Eran las 3 y 25 de la tarde del jueves 11 de mayo de 1967, cuando el príncipe Akihito y su esposa Michiko llegaron al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. Allí fueron recibidos por el presidente Fernando Belaunde Terry, parte del gabinete peruano y altos funcionarios de los poderes públicos del país. También fueron aplaudidos por miles de personas que se arremolinaron hasta el terminal aéreo para poder verlos. Sin embrago, durante su estadía sucedieron algunas historias curiosas. En esta nota, te contamos cuáles fueron.
A un paso de la muerte
Tras recibir el saludo de la comitiva oficial peruana y de los miembros de la colonia japonesa en el Perú, Akihito y Michiko se subieron a un auto cerrado junto al presidente Belaunde y se dirigieron a Palacio de Gobierno, en el Centro de Lima. En ese vehículo, recorrieron las avenidas Faucett, La Marina, Pershing y Salaverry. A la altura del colegio Shophianum, un grupo de jovencitas esperaban a la esposa del príncipe vestidas con coloridos kimonos y un arreglo floral. Por eso, los herederos de la realeza japonesa siguieron su recorrido en un auto descapotable.
Minutos después que pasaron por la calle La Merced, en el jirón de la Unión, el soldado Flores, que pertenecía a la guardia de honor que estaba en esa avenida, disparó involuntariamente una ráfaga de balas desde su metralleta. Los disparos pasaron a pocos centímetros de las cabezas de tres personas que estaban observando el paso ilustre de los visitantes desde el balcón de la casa N° 642. Uno de los que se salvó de morir de este terrible accidente fue el fotógrafo de El Comercio, Ricardo Navarro, quien estaba cubriendo el evento desde ese mirador.
Un oficial de ese grupo, compañero de Flores, se dio cuenta de la involuntaria negligencia y quitó la cacerina del arma de fuego del soldado. Esto contribuyó a que Navarro, Manuel López y Arturo Díaz, estos dos últimos dueños de la casa, se salvaran de la muerte segura. Milagrosamente, las balas de la metralleta solo hicieron cuatro pequeños orificios en la pared del balconcillo. El hecho pasó desapercibido para las miles de personas que seguían el recorrido de los visitantes. Segundos después del aterrador accidente, nuestro fotógrafo logró capturar una imagen donde se logra ver a los dos soldados implicados en el hecho.
Resguardo especial para la realeza
Al día siguiente, la mañana del viernes 12 de mayo de 1967, el diario decano informó que uno de los miembros del comando especial de vigilancia del personal de Seguridad del Estado, que iba a cuidar a Akihito y a su esposa, había sido traído de Trujillo. El primer comisario de la Policía de Investigaciones del Perú (PIP) se llamaba J. Yamakagua, quien era peruano pero tenía ascendencia japonesa. El agente solo vino a Lima para resguardar al príncipe japonés durante su estadía en nuestro país.
La comitiva oficial del príncipe nipón también había traído a un agente de seguridad de su país llamado Kazuo Kawamura. Además, una decena de policías japoneses habían llegado a nuestra capital, unos días antes del arribo del heredero a la realeza, para coordinar cómo sería su vigilancia en el Perú. Para el resguardo de Michiko, el Gobierno peruano destacó a una joven agente de la Policía de Investigaciones.
Héroe de guerra
El príncipe Akihito y su esposa llegaron al Perú en un avión DC8, con matricula JA-8017, conocido como Banxdai. Esta nave pertenecía a la compañía aérea Japan Air Lines (JAL). En su interior estaba decorada con adornos japoneses y fue manejada por el experimentado capitán Haduo Odagiri, quien tenía más de 25 mil horas de vuelo en más de veinte años de servicio en esa empresa aeronáutica. El aviador japonés fue el encargado de llevar a los herederos al trono por países como Perú, Argentina y Brasil.
Pocos sabían que Haduo era un personaje muy famoso en el país del Sol Naciente: él había sido un respetado piloto de los cazas japoneses Zero y obtuvo más de 100 victorias en combates para su nación en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Por acciones distinguidas y méritos militares, el Gobierno de Japón le otorgó diversas condecoraciones al célebre aviador. Cabe resaltar que con el príncipe Akihito llegaron al Perú, procedentes de Miami (Estados Unidos), unas 19 personas de la comitiva oficial y 9 funcionarios de JAL.
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Visita de grupo histórico de migrantes
Ese mismo 12 de mayo, el príncipe Akihito y su esposa Michiko inauguraron el Centro Cultural Peruano Japonés, ubicado en Jesús Maria. En la ceremonia, estuvo presente el Jefe de Estado, Fernando Belaunde, junto a seis sobrevivientes del segundo contingente de migrantes japoneses que llegaron al Perú en 1903. Tres de ellos eran hombres y tres mujeres. La suma de las edades de los ancianos asiáticos sobrepasaba los 550 años de edad.
Todos estos ciudadanos japoneses llegaron a la ceremonia del complejo para mostrar su admiración y respeto por el heredero al trono de su país. Los hombres estuvieron vestidos con finos trajes y las mujeres con vestido, cinturón y sandalias. La mayoría de ellos no habían vuelto a Japón desde que desembarcaron en tierras peruanas. Esa mañana, la princesa Michiko visitó y alegró, hasta las lágrimas, a cincuenta ancianos japoneses en un asilo de la avenida Brasil.
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