Hace 50 años se apagó la voz de Martin Luther King

A los 39 años, el líder negro norteamericano fue víctima de un mortal atentado en la ciudad de Memphis, en el estado de Tennessee.

(Foto: Agencia)
(Foto: Agencia)
Carlos Batalla

De un día para otro, el sencillo hotel Lorraine, en Memphis, Tennessee (EE.UU.), se hizo famoso en todo el mundo. Pero no por sus habitaciones, servicios o infraestructura, sino porque el jueves 4 de abril de 1968, tres días antes del Domingo de Ramos, en un balcón del segundo piso, cayó abatido el líder espiritual Martin Luther King.

Una bala perforó su quijada, atravesó su cráneo y dejó una marca de salida de bala a la altura de la nuca. Era las seis de la tarde. El pastor protestante de la Iglesia Bautista, de 39 años de edad, estaba solo y daba unos pasos despreocupado por el balcón de su habitación.

Gravemente herido fue conducido de inmediato al Hospital de Saint Joseph. Durante el trayecto sus seguidores recordarían los tres atentados anteriores: el primero de ellos ocurrió en setiembre de 1958, en el que fue apuñalado mientras firmaba ejemplares de su libro “La marcha hacia la libertad: la historia de Montgomery” en Harlem, Nueva York. En los restantes, el pastor resistió una infernal balacera que destruyó la fachada de su casa, y luego soportó un balazo en la rodilla en 1967.  

(Foto: Archivo El Comercio)
(Foto: Archivo El Comercio)

Pero ese día fatal de 1968, los testigos señalaron a un hombre blanco, de pelo negro, de 1.80 m. de estatura, vestido de negro y que salió corriendo del edificio de enfrente, una pensión donde alquiló una habitación por 20 dólares, para luego escapar en un automóvil.

En las inmediaciones de ese inmueble se encontró abandonado un fusil automático “Remington”, con mira telescópica. La policía se movilizó y capturó a muchas personas en las siguientes horas y de inmediato estableció una recompensa de 25 mil dólares por los datos que llevaran a la detención del homicida.

La administradora de la pensión dijo a la policía que el sujeto, que evidenciaba una edad de entre los 35 a 40 años, tenía acento sureño, por lo que se sospechó que era de la misma zona de Memphis. Se había inscrito en el hotel con el nombre falso de John Willard.

Tras un exhaustivo examen del arma, y tras seguir las pistas del escurridizo criminal por todo el país, este cayó en manos de las autoridades. El homicida, el mismo hombre que huyó de la escena del crimen en automóvil, fue identificado plenamente por el FBI y la policía norteamericana. Se llamaba James Earl Ray (1928-1998).

(Foto: Agencia)
(Foto: Agencia)

A James Earl Ray lo capturaron recién el 8 de junio de 1968, más de dos meses después de los sangrientos hechos. Había logrado escapar del país con un nombre falso y, después de ir por Canadá e incluso Sudáfrica, llegó a Inglaterra, donde fue finalmente detenido.

El doctor Martin Luther King había ido a Memphis, en los primeros días de ese mes, con el fin de apoyar pacíficamente las protestas de los trabajadores negros de limpieza.

Su violenta muerte provocó numerosos disturbios y protestas en varios estados del país, como en la propia Washington, donde el presidente estadounidense Lyndon Johnson autorizó el ingreso de 500 soldados para resguardar la Casa Blanca y el Capitolio.

Los disturbios duraron varios días y dejaron decenas de detenidos y heridos y, al menos, cuatro muertos tras el magnicidio. Hubo toque de queda en Washington y redadas continuas en Nueva York, Chicago y otras ciudades estadounidenses, así como sabotajes e incendios provocados por los manifestantes.

(Foto: Archivo El Comercio)
(Foto: Archivo El Comercio)

El cuerpo inerte fue llevado a Atlanta, en Georgia, la ciudad donde el líder negro había nacido en 1929. Una ciudad que ese 8 de abril, en medio de una leve lluvia, se pintó de luto y vivió un gran dolor y tristeza, aunque sin señales de violencia. Miles de afroamericanos hicieron largas colas a las afueras del Colegio Spellman para ver el cuerpo en un féretro de caoba. Fue enterrado al día siguiente, el 9 de abril de 1968, en el cementerio de South View, al lado de la tumba de sus dos abuelos.

La prédica de Martin Luther King por la no violencia se escuchó por todo el país, y fue subrayada por el reverendo Ronald English, pastor coadjutor de la Iglesia Bautista. La no violencia era necesaria “para que este país no sea desgarrado por una parte frustrada de las masas negras”, advertía en los funerales.

(Foto: Archivo El Comercio)
(Foto: Archivo El Comercio)

Casi un año después, el 4 de marzo de 1969, el principal sospechoso James Earl Ray se declaró culpable en Memphis, aunque luego quiso retractarse. Su sentencia fue de 99 años. El asesino murió en prisión en 1998, a raíz de complicaciones de una hepatitis C que lo aquejaba.

Martin Luther King ha quedado hasta hoy como la figura simbólica de la lucha por la igualdad entre los estadounidenses. Y pasó a la historia por su discurso tras la “Gran Marcha de Washington”, en agosto de 1963. Allí, frente a más de 200 mil personas, pronunció la recordada frase: "I have a dream" (“Yo tengo un sueño”).

TAGS

Contenido Sugerido

Contenido GEC

CARGANDO SIGUIENTE...