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Alfonso Barrantes: A 20 años de la partida del alcalde ’Frejolito”

Fue uno de los alcaldes de Lima más populares de las dos últimas décadas del siglo XX, al punto de que su nombre Alfonso Barrantes Lingán compitió con su inolvidable apelativo popular. Murió el 2 de diciembre del 2000.

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Alfonso Barrantes visita asentamientos humanos en Lima. Fue muy popular en los años 80: alcalde Lima en el periodo 1984-1986; y candidato presidencial en 1985 y 1990. (GEC Archivo Histórico)
Alfonso Barrantes visita asentamientos humanos en Lima. Fue muy popular en los años 80: alcalde Lima en el periodo 1984-1986; y candidato presidencial en 1985 y 1990. (GEC Archivo Histórico)
Carlos Batalla

En el pueblo de San Miguel de Pallaques, en Cajamarca, Alfonso Barrantes nació el 30 de noviembre de 1927. Estudió la primaria en el colegio San Ramón de Cajamarca y secundaria en el San Juan de Trujillo. Luego, Filosofía, Educación y Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), dedicándose en paralelo a la vida política estudiantil. Era un hombre de baja estatura, parsimonioso, pero al mismo tiempo de una gran agudeza mental e ingenio popular.

Provenía de una familia muy religiosa, y en su caso mantuvo un apego muy fuerte a su madre, por cuya muerte en tiempos universitarios mantuvo un riguroso luto por 10 años. Por ello se ganó el apodo de “Cuervo”. Es por eso que Barrantes no bromeaba ni era irónico cuando exclamaba en la lucha política algunas frases como: “Que Dios nos libre de la intolerancia” o “Que sea lo que Dios y las bases de Izquierda Unida quieran”.

Luego de una primera juventud ligada al Partido Aprista Peruano (PAP), donde llegó a ser dirigente de la FUSM y ser protagonista del rechazo sanmarquino a la visita de Richard Nixon (entonces vicepresidente de EE.UU.), en los años 60 Barrantes se acercó al movimiento de izquierda en el Perú. Su intensa vida política lo llevó a la experiencia carcelaria en la isla penal “El Frontón” en 1963.

Alfonso Barrantes con Richard Amiel (PPC), Alfredo Barnechea (APRA) y Alfonso Grados Bertorini (AP) en el debate electoral para los comicios municipales de 1983. (Foto: GEC Archivo Histórico)
Alfonso Barrantes con Richard Amiel (PPC), Alfredo Barnechea (APRA) y Alfonso Grados Bertorini (AP) en el debate electoral para los comicios municipales de 1983. (Foto: GEC Archivo Histórico)

En 1978 fundó la Unión Democrática Popular (UDP), pero dos años más tarde, en 1980, creó la Alianza Revolucionaria de Izquierda para postular a la alcaldía de Lima, pero el proyecto no prosperó. Con la llamada Izquierda Unida (IU) fue que el objetivo edil se consiguió. Luego de una intensa campaña electoral ganó la alcaldía de Lima el 13 de noviembre de 1983. Cumplió el periodo 1984-1986.

UN SEÑOR ALCALDE

Su cercanía con la gente de los barrios populares, donde implementó el famoso y aun recordado programa del Vaso de Leche, llevó a que la gente le pusiera un nuevo apodo: ya no el oscuro “Cuervo” sino el festivo “Tío Frejolito” o “Frejolito”, sencillamente. Barrantes era, pese a todas las críticas desde los sectores conservadores hasta las amenazas del grupo terrorista Sendero Luminoso, un hombre del pueblo, identificado con este. Pasó a la historia como un alcalde honrado y trabajador. Que se sepa, nadie pudo demostrar alguna irregularidad directa en su gestión municipal.

Con la misma IU, en 1985, postuló a la presidencia de la República; pasó a la segunda vuelta, pero luego renunció a participar en esta al no ver muchas opciones, dejando así la cancha libre al candidato aprista Alan García. En 1990 volvió a ser candidato presidencial, pero ya su figura, si bien recordada, no generó mucha expectativa. Eran tiempos para otros políticos.

En 1992, la IU se acabó. Mantuvo un perfil bajo durante esos primeros años de la década de 1990. Hasta que descubrió que desarrollaba un cáncer de páncreas. Su vida cambió y se concentró en curarse.

LA MUERTE LO ACOSÓ

Al mismo tiempo que el Perú caía en su peor crisis política por la re-reelección de Alberto Fujimori y en una complicada situación económica, Barrantes vivía su propio drama. Aun enfermo, el líder de izquierda viajó a Cuba para participar en el Segundo Encuentro Internacional de Solidaridad con ese país, a inicios de noviembre del 2000. Allí se sintió mal y tuvo que quedarse o ya lo había pensado así desde que emprendió vuelo a la isla. Entonces, el político de izquierda se sometió a varios exámenes en Cuba. Pero la cirugía decisiva al páncreas ocurrió el 13 de noviembre del 2000.

Barrantes ya sabía de los vladivideos y de la crisis del gobierno fujimorista, pero no estaba aún recuperado de la intervención quirúrgica cuando, el 16 de noviembre, Alberto Fujimori renunció al cargo presidencial y Valentín Paniagua lo reemplazó como jefe de Estado el 22 de ese mismo mes.

En la imagen, Barrantes conversa cordialmente con uno de sus mejores imitadores en la televisión peruana, Guillermo Rossini.
En la imagen, Barrantes conversa cordialmente con uno de sus mejores imitadores en la televisión peruana, Guillermo Rossini.

No obstante, se fue recuperando en esos primeros días de democracia con Paniagua en Palacio de Gobierno. Se distraía seguramente con esas noticias de su tierra; se animaba, sin duda, ese 1 de diciembre, cuando de “Frejolito” o Barrantes se decía en los cables que “se recupera satisfactoriamente en un hospital cubano de una intervención quirúrgica”. Había pasado de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) a un ambiente de terapia intermedia. Incluso, las noticias señalaban que “ya está conversando y había recibido algunos alimentos”.

Pero las cosas cambiaron de un momento a otro. Su salud se complicó. Y la noche del 2 de diciembre del 2000, hace 20 años exactamente, el ex alcalde de Lima, Alfonso Barrantes Lingán, murió en el Centro de Investigaciones Médico-Quirúrgico de La Habana, en Cuba.

LA IMAGEN QUE DEJÓ

El impacto en el Perú fue de inmediato cubierto por la prensa. La sensación general era que Alfonso Barrantes había sido “un hombre que defendió la democracia”. Y esto no solo lo decían sus partidarios de la izquierda sino también todos los políticos con los que polemizó y se confrontó en numerosos debates electorales.

El ex congresista Alfonso Grados Bertorini (Acción Popular) recordaría “su sentido del humor muy fino que, por su experiencia, sabía aplicar en sus presentaciones públicas”. Por su lado, el entonces regidor de la Municipalidad de Lima, Michael Azcueta, indicó que hasta el último momento se había mantenido informado de la situación política peruana.

El congresista izquierdista Henry Pease, su ex teniente alcalde, indicó que fue uno de los alcaldes más honrados que tuvo el país. “Después de más de diez años de su gestión, nadie ha podido presentar una denuncia sobre su gestión. Él demostró que el camino de la honradez es el único que tiene vigencia”, dijo.

También el flamante presidente Valentín Paniagua lamentó su deceso en un comunicado oficial: para él, Barrantes había sido “el líder histórico del socialismo democrático en el Perú”; además de un “pionero de la democracia, cuya existencia estuvo consagrada a la búsqueda política de soluciones consensuadas para la problemática del país”.


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