A los 73 años, Aurelio Miró Quesada de la Guerra fue sorprendido por la muerte mientras laboraba en su escritorio personal en casa. Aunque destacó como ingeniero, su pasión por la tinta y el papel lo atrajo desde temprana edad. Ingresó al diario decano desde su juventud, encargándose inicialmente de la correspondencia de suscriptores de provincias, marcando así el inicio de una prolífica carrera en el periodismo.
Miró Quesada de la Guerra aplicó en el periodismo los principios de la ingeniería: reforzó el prestigio y la confianza (imagen), le dio estructura a la veracidad y a la objetividad (ética) y consolidó una clara y transparente línea editorial. Su dedicación a la excelencia y sus habilidades profesionales se reflejaron en su trabajo, beneficiando tanto al diario como a sus lectores.
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“Muere Don Aurelio Miró Quesada durante la realización de sus labores, entregado a la meditación y a la lectura. Él, que simbolizó un tesonero esfuerzo por el bienestar de los demás, que proclamó y practicó la austeridad de la conducta y la supremacía del espíritu, mantuvo el suyo siempre vigoroso como si estuviera alentado por un cuerpo en perenne juventud”, dijo la nota publicada al día siguiente en el diario decano.
Aurelio Miró Quesada de la Guerra tomó las riendas de El Comercio tras el trágico asesinato de su hermano Antonio en 1935. Durante su liderazgo, se implementó un servicio especializado para la cobertura de los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936. Además, el 27 de noviembre de 1937, el diario celebró la publicación de su edición número 50 mil, marcando un hito significativo en su historia.
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En mayo de 1939, El Comercio conmemoró su centenario con un suplemento especial, cuidadosamente dirigido y elaborado por Aurelio Miró Quesada de la Guerra, en colaboración con sus hermanos Luis y Óscar, y bajo la coordinación de su hijo, Aurelio Miró Quesada Sosa.
En septiembre de ese año (1939), el estallido de la Segunda Guerra Mundial fue meticulosamente cubierto en las páginas de El Comercio, detallando las principales batallas entre los Aliados y las fuerzas del Eje. Además, en mayo de 1940, tras el devastador terremoto que sacudió el Perú, el periódico desplegó una amplia cobertura gráfica e informativa en una Edición Especial, publicada horas después del suceso.
Aurelio Miró Quesada de la Guerra, nacido el 3 de febrero de 1877, fue el tercer hijo y segundo varón de José Antonio Miró Quesada y Matilde de la Guerra. Completó sus estudios superiores en la Escuela de Ingenieros del Perú, obteniendo su título de ingeniero civil el 23 de junio de 1899.
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Comenzó su carrera profesional en la Negociación Minera de Backus y Johnston, ubicada en Casapalca, en las alturas de la sierra de Lima. Más tarde, viajó a Europa para realizar estudios de perfeccionamiento en París y Amberes. En esta última ciudad, contribuyó al servicio del país trabajando en el Consulado General del Perú.
Al regresar al Perú, se destacó como el impulsor del Plano Regular de Lima en su papel como director del Departamento de Obras Públicas del municipio limeño. Además, fue responsable de la modernización del Jirón de la Unión mediante la pavimentación con concreto asfáltico, desde la Plaza de Armas hasta la Plaza San Martín. También desempeñó un papel fundamental en la remodelación de la avenida La Colmena.
Aurelio Miró Quesada dejó un legado imborrable en la historia del diario decano de la prensa peruana. No solo supervisó la inauguración del nuevo local del diario en 1924, sino que también lideró su expansión empresarial. Su influencia se extendió más allá del periodismo, participando activamente en la Sociedad de Ingenieros del Perú y el Cuerpo Técnico de Tasaciones del Perú durante más de cuatro décadas.
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En 1943, su contribución a la ingeniería fue reconocida cuando el Cuerpo de Ingenieros de Minas lo designó socio honorario. Además de su destacada labor profesional, compartió su experiencia como docente en la Escuela de Ingenieros, donde poco antes de su muerte había celebrado sus Bodas de Oro en la profesión.
Casado con Rosa Sosa, su familia incluía a José Antonio, Beatriz, Pepita y Aurelio Miró Quesada Sosa, este último continuaría el legado familiar como director de El Comercio.
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