A diario cientos de personas pasan por el frontis de la Basílica de María Auxiliadora, ubicada en Breña, sin percatarse del valor histórico, cultural, religioso, educativo y artístico que posee. Estos valores fueron reconocidos, el 24 de mayo pasado, por el Ministerio de Cultura cuando fue nombrada Patrimonio Cultural de la Nación.
Asimismo durante la ceremonia fue develado, en la fachada del templo, el Escudo Azul de la UNESCO logrando así su protección especial. Con este emblema quedó validada, oficial e internacionalmente, la condición de la Basílica como patrimonio cultural.
Para lograr este reconocimiento un equipo de la Congregación Salesiana, liderado por el historiador, David Franco Córdova, hizo una investigación exhaustiva en los archivos de la institución religiosa para así sustentar su valor histórico. A pesar de la pandemia, las gestiones se realizaron en estrecha coordinación con Prolima, las municipalidades de Lima y Breña; así como, con el Ministerio de Cultura.
La Basílica de María Auxiliadora constituye un hito urbano para Lima, pues fue la estructura más alta de la ciudad hasta 1957 cuando se construyó el edificio del entonces ministerio de Educación. Asimismo es un referente de la arquitectura religiosa republicana. Su diseño rompió el molde de los templos virreinales para dar paso a estructuras modernas que incluían torres muy altas.
Para David Franco Córdova la trascendencia de la Basílica de María Auxiliadora comienza desde su construcción en 1916. La Congregación Salesiana abrazó la idea del Nuncio Apostólico, Angel Jacinto Scapardini, de edificar un templo para conmemorar el Centenario de la Independencia del Perú.
El padre salesiano Carlos Pane se encargó de la recaudación de fondos para su construcción. El éxito de la cruzada se debió justamente a la declaración del templo como homenaje nacional por el Centenario. La obra estuvo en manos del arquitecto italiano Ernesto Vespignani quien diseñó el templo con tres naves y una torre mayor de 56 metros de altura y cuatro de menor tamaño.
David Franco nos cuenta: “revisando los archivos históricos encontramos unos escritos de Vespignani en los que afirma: ‘Lima es la ciudad de proyectos inconclusos’. El encontró los proyectos del Congreso y la nueva cárcel de Lima todos sin terminar. Allí reseña una serie de proyectos que comenzaban con bombos y platillos pero que en el camino quedaban truncos”.
Para el 28 de julio de 1921 el edificio no estaba techado. La inauguración se hizo a la intemperie. El padre Carlos Pane ya había tenido un fracaso en otro proyecto arquitectónico anterior. En 1900 el sacerdote salesiano se encargó de la construcción de una pequeña capilla María Auxiliadora, que fue demolida. Seis años más tarde decidió construir un templo más grande. A pesar del apoyo institucional y económico el proyecto fracasó. Cuando le encargaron este tercer proyecto, Pane apuntó a lo más alto y por ello convocó al arquitecto Vespigliani.
El padre Pane no se dio por vencido y planteó que el templo estaría listo para el Centenario de la Batalla de Ayacucho en 1924, otra fecha clave de nuestra Independencia. Esta vez la inauguración se realizó en el tiempo planteado.
La ornamentación del templo tomó un siglo y ha sido dividida en cinco etapas. En la primera se dotó al templo de lo necesario para su funcionamiento. De esta etapa quedan la cruz y campanas de bronce hechas en Lima y Milán respectivamente y una escultura en madera de María Auxiliadora traída de Europa en 1921. Tiene un gran valor artístico y espiritual. Hasta hoy en día muchos fieles llegan a la Basílica buscando esa imagen procesional.
La segunda etapa fue la más ambiciosa (1926-1940). Una delegación viajó a Europa para realizar contratos e implementar la ornamentación del templo solo con piezas importadas de casas europeas en especial la italiana.
El piso de mármol, 28 vitrales, el baldaquino y el órgano Tamburini, que aun es utilizado en ocasiones especiales, destacan en esta etapa. Además figuran 14 lienzos que representan los misterios del rosario pintados por Giuseppe Cassioli. Este artista era muy requerido en su tiempo. El Comité Olímpico Internacional le encomendó realizar el relieve escultórico de la victoria alada que se encuentra en la parte posterior de las medallas de los Juegos Olímpicos.
En la tercera etapa, comprendida entre 1940 y 1962, los artistas peruanos cobraron mayor protagonismo. La estatua de María Auxiliadora, que está en el frontis del templo, fue realizada por el escultor arequipeño Natalicio Delgado. En el interior están los altares del Señor de los Milagros, Sagrado Corazón de Jesús y Santa María Matzzarello.
En 1962 el papa Juan XXIII declaró al templo de María Auxiliadora como Basílica Menor. Es el máximo título que puede aspirar una edificación religiosa fuera de Roma. Así este edificio se convirtió en el único templo republicano con esa distinción. Otras basílicas en Perú tienen 200 años de antigüedad. Pero existió un elemento importante para su designación.
“El 24 de mayo de 1940 ocurrió el terremoto más devastador de Lima. La fecha coincidió con la celebración de la Virgen María Auxiliadora. Cuando la tierra comenzó a temblar el templo estaba abarrotado de gente. A pesar de las rajaduras en paredes y daños estructurales no se registró ni un solo herido ni fallecido.
Entonces la Arquidiócesis tomó este hecho, registrado y documentado en las crónicas escritas por los salesianos, como signo de la protección de la Virgen en este lugar. Con este hecho religioso sumado a las características arquitectónicas del templo se logró que sea nombrada Basílica Menor”, nos explica David Franco.
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Para la cuarta etapa (1964-2007) se dejó a un lado la ornamentación para dar paso a objetivos relacionados al bienestar social de sus feligreses. Se construyó escuelas, comedores y cooperativas parroquiales. Además se incorporó el altar de San Martín de Porres. En la quinta etapa (2008-2017) se realizaron trabajos de restauración y se colocó la última pieza de la ornamentación.
“En 2017 se inauguró la última pieza faltante: un mosaico con la escenificación de la coronación de la Virgen María en el cielo. Este se debía ubicar en la bóveda coronando la nave central. Por diversos motivos no se hizo en su momento. Cuando se realizó la investigación histórica para la restauración del templo se redescubre el proyecto y las autoridades de la congregación aprobaron su realización”, nos cuenta David Franco.
En estos tiempos de pandemia, la Basílica de María Auxiliadora está abierta al público con aforo limitado de dos personas por banca. Para la fiesta de la Virgen, realizada el 24 de mayo, se programaron varias misas para las decenas de devotos que llegaron hasta el templo.
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