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Cuando el creador de la vacuna oral contra la polio quedó encantado con el pisco sour e impulsó la vacunación masiva en nuestro país
El reconocido médico polaco, nacionalizado estadounidense, llegó al Perú para impulsar la campaña de vacunación masiva contra la polio en enero de 1966. Antes, en 1961, ya había estado un día en Lima y dos en Cusco, conociendo Machu Picchu.
Albert Sabin nació en Bialystok, Polonia, el 26 de agosto de 1906. Recién a los 15 años de edad emigró a Estados Unidos con su familia. Allí decidió estudiar Odontología con la ayuda económica de un pariente. Su vida cambiaría cuando leyó el libro “Cazadores de microbios” de Paul de Kruif (1926). Desde ese momento, empezó a trabajar para pagarse sus estudios de Medicina en la Universidad de Nueva York.
También comenzó a trabajar con el doctor William Park, quien le sugirió investigar sobre la poliomielitis. Es así como pasó seis meses verificando la efectividad de una prueba cutánea que en esa época se usaba para diagnosticar esta enfermedad. Al final, solo confirmó su ineficacia. Años después, en 1931, recibió su doctorado en medicina y empezó a realizar estudios sobre esta parálisis infantil en el Instituto Rockefeller de Nueva York. Es allí donde, en 1935 y con la colaboración del médico Peter Olitsky, descubrió un nuevo método para desarrollar este virus en tubos de ensayo con tejidos nerviosos.
No fue hasta 1953 que logró generar mutaciones del virus poliomielítico. Más adelante, a inicios de 1959, inició los ensayos a gran escala de su vacuna oral. Un año más tarde, el Servicio de Sanidad de Estados Unidos aprobó su uso en todo el país. Luego, se autorizó en todo el mundo. Su descubrimiento hizo que, en 1961, sufriera una campaña en su contra promovida por Jonas Salk, quien también había creado una vacuna contra esta terrible enfermedad.
Eran las ocho de la mañana del viernes 21 de enero de 1966, cuando Albert Sabin arribó al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. Ya en el interior del terminal limeño, el virólogo polaco, nacionalizado norteamericano, conversó con los periodistas peruanos mientras esperaba la llegada del ministro de Salud Pública, Daniel Becerra de la Flor. Ahí explicó que ya había estado en el Perú en 1961. Aquella vez, estuvo un día en Lima y dos en Cusco, conociendo Machu Picchu.
Después, advirtió cómo se debía trabajar para erradicar enfermedades como la polio: “Hay que hacer presente que no basta el hecho de hacer una vacunación masiva cada vez que hay peligro de epidemia. Mientras nazcan criaturas, la vacunación no puede interrumpirse. Tiene que ser constante y debe crearse conciencia de ello”. También reveló que con su vacuna ya se habían inmunizado más de 350 millones de niños en todo el mundo.
Además, declaró que ya tenía 4 años investigando el origen del cáncer en la Universidad de Cincinnati, Ohio, Estados Unidos, en donde también enseñaba. “Se ha avanzado mucho en su tratamiento pero es fundamental averiguar primero su origen. Hay que comprenderlo antes de prevenirlo y curarlo”. Así terminó sus breves declaraciones. Luego, se fue del terminal aéreo hacia su hospedaje.
Horas después, dio una conferencia de prensa en un canal de televisión local. Ahí explicó que solo se debía postergar la vacunación de niños con una diarrea severa o fuertes vómitos. “Todos los demás deben de vacunarse, inclusive aquellos con tos convulsiva o sarampión y que no tengan fiebre alta. Después de la vacunación pueden reiniciar su vida normal. Hasta aquellos que anteriormente recibieron la vacunación por inyectable deben de vacunarse, para tener un mayor número de virus que los defienda”, dijo Sabin. Además aseguró que su vacuna no tenía efectos adversos graves.
Más tarde, Albert Sabin fue condecorado por el presidente Fernando Belaunde Terry en Palacio de Gobierno. De las manos del mandatario peruano recibió la Orden Hipólito Unanue en el grado de Gran Oficial. En la resolución suprema se señaló que esta distinción se daba como un reconocimiento de la Nación por “haber contribuido a uno de los hechos trascendentales de la salud pública en los últimos tiempos, como es el descubrimiento de la vacuna oral contra la poliomielitis”.
Al día siguiente, la mañana del sábado 22 de enero de 1966, el científico vacunó a dos nietas del ministro Becerra en el despacho ministerial. De esta manera, dio inicio de forma simbólica a la vacunación masiva contra la polio en nuestro país. Después, brindó una charla a varios médicos en un salón del Ministerio de Salud Pública. Allí explicó cómo funcionaba su vacuna, los avances que se habían logrado para erradicar esta parálisis infantil y las experiencias de las campañas de inmunización en otros países.
Luego, el destacado científico reveló a la prensa que se iba a quedar un día más en el Perú por pedido de nuestro presidente. Horas más tarde, estuvo en un almuerzo que le organizó el laboratorio Pfizer en el Mesón La Ronda, en Acho. Esta compañía estadounidense fue la que elaboró las vacunas que se iban a usar en nuestro país y las trajo desde Inglaterra. En la comida, el médico polaco disfrutó de varios platos peruanos e internacionales y quedó encantado con el pisco sour.
Al agasajo asistieron funcionarios del Ministerio de Salud, periodistas y directivos de la farmacéutica norteamericana. Esa noche, Albert Sabin dio otra charla televisada a los decanos de la facultad de Medicina de Lima, Trujillo y Arequipa, al presidente de la Federación Médica Peruana y a varios médicos. En seguida, se fue a un banquete ofrecido por el ministro Becerra en el Hotel Bolívar, en el Centro de Lima.
A las diez de la mañana del domingo 24 de enero de 1966, la jornada de vacunación masiva contra la polio inició en el Perú. Más de 8 millones de vacunas orales se movilizaron por todo el país durante ocho horas consecutivas. El Gobierno había invertido 10 millones soles en su compra. Las Fuerzas Armadas ayudaron en la campaña para vacunar a más de dos millones de niños de 2 meses a 7 años de edad.
Esa mañana, Sabin inició su día visitando el puesto de vacunación del Instituto de Enfermedades Neoplásicas (INEN). Allí estuvo pendiente de la distribución de las dosis. Luego, se dirigió al Centro de Lima para visitar el Hospital del Empleado, en donde recibió el cariño de varios niños. Muchos pequeños hasta le dieron un beso. El microbiólogo dijo, emocionado, que esta muestra de afecto “era la mejor recompensa que un hombre podía recibir”.
Luego, reveló estar entusiasmado por ver que millones de niños se salvarían de la poliomielitis. A la una y media de la tarde, el científico suspendió su visita a los puestos de vacunación para ir a almorzar con el ministro de Salud a Ancón. Después, fue a descansar. Al día siguiente, el lunes 25 de enero de 1966, visitó el Instituto Nacional de Salud (INS), almorzó con el presidente Belaunde en la Base Naval de la isla San Lorenzo y paseó en el yate presidencial.
A las 6 de la tarde, Albert Sabin dejó Lima y se fue a México. Antes que su avión despegara, el reconocido médico fue despedido por el ministro de Salud y otros dirigentes de esa cartera en el aeropuerto limeño. Ahí solo tuvo palabras de aliento para los científicos, médicos y enfermeras del país. Ese día, también dejó una carta de despedida a los trabajadores del INS. Así terminó su travesía por el Perú. Una visita que la realizó para impulsar la vacunación masiva contra la polio hace más de 50 años.
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