La nota publicada en la versión papel de este diario el último miércoles se llama: “El niño de la mochila azul”. Un titular que solo responde a la inocencia.
El proceso de producción de Retrovisor, la contra multimedia de todos los días en El Comercio incluye al menos diez ojos y ocho manos. Redactores, editores, correctores de estilo, periodistas expertos en la memoria del archivo. Cada tanto, al decidir una imagen, pensamos en lo increíble que sería que el protagonista de la foto se reconociera y regresara a ese momento.
Hasta que pasa, como hace unas horas. Gracias a la maravilla del correo electrónico.
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El señor Adolfo Valderrama Bielich es el niño de la mochila azul. Tenía entonces 5, 6 años, había estudiado antes en el nido Pulgarcito de Miraflores y en la escuelita del barrio Santa Teresita del Niño de Jesús en la esquina de Osma e Independencia. Recuerda con detalle la escena en que un reportero gráfico de El Comercio se acercó a la puerta del San Luis de Barranco para hacer esta foto. Sesenta años después de ese día, su memoria es un lujo que aquí compartimos.
“Fue mi primer día de clases en el San Luis de Barranco y los que bajaban decían que había un periodista tomando fotos y todos lo saludaban. Yo era uno de los últimos y pensé en algo que no habían hecho los otros. El fotógrafo estaba al frente y todos los que salían del bus gritaban: ¡Que salte! Entonces el señor, con su cámara inmensa y su flash redondo, se corrió a la izquierda y los otros dijeron: ¡¡¡Yaaaa!!! y listo. Además nadie sabía exactamente para qué era o si nos iban a enseñar las fotos. Quisiera calcular qué día se publicó porque yo recuerdo algo en el domingo y que había mucha gente en la casa. Yo vivía en Malecón Osma 280.
Para ubicarnos en la historia —continúa—: El año anterior había sido el asesinato del Presidente Kennedy y la inauguración del parque que llevó su nombre. En 1964 también pasó por la Av. De Osma el Presidente Charles de Gaulle con el Presidente Belaúnde en carro descubierto, rumbo a la visita a la Escuela Militar de Chorrillos. Y los compañeros del San Luis coleccionaban las figuras del exitoso boxeador Mauro Mina, a quien luego conocería en Los Paujiles”.
Sobre su interesante artículo, debo mencionar que yo usaba la gomina Fixina, que olía a fresa”.
El correo termina con un generoso inventario de fechas y datos cuya precisión pertenecen a una enciclopedia. Los siguientes siete años los pasó en el Liceo Naval, donde compartimos el anhelo de ingresar a la Marina. Terminó secundaria en el Colegio Militar Leoncio Prado. Estudió en la Universidad de Lima y se graduó de Economista. También pasó por ADEX y ESAN y trabajó en la empresa privada y ad-honorem en la FENTA. “En el 2002 —dice—, emigré a los EEUU donde conseguí una Licencia de profesor de Matemáticas y Español. Del 2006 al 2015 estuve viviendo en Maui, Hawái y actualmente hago consultoría en energía renovable en Denver, Colorado”.
Esa fue la vida del niño de la mochila azul. Así de fantástica, como la de tantos otros muchachitos.
Cuando anoche, muy tarde, escribí la última línea del texto mientras terminaba las clases del colegio con mi hijo Mateo, de cuarto de primaria, esperé que al día siguiente ocurriera el milagro de que ese pequeño de la foto de 1964 la viera.
Un milagro en los tiempos en que nadie cree en los milagros. Adolfo Valderrama Bielich, desde Denver, Colorado, lo hizo posible.
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Diseño: Armando Scargglioni
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