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FPF: la historia de la otra crisis grave que el fútbol peruano vivió en 1987
La detención preliminar de Agustín Lozano, el presidente de la FPF, involucrado junto a otros dirigentes del fútbol profesional peruano en el delito de lavado de activos, revela la profunda crisis en que vive nuestro balompié nacional. Pero esta historia tiene antecedentes con vicios dirigenciales que muchos aún recordarán. Uno de los casos más sonados ocurrió hacia 1987.
La situación del fútbol peruano es grave. Hoy esta gravedad puede llevar nada menos que al presidente de la Federación Peruana de Fútbol (FPF), Agustín Lozano, a recibir hasta 20 años de prisión por el delito de lavado de activos. Sin embargo, si uno se remonta a algunas décadas atrás se encontrará con escenarios donde ya podía percibirse un alto grado de desorganización, desidia y sospechosas conductas. Febrero de 1987. El fútbol profesional peruano y las selecciones nacionales andaban en una severa crisis institucional. De esta forma, el diario El Comercio realizó un informe muy completo, abarcando varios sectores, hablando con especialistas y con la propia afición peruana, buscando algo de luz en la oscuridad. Como ocurre hoy en día.
Si bien la serie “¿Qué le pasa a nuestro fútbol?” coincidió con la eliminación de la selección nacional en el torneo Juventud de América, en febrero de 1987, ese no fue el motivo de la preocupación del diario decano, sí lo fue algo que era evidente y hasta crónico en ese momento: la grave crisis del fútbol peruano, que debía analizarse sin apasionamientos derivados de los resultados en las competencias. Así lo veían los editores de aquellos años y así debe verse siempre.
El informe del suplemento Deporte Total de El Comercio fue publicado en tres capítulos y en tres días consecutivos: el 23, 24 y 25 de febrero de 1987. Días antes, el viernes 20 de febrero, la preocupación del diario decano reflejaba la de la afición peruana. Por eso se hizo un informe especial entrevistando al público que debía contestar una simple pero importante pregunta: ¿A qué se debe la crisis del fútbol peruano? Empleados y estudiantes dieron su punto de vista.
El lunes 23 de febrero de 1987, el suplemento DT arrancó con su serie. Bajo el título general de “¿Qué le pasa a nuestro fútbol?”, habló con gente de fútbol y especialistas en la materia. Ese día entrevistaron a profundidad al presidente de entonces de la Asociación Deportiva de Fútbol Profesional (ADFP), Augusto Moral Silva, un hombre que había empezado ese trabajo en las bases de nuestro fútbol en la década de 1950. Tenía 33 años como dirigente y su testimonio era muy valioso.
Para Moral, la raíz del problema en general, radicaba en las fricciones y los recelos entre la Federación Peruana de Fútbol (FPF) y la ADFP. “Los males del fútbol profesional, del amateur, del de menores, de las selecciones...y de lo que está por crearse también”, se debían a esa falta de coordinación en bien del fútbol peruano. Pero, ¿quién dirigía entonces el barco de la FPF? Nada menos que un ídolo deportivo como Oswaldo ‘Cachito’ Ramírez.
La segunda entrega del reportaje especial del suplemento DT se dirigió a conversar con el héroe de La Bombonera de 1969. El martes 24 de febrero de 1987, Ramírez pudo dar sus descargos, tras haber dejado la presidencia de la FPF. Merecía ser escuchado.
En su defensa ante el descalabro de la situación del fútbol nacional, pudo declarar que no le habían dejado concretar su proyecto de dos años. El cargo de Ramírez debió abarcar ese periodo de tiempo, pero a los 14 meses ya estuvo afuera. Cuando asumió la presidencia de la FPF en 1985 todo parecía renacer. Pero las circunstancias fueron cambiando. En esa entrevista, ‘Cachito’ Ramírez se defendió y habló de su trabajo en divisiones menores y un plan para crear una “escuela entrenadores”, la cual no pudo realizar en ese corto tiempo, entre otros planes frustrados.
El informe del diario decano concluyó el miércoles 25 de febrero de 1987, en la que se expusieron distintos puntos de vista de dirigentes y ex dirigentes de fútbol. Uno de ellos fue el ya veterano ex dirigente, el doctor Bernardo Ortiz de Zevallos, quien llegó a decir esto que fue muy interesante:
“El mal viene desde arriba, desde cuando en 1974 se unificó el deporte y la educación física. Entonces comenzó a llegar a los organismos deportivos una burocracia politizada desde el Ministerio de Educación. El fútbol como deporte es competencia y la educación física, educación”.
El reportaje del suplemento Deporte Total consideró las opiniones de sagaces y experimentados hombres de fútbol, como Teófilo Salinas, quien había sido dirigente del club Alianza Lima, presidente de la FPF y de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CFS); Juan José Tan, entrenador de fútbol; el ex presidente del antiguo Comité Nacional de Deportes, Javier Aramburú Menchaca; Alberto Espantoso, ex presidente de la FPF, entre otros dirigentes.
En el editorial de El Comercio del 1 de marzo de 1987, se hizo una clara, concisa y necesaria síntesis de los problemas del fútbol peruano, los cuales se habían explicado y detallado en los informes de esos tres días de febrero de 1987. Y el editorial dio en el clavo.
Aquí la transcripción literal de ese editorial:
¿QUÉ LE PASA A NUESTRO FÚTBOL?
Ha concluido hace pocos días en nuestro Suplemento “Deporte Total” un amplio informe sobre un tema de interés general: el fútbol.
Las conclusiones del informe ¿qué le pasa a nuestro fútbol?, son sumamente desalentadoras. De ellas se desprende que las fallas de este popular deporte en el país son muchas, antiguas y de difícil corrección. Prácticamente cada entrevistado dio una razón distinta por la cual el fútbol está en crisis lo que a su vez confirmó la diversidad de problemas que aquejan a este deporte.
Refiriéndonos brevemente a los más saltantes, podemos anotar los siguientes:
Exceso de equipos en la primera división, sin que haya la cantidad suficiente de jugadores de ese nivel; falta de un adecuado sistema de “baja” de categorías, aspecto que hace que jugadores y público pierdan interés en partidos en los que participan equipos ubicados al final de la tabla de posiciones; desorden legal y desacatamiento de las normas por parte de los clubes, muchas de ellas casi inalcanzables para clubes chicos que no tienen en la práctica status de entidades profesionales; cambio excesivo y muchas veces inmotivado, de dirigentes en la Federación Peruana de Fútbol.
Asimismo, mala preparación anímica y física de los jugadores, lo que a su vez obedece a un sinnúmero de motivos: falta de mayor exigencia atlética a los jugadores, carencia de entrenadores con solvencia profesional, constantes incumplimientos conocidos de algunos clubes para con sus jugadores. Afecta también la falta de un real funcionamiento de los clubes, muchos de ellos manejados por cúpulas dirigenciales enraizadas en sus directivas.
Origen de gran parte de estos problemas ha sido la tradicional rivalidad entre la Federación Peruana de Fútbol (organismo rector del fútbol) y la Asociación Deportiva de Fútbol Profesional (entidad privada que agrupa a los clubes que cuentan con equipos profesionales). Ambas han venido enfrentándose en una casi constante lucha por ejercer su autoridad, la primera, y por actuar lo más autónomamente posible, la segunda.
Es, como se ve, un panorama desalentador, totalmente inmerecido para nuestra afición. Por todo ello, es imperativo que el Estado y los propios particulares involucrados en este deporte, tomen cartas en el asunto, enmendando rumbos y procurando soluciones reales y profundas que, al margen de cualquier otro tipo de consideración, logren el resurgimiento de una recreación sana y popular.
Es cierto, esta es una historia de hace 37 años, pero las lecciones que se pueden sacar de ese informe son relativamente válidas. Lo realmente preocupante es que los problemas de ese fútbol peruano ochentero y de su federación nos parezcan, hoy, nada graves, si los comparamos con los hechos delictivos detectados por las Fiscalías Especializadas del Ministerio Público. Hoy, la palabra crisis quedó chica.
En este episodio de Cuenta la Historia, se narran detalles de la construcción de uno de los íconos arquitectónicos de Lima, el edificio del Diario El Comercio.
Para ello, Gonzalo y el abuelo se remontan a 1919, año en que una turba instigada por el entonces presidente Augusto B. Leguía atacó e incendió parte del local donde funcionaba la redacción de El Comercio.
En respuesta, don José Antonio Miró Quesada ordenó construir un nuevo edificio en la misma locación, que sea tan imponente como una fortaleza.
Este año, la casa de El Comercio cumple 100 años de inaugurada y lo celebramos rememorando algunos momentos y personajes históricos que pasaron por ahí.