(Foto: Archivo Histórico El Comercio)
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Carlos Batalla

Un acto social y de protesta laboral generó el Día Internacional del Trabajo: era 1886, a inicios de mayo, y una huelga de trabajadores de una fábrica en la industrial ciudad de Chicago, en los Estados Unidos, terminó de la manera más violenta.

Ciertamente no había justificación para reprimir a miles de obreros, que solo pedían trabajar 8 horas, como ya lo hacían los empleados de las oficinas federales, y no las 14 horas que debían cumplir en sus fábricas como obreros dentro de un proceso de industrialización incontenible.

La huelga en EE.UU. era nacional, pero se concentró en algunas ciudades como Chicago, por su gran carácter industrial. El 4 de mayo una gran manifestación obrera enfrentó a los huelguistas con sus patrones y las fuerzas policiales. El parque de Haymarket hervía de trabajadores esa mañana. Los medios de prensa señalaban que unos 20 mil obreros recorrían las calles de Chicago, hasta que, tras un discurso encendido de grupos anarquistas, la gente se exacerbó. La policía fue agredida con una bomba casera, provocando la muerte de un oficial policial y decenas de heridos entre los agentes.

La gendarmería de Chicago respondió con una furia que tuvo como consecuencia la muerte de 38 obreros y más de cien heridos entre la masa trabajadora. No solo ocurrió así el peor genocidio urbano de esos años, sino que, tras un proceso judicial controversial, varios de los dirigentes sindicales de esa jornada fueron sentenciados a la pena capital. De esta forma, nació la historia de los “mártires de Chicago”. Además, fue el nacimiento simbólico de la fuerza sindical en América.

(Foto: Archivo Histórico El Comercio)
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En el Perú, en tanto, las primeras luchas obreras del siglo XIX solo fueron el inicio de un movimiento que recién cobraría relevancia en los primeros años del siglo XX. Paralelamente, algunos académicos, estudiosos y políticos dieron su cuota en el estudio del avance social del trabajo. Uno de estos pioneros fue Luis Miró Quesada de la Guerra, quien desde su temprana formación jurídica estuvo muy interesado en las condiciones laborales de los trabajadores.

Ante el desamparo legal de los obreros que sufrían accidentes en sus horas laborales, un Luis Miró Quesada universitario -estudió Filosofía y Letras en la UNMSM entre 1898 y 1904 y también Derecho- planteó la teoría del ‘riesgo profesional’, la cual sostenía que “en el ejercicio del trabajo o de la profesión se corre el riesgo de un accidente y que al producirse este, el empresario tiene el deber de indemnizar a la víctima”.

Era lo que se denominaba ‘inversión de la prueba’, una doctrina jurídica planteada por primera vez en el Perú por Miró Quesada, quien la defendió públicamente en su conferencia del 21 de octubre de 1900, en la Sociedad “Unión Obrero” N° 1 de Lima, titulada “El riesgo profesional aplicada al Perú”.

Una larga historia de luchas y conquistas laborales ha devenido desde entonces en el Perú. De lo que venga más adelante en esta historia seremos protagonistas o testigos, pero ya no solo lectores.

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