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‘El Loco’ Ureta: los secretos del inolvidable actor cómico y lo que Augusto Ferrando dijo de él a 40 años de su muerte
Tenía en su ropero un mundo de disfraces. Era un histrión, un malabarista del gesto y un ilusionista de la voz. El talento de César ‘El Loco’ Ureta animó la televisión peruana desde mediados de los años 60 hasta inicios de los años 80. Murió el 9 de octubre de 1982.
La televisión peruana, que nació a fines de la década de 1950, comenzó con programas cómicos que rescataban lo que se hacía en la radio. Pero, con el paso de los años, estos adoptaron mejor el lenguaje de la TV. en sus sketches y así surgieron programas más originales como “Estrafalario”, de gran éxito y sintonía en los años 70, que producía Felipe Sanguinetti, en el Canal 7 (televisora estatal). En ese universo cómico de calidad, destacó una generación de “jóvenes valores” como Guillermo Rossini, Román ‘Ronco’ Gámez, Alicia Andrade, Cayo Pinto y, por supuesto, el inigualable César ‘El Loco’ Ureta.
César Ureta de las Casas (1945-1982) imitó con regusto expresionista a personajes marginales, a seres monstruosos como el ‘Hombre Lobo’ o ‘La Momia’, pero también a las divas de la nueva ola italiana. Con los años, debió acostumbrarse a que en la calle le gritaran “Loco” y algunos amigos “Locureta”. Una sonrisa lo libraba del cargamontón público.
CÉSAR URETA: TODO INICIO ES DURO, PERO ÉL LO HIZO DIVERTIDO
Su carrera se inició en 1963, cuando su esmirriada figura apareció en los cines de barrio de Breña, distrito limeño donde vivía. Trabajó luego en radioLa Crónica, en el programa Loquibambia, donde conoció a Tulio Loza, Piero Solari, Alex Valle y Guillermo Rossini.
El mundo de la comicidad era su vida y la televisión le abriría sus puertas. En ella se empeñó en parodiar, entre otros, a las ganadoras del Festival de San Remo, Rita Pavone y Gigliola Cinquetti. A fines de 1969 participó en Teleloquilandia del Canal 4, en donde destacó su recordado aullido “¡aúa, aúa, tutú, tutú, buenas noches los pastores, brrrrr!”.
Pijama a rayas, ojos desorbitados y bacinica en la cabeza eran suficientes para desternillar de risa a la audiencia de esos años; algo que aliviaba en el público las tensiones que imponía el régimen dictatorial del general Velasco Alvarado.
‘El Loco’ Ureta experimentó en una “estética de la fealdad”, desde su breve paso por Histrión, y si bien había trabajado en el programa El Tornillo (1968-1976) y otros proyectos televisivos como La Tuerca, La Matraca y la mencionada Teleloquilandia, el conocidísimo Estrafalario (1976-1980), de Canal 7, fue el que marcó su carrera artística. Allí, en esos camerinos de Santa Beatriz, confeccionaba su propio vestuario, y allí también hizo eterna su imitación de Rita Pavone.
Ureta era un camaleón de la parodia, del sketch breve; por eso, en 1979, en el apogeo de Estrafalario, el calvo más querido de la televisión peruana halló su mejor momento, y en algunas entrevistas el imitador decía que se sentía “una persona feliz”.
En enero de 1980, el Canal 7 cerró el programa y casi todo el elenco pasó al nuevo engreído: Risas y Salsa, de Canal 5, que se emitió desde el 4 de octubre de ese año, con el argentino Aldo Vega en los libretos. El programa de Panamericana Televisión se trasmitiría los sábados, a las 8 de la noche. Hora estelar de la TV. peruana.
Pero César Ureta participó antes en algunas secuencias con su prima Sonia Oquendo, en el programa del Canal 4 que ella tenía con Rulito Pinasco, El Show de Rulito y Sonia (1981-1982). No obstante, estaba claro que lo suyo era la imitación pura, por eso voló para integrarse al grupo de Risas y Salsa en cuanto pudo.
LA VOZ DIRECTA DE CÉSAR ‘EL LOCO’ URETA
En pleno apogeo y dominio de su talento en Risas y Salsa, César Ureta dio una larga entrevista al diario El Comercio, que se publicó el 30 de noviembre de 1981. Allí dijo cosas interesantes y bien pensadas sobre el arte de la comedia, la comicidad y la televisión.
“No pienso llegar a ser un Mario Moreno ‘Cantinflas’ ni menos un Charles Chaplin. No he estudiado en ninguna escuela de arte; todos los conocimientos que tengo son innatos. Yo creo que el actor nace, no se hace, a pesar de que económicamente la profesión del artista no es muy rentable”, confesó al diario decano.
En esa extraordinaria entrevista, Ureta se aventuró a indicar cuáles habían sido o eran sus “mejores imitaciones”. Ante la pregunta inesperada del reportero, el genial cómico se atrevió a decir que la mejor es la de ‘El Loco’, ‘Rita Pavone’, ‘Dámaso Pérez Prado’ y ‘Frankenstein’. Esas cuatro imitaciones eran las más fuertes que tenía, admitió, tras asegurar que estuvo a punto de viajar a Italia por su “réplica” de Pavone. Pero ese añorado viaje nunca se realizó.
Ureta contó una anécdota curiosa y poco recordada: había trabajado con Tulio Loza, poco antes de entrar a Estrafalario: “Ingresé a trabajar en el ‘Show de Tulio Loza’, en Canal 5, haciendo de segundo del secretario de ‘Camotillo Tinterillo’. Luego pasé a ‘Estrafalario’ en el 7″. Sobre sus aficiones, lejos de los escenarios del teatro show y la televisión, un inquieto César dijo: “Me dedico a fabricar calcomanías vitrificables, llaveros acrílicos, utensilios de porcelana y también soy dibujante y fotógrafo, pues cuento con mi equipo propio”.
César Ureta era consciente de su condición de artista en un país como el Perú, que no lo valoraba como él y muchos otros artistas merecían. “Esto lo realizo como un ingreso más porque como usted sabe, por desgracia en nuestro país el trabajo de un artista no es estable”, afirmó, algo desconsolado.
LOS ÚLTIMOS AÑOS DE ‘EL LOCO’ URETA. LO QUE DIJO FERRANDO DE ÉL
Ya en Risas y Salsa volvió a ser Rita Pavone y a regalarnos a un graciosísimo rey del mambo, ‘Dámaso Pérez Prado’. Hizo infaltables a sus queridos monstruos como ‘Frankenstein’ y al sketch ‘El Loco’, en el que asumía a un personaje esperpéntico, que no era más que una creativa parodia fonomímica del tema “El Loco”, del cantante español Luisito Rey.
Ureta provenía de una familia de actores: no solo estaba Sonia Oquendo, sino también las hermanas Gloria María y Liz Ureta Travesí, y Regina Alcóver (incluso Fernando Larrañaga, que triunfaba en México); todos ellos fueron sus primos. Pero nunca actuó a su lado. “La razón es muy sencilla”, dijo en la entrevista de 1980, “ellos hacen la parte seria del espectáculo, y yo en cambio soy humorístico, y aunque a veces he actuado con algunos miembros de la familia, no hay manera de que pueda ser esto permanentemente”.
César Ureta era de una personalidad única. Así lo recordaba otro personaje de la TV. peruana, que le dio trabajo en su peña, Augusto Ferrando. El 28 de marzo de 1998, el periodista Mario Camposde El Comercio entrevistó al animador que ya había renunciado, en 1996, a su popular programa “Trampolín a la Fama” (Canal 5). Y, por supuesto, hablaron brevemente de César Ureta ‘El Loco’.
—César Ureta, “El Loco”, fue un extraordinario actor cómico que se formó contigo. ¿Es verdad que lo amarrabas a las funciones de tu Peña?
Sí. Es que era un palomilla y no dejaba a sus compañeros actuar tranquilamente. Lo amarraba con una soga hasta que le tocara salir, y después lo volvía a amarrar. Era un palomilla, pero un artista extraordinario.
—¿Y qué les hacía a sus compañeros?
Los fregaba cuando estaban actuando. Se ponía a un costado de los telones calato, con una toalla y una escoba, y los muchachos no podían trabajar tranquilos. Por eso lo amarraba.
César Ureta no tuvo hijos, pero estuvo casado con Palmira da Silva, una mujer de la selva, de Iquitos, quien lo acompañó hasta el último momento de su vida. Eso ocurrió el sábado 9 de octubre de 1982, cuando lo venció un paro cardiaco, en plena operación en el Hospital Naval, donde había ido por una apendicitis aguda.
Horas antes había estado en el Callao, justamente en La Peña Ferrando, donde había trabajado desde 1967. El mito dice que había almorzado un ceviche en mal estado en Breña, su viejo barrio, y que eso complicó su cuadro clínico. La suya fue una vida breve, que abarcó solo 37 años.
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