Aquel domingo 12 de julio los peruanos demostraron un alto sentido cívico al recibir en sus hogares a los 150 mil empadronadores que se movilizaron desde tempranas horas para realizar el VIII censo de población y III de vivienda.
Después de 4 años, los peruanos conoceríamos, entre otros datos estadísticos, cuánto habíamos crecido a nivel poblacional y cuáles eran nuestras condiciones de vida. El último censo, realizado en 1972, determinó que en costa, sierra y selva vivían unos 14,121,564 peruanas y peruanos.
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Cada distrito del país fue dividido en áreas de empadronamiento delimitadas en planos y mapas. En Lima participaron unos 48 mil empadronadores. El 80% de ellos eran alumnos de 4 y 5 de secundaria, los demás universitarios y cadetes de las FF.AA y policiales.
Cada empadronador, portando una credencial que los identificaba, debía encuestar entre 16 a 24 viviendas. Se estimaba que demorarían unos 20 minutos en cada una de ellas.
El censo rural se inició al día siguiente y se prolongó hasta el 27 de julio. En zonas de difícil acceso los empadronadores contaron con el auxilio de unidades de transporte aéreas, terrestres y fluviales de las Fuerzas Armadas y otras instituciones públicas y privadas.
Durante todo el domingo, mujeres, hombres y niños debían permanecer en sus casas hasta recibir la visita del empadronador. Solo podían transitar las personas que tenían un distintivo pegado en el pecho que acreditaba haber sido censada. Quienes hacían caso omiso a esta disposición serían llevados a la comisaría para que cumplan con su obligación.
No se celebraron misas, ni espectáculos públicos como carreras de caballos, partidos de fútbol, etc. Tampoco funcionaron mercados, restaurantes y establecimientos comerciales. Solo los servicios públicos indispensables atendieron a la ciudadanía.
Un día antes las panaderías, mercados y bodegas soportaron gran afluencia de público que desde tempranas horas hizo colas para adquirir productos alimenticios.
La encuesta abarcó no solo domicilios sino también hospitales, penales, asilos, puertos, aeropuertos y aguas jurisdiccionales.
En los penales de Lima la labor se desarrolló normalmente y estuvo a cargo de cadetes de la Guardia Republicana y alumnos de la Escuela Especial de Seguridad. La población penal de Lurigancho, el Sexto y de Chorrillos, colaboró disciplinadamente.
En los hospitales esta tarea la realizaron los empadronadores con el apoyo del personal médico y paramédico. En el Hospital Larco Herrera el censo lo realizó un grupo especial, documentados en algunos casos con las historias clínicas por obvias razones. En el Jorge Chávez fueron empadronados decenas de pasajeros que entraban o salían del país.
En Lima unos 2 mil recién nacidos no fueron considerados en el empadronamiento, pues vinieron al mundo a partir de las cero horas del día anterior y el requisito censal era el haber dormido en el lugar la noche anterior al censo. Según se supo unas 99,054 personas fueron empadronadas anticipadamente en la capital ya sea por razones de trabajo o viaje.
En todo el país las calles permanecieron casi desiertas en horas de la mañana hasta cerca del mediodía. En Lima solo transitaron algunos ómnibus y microbuses además de las 450 unidades de Enatru que gratuitamente transportaron a los empadronadores para el mejor éxito de su misión.
En las principales ciudades del país el censo movilizó también a miles de empadronadores. En algunos casos muchas familias que no fueron empadronadas hasta la hora tope (5:00 p.m.) se acercaron hasta la comisaría más cercana para cumplir con este deber. En la Ciudad Blanca se recuperó la normalidad en el tránsito después de las 3 p.m.
Muchos arequipeños sin el distintivo fueron llevados por la policía al estadio Melgar para ser empadronados.
En La Libertad intervinieron unos 6 mil empadronadores. En Trujillo los omisos fueron censados en el estadio Mansiche. En Ica se instaló una mesa para transeúntes y la población en general colaboró con esta tarea nacional.
En Piura hubo cierta tardanza para iniciar el empadronamiento y en Huancayo las emisoras radiales colaboraron estrechamente con los empadronadores acerca de las preguntas que comprendía la encuesta En Tumbes participaron 744 empadronadores.
La labor policial en todo el Perú se cumplió con eficiencia en resguardo de los empadronadores y de los locales donde funcionaron las oficinas zonales del censo. Efectivos de las fuerzas policiales patrullaron en distintos puntos de la capital y otras ciudades del país.
Concluido el censo y luego de 10 meses se anunció que la población del Perú ascendía a 17,762,231. Solo en Lima vivían unos 4′745,877 de personas. Los departamentos más poblados eran Cajamarca, Piura y La Libertad con 1′026,444, 1′ 125,865 y 982,074 habitantes respectivamente.
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