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Pequeños héroes nacionales: cuando 5 jóvenes rescataron a un desaparecido piloto de la FAP utilizando un ingenioso plan
Este heroico acto sucedió a finales de mayo de 1968. Esa vez, los menores salvaron la vida del piloto Fernando Melzi Parodi, quien estrelló su helicóptero y estuvo desaparecido por dos días en Chosica. Los pequeños valientes fueron homenajeados posteriormente por las Fuerzas Armadas.
El mismo día que se rindieron homenajes a don José de San Martín y Ramón Castilla en nuestra capital, cinco menores peruanos se convirtieron en héroes de manera increíble. El 25 de mayo de 1968, los valientes pequeños le salvaron la vida a un piloto de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) que había estrellado su helicóptero en un cerro de Santa Eulalia, cerca de Chosica. El comandante de las Fuerzas Armadas estuvo perdido durante dos días. Lo sorprendente fue que los niños héroes lo encontraron luego de planificar una búsqueda por su propia cuenta.
Era la mañana del jueves 23 de mayo de 1968, cuando el comandante FAP Fernando Melzi Parodi y su copiloto, el alférez Carlos López Alvarado, subieron a un helicóptero Bell para realizar un vuelo de prueba. El despegue de la máquina se realizó sin complicaciones. A las 10 y 30 de la mañana, cuando la aeronave pasaba por el cerro Dato Viejo, en Santa Eulalia, el motor comenzó a fallar, produciéndose un descenso abrupto de la máquina hacía el rocoso suelo de una quebrada. Lo peor estaba por venir.
Ya cerca del suelo, el piloto le ordenó a López lanzarse para salvar su vida. Con un movimiento acrobático, el alférez logró salir de la nave. Segundos después, esta chocó en terreno desértico. Melzi Parodi perdió el conocimiento con el golpe a tierra. Desde ese momento, la torre de control no supo nada de ellos. Al ver a su compañero inconsciente, López Alvarado fue en busca de ayuda y caminó por más de 20 horas por las desoladas quebradas de la zona hasta llegar a la Comisaría de Chosica.
Allí informó a los policías de su compañero herido y fue atendido de las múltiples contusiones que presentaba. Minutos después, varios helicópteros de rescate salieron hacía el lugar del accidente, en donde solo encontraron la nave destrozada. El cuerpo del comandante Melzi había desaparecido. Tampoco había huellas de sangre. Su búsqueda se empezaba a complicar. No había ninguna pista que indicara a donde estaba el cuerpo del piloto.
La mañana del sábado 25 de mayo de 1968, El Comercio anunció la desaparición del piloto. Minutos después, a las 7 a.m., varios helicópteros del Escuadrón de Rescate, soldados de las Fuerzas Especiales del Ejército, miembros del Cuerpo Voluntario de Bomberos de Chosica y la Guardia Civil (GC), junto a perros policías, iniciaron la búsqueda por aire y tierra. Así empezó la denominada “Operación rastreo”.
Cerca de las diez de la mañana, uno de los helicópteros 614 que sobrevolaban la zona del accidente ubicó desde el aire al piloto desaparecido. Él estaba acompañado por cuatro menores: Ernesto Mendoza Medina (13) y los hermanos Friner (17), Domingo (13) y Hugo Porras Meza (18). Ellos hicieron señales de auxilio a la nave de rescate y limpiaron el terreno para su aterrizaje. Los jóvenes habían iniciado la búsqueda del comandante desde las cinco de la mañana de ese día. Ellos ingeniaron un increíble plan para encontrar al piloto. Además, les gustaba escalar los cerros de Chosica.
Para ejecutar esta idea, contaron con la aprobación de sus padres, quienes les surtieron de víveres y botellas de agua. Minutos después, llegaron los miembros de la Guardia Civil, el personal del Ejército y de la Fuerza Aérea del Perú. Luego, el comandante fue examinado y trasladado al Hospital Militar, en Jesús María, con una luxación en el tobillo derecho y lesiones en todo el cuerpo. Sin embargo, estaba fuera de peligro. Un milagro había sucedido. Los cuatro jóvenes se habían convertido en héroes peruanos.
Al llegar al hospital, Fernando Melzi descendió del helicóptero por sus propios medios. Después, fue cargado y colocado en una camilla para ser atendido de urgencia y quedarse hospitalizado. Allí dio detalles a la Policía de Chosica sobre el suceso. “El accidente se produjo cuando el motor empezó a fallar mientras volábamos cerca del cerro Dato Viejo”, explicó el maltrecho comandante.
También contó que él se había arrojado del helicóptero segundos después que su compañero. Sin embargo, perdió el conocimiento por varias horas al golpearse con el rocoso terreno de la quebrada. Luego, despertó aturdido y comenzó a caminar por la carretera en busca de ayuda. La caminata duró dos días, tomándose algunas horas de descanso al anochecer.
Es así como llegó a la quebrada Santa Rosa, donde fue ubicado por los menores. “Fue una odisea que duró 48 horas, agobiado por los cambios de temperatura, el hambre, la sed y el intenso dolor del tobillo derecho que tenía luxado”, dijo Melzi. Días después, el 27 de mayo de 1968, los cuatro menores fueron al hospital a visitar al comandante. Sin embargo, no pudieron hacerlo debido a que su médico le había prohibido las visitas.
Antes de irse desconsolados por no lograr su cometido, recibieron una buena noticia: la FAP los invitaba a una ceremonia en homenaje a su gran labor. En ese momento, los menores indicaron un curioso dato que se les había olvidado: su amigo Alberto Montellanos García también había participado del rescate, solo que al momento en que el helicóptero llegó, él se encontraba buscando agua para darle al piloto desaparecido. Esto fue corroborado por Melzi Parodi.
La mañana del martes 28 de mayo de 1968, los cinco menores fueron trasladados en helicóptero desde Chosica a la Base del Grupo Aéreo N°8, en el Callao. Allí fueron recibidos por el comandante FAP Oswaldo Cabrera, quien les enseñó las distintas aéreas del lugar. Luego, el coronel Dante Poggi Morán dio un discurso que finalizó con una frase: “Ustedes son los héroes de la batalla”.
Inmediatamente, el comandante Cabrera leyó unas palabras de agradecimiento escritas por el piloto rescatado y disfrutaron de un almuerzo. También se les entregó sobres cerrados con dinero, una tela personalizada con sus nombres y cajas con juegos de salón. Cuando estaban a punto de regresar a casa, recibieron unas tarjetas de recuerdo firmadas por el comandante rescatado con un mensaje personal para cada uno. Es así como estos cinco jóvenes se volvieron héroes peruanos hace más de 50 años.
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