Con fuegos artificiales y pachamanca: así se celebró la inauguración de puentes en la vía Expresa de Paseo de la República
La construcción de la vía Expresa de Paseo de la República demandó un gran presupuesto, pero también la dedicación de los obreros que hicieron posible su construcción. Los cinco puentes inaugurados en noviembre de 1966 fueron la muestra de que el ‘zanjón’ se hacía realidad gracias a su trabajo.
Antes de la gran inauguración de la vía Expresa de Paseo de la República, el 1 de julio de 1967, cinco puentes que unirían la ciudad dividida por su construcción fueron puestos al servicio del público. Todo ello fue posible gracias al esfuerzo de los obreros que trabajaron sin descanso en su edificación.
“Con el entusiasmo manifiesto de miles de automovilistas fueron abiertos el 11 de noviembre de 1966 para el tránsito vehicular los cinco primeros puentes del Paseo de la República”. Así resumía el diario decano la expectativa generada por esta obra vial nunca antes vista en el Perú.
La obra gestada por el entonces alcalde de Lima Luis Bedoya Reyes fue entregada a la colectividad sin ceremonia oficial alguna. Por esos días el Perú estaba a pocos días de ir a las urnas para elegir nuevas autoridades municipales. El popular ‘Tucán’ aspiraba a la reelección y se decidió no hacer la inauguración por considerarse un evento político electoral. Sin embargo, numerosos vecinos de las modernas construcciones se congregaron a observar el rápido y cómodo desplazamiento de los autos. Los pilotos de estos a su vez tocaron sus bocinas dando ambiente de fiesta al acontecimiento.
Los trabajadores que estuvieron a cargo de estas obras, por su parte, enfatizaron más la celebración y, en algunos casos, quemaron castillos de fuegos artificiales, cohetes e improvisaron pachamancas.
El automóvil 511544 y luego el automóvil 52960 fueron los primeros que oficialmente, cuando la policía de tránsito ordenó el retiro de las barreras, cruzaron el puente Corpac, con lo que se inició la apertura simultánea de los restantes.
Los cinco sólidos puentes de acero y concreto, constituían una parte del ambicioso plan de remodelación de la que se convertiría con el paso de los años en la arteria más importante de Lima. El costo de la ‘operación puentes’ ascendió a unos 16 millones de soles aproximadamente.
El puente Corpac medía 58 metros de largo por 27 de ancho; el Canadá 57 de largo por 27.30 de ancho; el de Iquitos 68 de largo por 10.40 de ancho y; el Isabel la Católica, 44 de largo por 18.80 de ancho.
El puente Javier Prado formaba parte de un sistema direccional de tipo Trébol, adoptado para ese sector del Paseo de la República. Su medidas eran 52 de largo por 41.60 de ancho.
Además de ellos habían otros tres puentes en plena construcción. Dos de ellos gemelos en la intersección con la avenida México y el restante en el cruce con la avenida República de Panamá.
“La primera etapa de las obras en Paseo de la República abarca desde el jirón Hipólito Unanue, en Lima, hasta la avenida Corpac en San Isidro. La remodelación del Paseo comprenderá en posteriores etapas hasta llegar al kilómetro 22 de la autopista a Pucusana”, informaba el decano en aquella ocasión.
El popular ‘zanjón’ solo llegó hasta la avenida República de Panamá y por ahora sirve de conexión con el circuito de la Costa Verde. La tercera etapa denominada vía Expresa Sur aun está en desarrollo. Se proyecta que unirá Barranco y San Juan de Miraflores en siete minutos.