Lorena Mera Fernández y su hijo Kevin Indriago Mera aseguran que su familia no estaría completa sin Lola, de 4 años y medio de edad y aproximadamente 12 kilos de peso.
Lorena Mera Fernández y su hijo Kevin Indriago Mera aseguran que su familia no estaría completa sin Lola, de 4 años y medio de edad y aproximadamente 12 kilos de peso.
Andrea Carrión

Si para miles de venezolanos encontrar estabilidad en el Perú está siendo un reto, para Lorena Mera Fernández está siendo una odisea, particularmente porque a diferencia de miles de paisanos suyos, ella sí se atrevió a emigrar con mascota y todo.

Hace 8 meses Lorena llegó a Lima con su hijo Kevin Indriago Mera, de 16 años y la expectativa de una vida mejor. Se reunió con su madre, que es peruana, y el panorama se veía optimista, pero faltaba un miembro importante de su familia; su perrita Lola.

La había tenido que dejar con su hermana en Puerto Ordaz, Estado de Bolívar, mientras se instalaba en Lima. Finalmente, y después de muchos trámites y favores, el pasado 10 de febrero Lola llegó al aeropuerto Jorge Chávez. Gracias a la ayuda de su madre y de personas como Sonia Aranguren y Giuliana Rivas, esta familia estaba reunida, pero los problemas empezaron a multiplicarse.

Desde ese día Lorena no ha recibido más que ‘portazos en la cara’ cuando ha buscado vivienda para su familia completa.

Lorena adoptó a Lola hace más de 4 años luego de encontrarla de cachorrita deambulando solita por una carretera venezolana de alto tránsito.
Lorena adoptó a Lola hace más de 4 años luego de encontrarla de cachorrita deambulando solita por una carretera venezolana de alto tránsito.

En el cuarto que alquila desde que llegó no permiten perros porque en esa casa vive un hombre mayor que es alérgico, entonces por ahora ahí solo vive Kevin. Al quedarse sin esa opción para Lola, un amigo le ofreció alquilarle un espacio en Comas para ella y su perrita. Todo parecía mejorar, pero pronto Lorena se dio cuenta que el precio sería demasiado alto.

“A los pocos días, en plena noche este ‘amigo’ se metió a mi cuarto e intentó aprovecharse de mi. Salí corriendo con mi Lola, no lo podía creer”, cuenta indignada.

El viernes pasado una amiga le dijo “vente a Pucusana, aquí hay trabajo y puedes quedarte en mi cuarto con Lola”. Al final el trabajo no resultó lo que esperaba y la dueña de la vivienda tampoco quiere perros cerca.

“¡Pero no! ¡Perro no! ¡Perro no! Es lo único que escucho”, dice Lorena desesperada. “Estoy cansada de que la rechacen en los lugares donde busco vivir. Es una perrita tan dócil, tan buena, ni ladra, al menos pido que le den la oportunidad de conocerla”.

En el aeropuerto.
En el aeropuerto.
Lola llegó a Lima tranquila, pero bastante confundida.
Lola llegó a Lima tranquila, pero bastante confundida.


La historia con Lola comenzó hace 4 años y medio, cuando Lorena la rescató de una carretera en Venezuela, a pocos metros de donde pasaban autos y camiones. Estaba sola, escuálida, coja y tenía meses de nacida. A Lorena no le importó que fuera una perra de raza mixta, la adoptó y la ha cuidado hasta el día de hoy.

Ayer Lorena y Lola regresaron a Villa María del Triunfo –donde vive su madre- en busca de refugio temporal, pero ahí tampoco aceptan perros.

“Ya nos llamaron la atención porque no quieren animales en la casa. Otra vez nos están botando porque la dueña dice que puede afectar su embarazo, y encima no le gustan los pelos”, comenta Lorena. “Ahora sí que no tengo dónde llevarme a mi pequeña”.

El sábado 10 de febrero Lola llegó a Lima en avión. Fue todo un trámite conseguir dinero, permisos y caja transportadora, pero gracias a la insistencia de Lorena y al apoyo de su hijo y Giuliana Rivas (ambos en la foto) y otras personas, se logró el objetivo.
El sábado 10 de febrero Lola llegó a Lima en avión. Fue todo un trámite conseguir dinero, permisos y caja transportadora, pero gracias a la insistencia de Lorena y al apoyo de su hijo y Giuliana Rivas (ambos en la foto) y otras personas, se logró el objetivo.

Miles de mascotas están sufriendo las consecuencias de la masiva emigración que actualmente vive Venezuela. Son muy pocas las personas que se atreven a hacer maletas con perro, gato y perico incluido, tal como hizo Lorena. Éstas son acciones que asociaciones como agradecen profundamente pues promueven el no abandono de mascotas y contribuyen a crear un mundo mejor para todos los perros, visión que guía desde su inicio a esta asociación sin fines de lucro.

Mientras Lorena sigue buscando un lugar en donde la acepten a ella y a su Lola, paralelamente busca un trabajo digno que le permita retomar su vida pues en Venezuela llegó al punto en que ya no podía ni alimentarse bien. Debido a la crisis, ni sus estudios en Administración fueron suficientes para cubrir sus necesidades, pero confía en que el Perú, su segunda patria, le dará esa oportunidad. Lorena tiene doble nacionalidad y documentos que le permiten trabajar aquí.

“Recién tengo mi DNI hace un mes, espero encontrar un trabajo pronto para poder salir adelante con mi hijo y con mi perrija”, dice Lorena. “La verdad no entiendo por qué tanto rechazo a los animalitos aquí, como si estorbaran, pero bueno, confío en que pronto veremos la luz”, añade.


*Si deseas conocer más de este caso o apoyar a Lorena y Lola, puedes hacerlo llamando a este número 927 588 344

Ambas esperan a que pronto aparezca el lugar soñado para mantenerse unidas.
Ambas esperan a que pronto aparezca el lugar soñado para mantenerse unidas.

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