Una gran catacumba, construida según los historiadores en el año 1600, y una laberíntica red de corredores se encuentran en el subsuelo del Palacio de Gobierno, la sede principal del Poder Ejecutivo.
Desde ese espacio nacen nueve túneles o pasillos secretos hacia lugares estratégicos de nuestra capital, según informó El Comercio tras una visita realizada por un grupo de periodistas que tuvo acceso privilegiado a estos ocultos recintos, el 25 de setiembre de 1981.
Estos pasajes, edificados con ladrillo y calicanto, y tapiados a principios del siglo XX, han logrado soportar los temblores y terremotos que azotaron la ciudad capital, como los de 1586, 1746 y 1970.
¿A dónde conectan estos túneles?
Uno de estos misteriosos corredores se enlaza con la Iglesia de San Francisco, mientras otro conecta la Casa de Pizarro con la Plaza del Congreso, donde funcionaba antiguamente el Tribunal de la Santa Inquisición. Un tercer pasillo atraviesa el río Rímac y llega hasta la Alameda de los Descalzos.
El director de prensa en 1981, Frank Valcárcel, ofició de guía durante la visita y explicó que no se tenía mayor información sobre los puntos a donde llegaban los otros seis túneles. Contó que tampoco se había determinado cuál fue el uso de estos pasajes secretos.
Según algunos estudiosos los túneles tenían básicamente dos objetivos: servir como refugio a los limeños ante un posible desembarco de piratas que atacaran la ciudad y como depósito de tesoros y objetos valiosos, reveló Valcárcel.
Asimismo, comentó que uno de estos corredores subterráneos alcanza los 80 metros de largo, por dos y medio de alto y dos de ancho.
También hallan cripta
En el laberinto de galerías que se fueron descubriendo bajo Palacio de Gobierno, también se halló una cripta en la parte inferior de lo que fue una huerta y hoy es el jardín posterior, reveló Luis Enrique Tord, director general del Instituto Nacional de Cultura.
El historiador y escritor advirtió que existen dos hipótesis sobre el destino que se le daba a dicha cripta.
La primera es que habría sido Sala de Armas de Lima, es decir una serie de depósitos de pólvora y municiones, almacenadas en previsión de posibles asaltos, principalmente de los corsarios, que dominaban los océanos en los siglos XVI y XVII.
La otra hipótesis plantea que habría tenido alguna conexión con la Iglesia de Desamparados, construida en la época del Conde de Lemos, la misma que fuera derruida para dar paso a lo que es hoy la Estación de Desamparados.
Esta teoría se basa en que en la cripta existe una especie de nichos, en los cuales se habría enterrado a religiosos y religiosas. La cripta posee una bóveda de arista y está sostenida por pilares.
Otros túneles
Tord contó también acerca de la existencia de un túnel al que se ingresa por unas gradas de caracol, ubicadas a un costado del jardín posterior de Palacio de Gobierno.
Este túnel se extiende hasta el centro de la pista que se encuentra a espaldas de Palacio, siguiendo unos 80 metros hacia la izquierda, cerca de lo que fue el Puente de Piedra.
Algunos estudiosos del tema dicen que el túnel habría conducido hacia la Casa de los Aliaga, sirviendo de refugio a los conquistadores Diego de Rojas y Sebastián Garcilaso de la Vega, el padre del Inca Garcilaso de la Vega. Ambos fueron protegidos por el también conquistador Gerónimo de Aliaga.
Otra hipótesis indica que el túnel llegaba hasta el convento de Santo Domingo, ubicado a pocas cuadras de Palacio, en razón de las estrechas vinculaciones de la orden religiosa dominica con el poder virreinal de aquellos años.
Como se sabe, esta orden fue la primera en llegar al Perú, alcanzando una sustancial gravitación en la vida política del Virreinato. Se presume que este túnel habría tenido una salida hacia las riberas del río Rímac.