada. Así fue como empecé a buscar castings y debuté en la serie “Solamente Mercedes” de canal 4. El día de su estreno estaba en plena función y a pesar de que no pude verla, no se me quitaba la alegría y emoción que sentía.

Finalmente, llegaste a “Mujercitas”...
Fue una experiencia muy interesante porque el guion se creaba conforme avanzaba la novela. Todo funcionaba sobre la marcha y no sabíamos qué pasaría, qué haríamos la semana siguiente. Eso generaba un vértigo constante. Aunque mi personaje, Mercedes, era malvada, yo estaba enamorada de ella. Para mí, se trataba de una mujer muy confundida. A veces me preguntaba qué sucedería si ella decía algo y después debía retractarse. Me di cuenta de que todos estamos llenos de contradicciones. Aceptar eso cuesta, pero es fundamental.

¿Quién es Vania hoy?
Soy una persona un poco tímida. Si me encuentro en un grupo casi no hablo, me cohíbo. Mostrarte como eres no es lo más bonito, pero al menos es real. Cuando me preguntan, por ejemplo, por mis retos, respondo que tengo muchos y que probablemente logre algunos y otros no. Soy honesta y me parece fascinante que alguien que se identifica conmigo lea lo que me ocurre y piense: “Si ella tiene el valor de decirlo en público, ¿por qué yo no?”. Para mí no hay nada mejor que la honestidad. Hace mucho me cansé de contar cuentos que no quiero contar.

Fotografía Isis Mur / Dirección de arte y styling Gerardo Larrea & Antonio Choy Kay.

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