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| Crónica
El cometa que causó gran histeria en el Perú en su paso en 1910 y que fue un espectáculo en 1986 | FOTOS
A propósito de la cercanía a la Tierra del cometa C/2022 E3, más conocido como “Cometa Verde” por la luz que expide y que vuelve a la Tierra, según los especialistas, luego de 50.000 años, rememoramos las dos últimas visitas del viajero espacial más popular del mundo: el cometa Halley, que retorna cada 75 o 76 años. Un cometa más cercano a nosotros en tiempo y espacio.
La penúltima visita del cometa Halley ocurrió el 18 de mayo de 1910 y fue una de las más dramáticas que vivió la humanidad. En el Perú, el cuerpo celeste fue avistado a las 9 de la noche de aquel día. Uno de los temores más graves que trajo su visión tuvo que ver con su larguísima cola: se temía que esta “azotara” el planeta. El Comercio te hace recordar esta historia, a propósito de la cercanía a la Tierra del cometa C/2022 E3, más conocido como “Cometa Verde”.
Para mucha gente de 1910 eso sería el “fin del mundo”, la extinción total. Los peruanos no fuimos ajenos a esa “noticia del año”, aunque permanecimos lejos del pánico que generó en otras partes. Ello fue así debido a la ponderación de diarios como El Comercio, que informó a partir de los datos científicos de la época. Pero el cometa Halley volvería en 1986, y esa vez se lo vio como lo que era: un cuerpo celeste de aparición periódica, que estaba bien estudiado, especialmente luego de la llegada del hombre a la luna en 1969.
El astrónomo inglés Edmund Halley (1656-1742) pudo calcular en 1705 la recurrencia orbital del cometa. Lo vio llegar a la Tierra en 1682, a sus 26 años; pero no llegó a verlo volver en 1759. Sin embargo, su entrega científica mereció que el cuerpo celeste que estudiaba llevara su apellido para toda la eternidad. El cometa Halley era un bólido: para su investigador más importante tenía una velocidad de 194.400 km./h. (hoy se establece que es de 112.000 km./h.).
El siglo XX lo recibió dos veces. El año de 1910 era su regreso, luego de su visita en 1835. Algunos hombres de ciencia europeos pronosticaron entonces que, de chocar con el Tierra, sería la peor tragedia de la humanidad, la definitiva. Astrónomos como el francés Camilo Flammarion sostenían visiones terminales para el mundo.
Según datos de la época, entre el 1 de enero y el 18 de mayo de ese “fatídico año” de 1910, ocurrieron más de 400 suicidios vinculados con la llegada del cometa, que cada 75 o 76 años reaparecía por el planeta azul. El Comercio se dedicó a explicar el tema a sus lectores, y en abril de ese año detallaba lo que eran exactamente los cometas y cuál era su trayectoria sideral, de forma gráfica, con esquemas que seguirían el recorrido del Halley desde el 1 de octubre de 1908 hasta incluso julio de 1910.
EL COMETA HALLEY DEL SIGLO XX: LA PONDERACIÓN ANTE EL TEMOR POPULAR
Entre el 17 y el 22 de mayo de 1910, el astro estaría más cerca de nuestro planeta, en un “roce” que intimidaba a muchos peruanos. El mismo 17 de mayo, un día antes del supuesto “choque”, El Comercio insistía en su explicación científica. La descripción se centró en la extensión de las colas de los diversos cometas que desde el siglo XIX habían pasado cerca del planeta.
El diario decano tranquilizaba a sus lectores al informar que la cola del Halley no tenía las dimensiones de otros cometas, que podían llegar -uno de ellos- a los “110 millones de kilómetros de largo”. La cola del Halley solo tenía 8 millones de km., aproximadamente. Y además se remarcaba que, últimamente, esta se presentaba algo debilitada o apagada.
En torno a las especulaciones de un choque con la Tierra, El Comercio señaló que los agoreros astronómicos deambulaban por esos días entre las “visiones novedosas” y la “jocosidad”. En la edición de la tarde, del 17 de mayo de 1910, era inevitable para el diario explicar la proyección de cómo sería un supuesto “golpe” terrestre.
“El choque de la Tierra con el núcleo sólido de un cometa, sería de consecuencias catastróficas. Se desarrollaría por efecto del choque un calor tan intenso, que las masas de los dos astros transformadas en vapor, constituiría en adelante una nueva nebulosa planetaria”, explicaban en esos años.
Sin embargo, se remarcaba –responsablemente- que en esa ocasión esa supuesta catástrofe estaba totalmente descartada. En la edición del 18 de mayo de 1910, se precisó la hora del avistamiento del cometa en el Perú: sería a las 9 de la noche y 8 minutos.
El 19 de mayo de 1910, al día siguiente de la jornada central, nadie había muerto tras el supuesto “fin del mundo”, pronosticado por algunos científicos apocalípticos. El Comercio publicó una nota con un titular tranquilizador: “El cometa de Halley… Y no fue nada”, en el que se realizaba una síntesis de cómo el mundo había recibido al temido astro.
“El sólo anuncio de su venida sembró, en el mundo todo, un temor congojoso, solo comparable al que a su vez debió conmover a los hipotéticos habitantes del cometa cuando sus hombres de ciencia y sus astrónomos les hablaron de un choque posible con la Tierra”, ironizó el articulista de entonces. “Entre el temor y la impotencia”, fue la frase resumen del diario decano. Nunca más precisa la expresión.
En varias partes del mundo se vendieron, con seguridad, miles de telescopios o lentes de aumento. El diario “La Nación” de Argentina tituló ese 19 de mayo: “El peligro del cometa desvanecido. Fracaso de los pronósticos terroristas”. El Halley se acercó a la Tierra, indicó la información de entonces, a solo 400 mil km. de distancia. Su letal cola ni por asomo se aproximó a la superficie terrestre. Sin embargo, muchos lo pensaron así y otros, lamentablemente, lo creyeron a ciegas y hasta se suicidaron al seguir sus miedos.
Hubo gente que se crucificó en los Estados Unidos; otros que sacaron provecho para vender folletos apocalípticos, constructores que proponían búnkeres recubiertos de cemento armado y placas de hierro. Una verdadera mezcla de histeria colectiva, desinformación científica y limitaciones de la tecnología de ese tiempo.
EL COMETA HALLEY DE 1986: EL REGRESO TRIUNFAL DE LA ANTIGUA PESADILLA
Pero otra historia ocurrió en febrero de 1986, cuando el Halley regresó a las cercanías de nuestro planeta. El tema se tomó con más tranquilidad, con más conocimiento. La cultura astronómica, luego de los vuelos espaciales realizados desde la década de 1950, había formado a ciudadanos mejor preparados para afrontar y responder a visiones apocalípticas. Ya nadie podía caer fácilmente en el mismo miedo de 1910.
En la actualidad, la “tragedia” del Halley de 1910 parece un cuento, una historia para contar a las futuras generaciones, casi una leyenda que se pierde en la memoria de los tiempos. Lo de 1986 fue distinto: esa vez pasaron muchas cosas en el Perú, pasaron cosas curiosas durante ese final del verano del 86, exactamente en el regreso del bólido luego de 76 años.
En su camino hacia la Tierra, el cometa Halley había golpeado la sonda japonesa Suisei, hecho que se reveló en la edición de El Comercio del 8 de marzo de 1986. Cinco días después, el 13 de marzo, se publicó una de las primeras fotos del núcleo del cometa, enviadas por el satélite europeo Giotto, que se acercó a 750.000 km. de distancia.
El diario decano informó sobre el interesante testimonio que dio un científico tripulante de la sonda espacial Giotto, quien aseguró, el 15 de marzo de 1986, que el cometa Halley era mucho más grande y oscuro de lo esperado, incluso más negro que el propio carbón.
Los preparativos en el Perú fueron diversos. El 23 de marzo de 1986 se informó que una poderosa máquina fotográfica, que hacía tomas de hasta una millonésima de segundo, sería instalada en Arequipa, al sur del Perú.
EL COMERCIO INFORMÓ EN DETALLE LA LLEGADA DEL COMETA HALLEY
El 4 de abrilde 1986, El Comercio informó que el profesor estadounidense Steven Darling, de 85 años, sería uno de los afortunados en contemplar dos veces el paso del cometa Halley. La primera vez sucedió cuando tenía 9 años, en 1910. Asimismo, se indicó que la primera foto al cometa desde tierra peruana, se hizo el 10 de marzo de 1986, desde Punta Pejerrey, en Paracas (Ica). Fue como el anuncio de la llegada del Halley.
Los destinos preferidos de los peruanos para observar al Halley fueron Cañete, Lunahuaná, Canta, Punta Pejerrey; así como Huarochirí, Manchay, Santa Rosa de Quives, Matucana y San Mateo. A esto se sumó una campaña del diario, donde se le indicaba al lector “cómo ubicar al Halley”, un esfuerzo editorial que animaba más a los jóvenes. “Ver el cometa Halley desde nuestra ciudad no es cosa fácil. Pero, unos cien kilómetros al sur de Lima, la situación mejora”, decía la nota de El Comercio del 9 de abril de 1986.
Allí mismo agregaba: “Los días más propicios fluctúan entre el viernes 11 y el 15 de este mes. Con el fin de orientar a nuestros lectores cómo ubicarlo, publicamos hoy la Carta Celeste Móvil del Halley, diseñada por el astrónomo Julio Rivera Castillo”. Al final de la nota se decía que “con este instrumento, que usted mismo podrá confeccionar, conocerá la posición y las horas en las que se observará el astro en el cielo”. Se trataba de recortar y pegar láminas siguiendo ciertas instrucciones. Muy oportuno.
La información del diario decano del 11 de abril de 1986, decía que el cometa alcanzaría ese día su distancia más próxima a la Tierra: 63 millones de kilómetros. El 12 de abril, El Comercio tituló: “El Halley ‘descolado’ provocó en el Perú una ola de fervor colectivo”, se refería así a la tan comentada “cola gigante del astro”, la cual resultó inofensiva tanto en 1986 como en 1910.
“Miles de curiosos, para tener qué contarles a sus nietos, invadieron prácticamente los campos y las playas donde, en la oscuridad de la noche observaron, a simple vista, o con prismáticos y telescopios, el astro luminoso en su mayor acercamiento”, contaba el diario.
Lima vivía en pleno toque de queda en esos momentos. Eran los años duros en que gobernó el aprista Alan García. Por ello mismo, durante el día central de observación los grupos de aficionados y curiosos partieron “desde Lima, a partir de las siete de la noche; huían del toque de queda y salían en varias caravanas festivas, con cientos de carros y miles de ojos, dispuestos a solazarse con la vista, ‘por una vez en la vida’, del Halley”, informó El Comercio (11/04/1986).
Asimismo, desde un canal de televisión se promocionaron también numerosas caravanas hacia el sur de Lima. El cielo despejado de esa zona era la mejor alternativa para lograr identificar al famoso visitante entre miles de estrellas y astros luminosos. En tanto, los especialistas sugirieron que en algunos casos era indispensable el uso de telescopios de cierto alcance para ubicar al cometa.
Muchos viajeros confiaron en su “buen ojo” o en aquellos que aseguraron que el fenómeno astronómico era identificable a simple vista. En medio de la emoción, algunos jóvenes imaginaron observar hasta dos cometas; todo se convirtió en un juego entretenido, aunque para los verdaderos aficionados a la astronomía fue un acontecimiento trascendental.
Así se vivió en el Perú el paso del cometa descubierto por Edmund Halley. La próxima llegada del solitario Halley será a fines del 2061 o a comienzos del 2062 (el próximo año 2024 estará a la mitad del tiempo de retorno). Una sola visita en el siglo XXI. Cosa de esperar, nada más. Y es poco, comparado con los otros 50.000 años que deberemos dejar pasar para que la humanidad (si aún estamos) pueda volver a ver al enigmático “cometa verde” de estos días.
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