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El cementerio “El Ángel” cumple 65 años: conozca cómo se construyó y los sucesos que marcaron su apertura en 1959
Han pasado seis y media décadas desde que el presidente Manuel Prado Ugarteche inauguró el Cementerio General de Lima, “El Ángel”. Este moderno y amplio camposanto se convirtió en una solución urgente para las necesidades de la capital peruana en su momento.
Era el 27 de junio de 1959. Cayó sábado, y las puertas pesadas del nuevo cementerio se abrieron para acoger los restos de cientos o miles de personas, cuyo último refugio tenía desde ya un nombre: “El Ángel”. Este camposanto surgió como una necesidad social, puesto que las autoridades habían informado, cuatro años antes, en 1955, que el viejo “Presbítero Maestro”, que se había inaugurado hacía más de un siglo, no podía recibir más cuerpos. La construcción, a cargo de la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima, empezó casi de inmediato, durante el último año del “ochenio” del dictador Manuel A. Odría (1948-1956).
El plan inicial era empezar la edificación del nuevo cementerio en el terreno del fundo “La Pólvora”, en el populoso distrito de La Victoria. No obstante, un sector de los militares planteó objeciones logísticas. El Estado entonces modificó el lugar y otorgó el espacio de otro fundo: el fundo “Ancieta Alta”, el cual se ubicaba frente al tradicional cementerio “Presbítero Maestro”.
Definido el lugar, el presidente Manuel A. Odría apoyó la construcción del nuevo camposanto “El Ángel”. Para diferenciarse del modelo antiguo (“Presbítero…”), el que se venía debió satisfacer las demandas modernas del público peruano. De esta forma, el diseño de los planos le fue encargado al arquitecto Luis Miró Quesada Garland (“Cartucho”), con el apoyo de Simón Ortiz, del área especializada de la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima.
CEMENTERIO “EL ÁNGEL”: DISEÑO E IMPLEMENTACIÓN MODERNOS
En el proyecto del nuevo cementerio, se delineaban claramente las tres secciones que lo compondrían, con una capacidad impresionante de hasta 80.000 nichos. La primera sección abarcaba los cuarteles de nichos, distribuidos proporcionalmente para optimizar el espacio. En tanto, la segunda sección albergaba las tumbas subterráneas, organizadas en unidades funcionales. La tercera sección destinaba terrenos para la construcción de majestuosos mausoleos. El diseño incluía áreas de servicios generales, garantizando un entorno completo y bien estructurado.
Este innovador proyecto no solo destacaba por su capacidad y distribución, sino también por la atención al detalle en cada área, desde los nichos hasta los mausoleos, ofreciendo un espacio digno y organizado para el descanso de sus inquilinos eternos. Según los planos, destacaba por sus amplios espacios destinados a tumbas bajo tierra, una alternativa hasta entonces solo utilizada en Europa. La técnica consistía en enterrar el féretro en un espacio individual, permitiendo colocar una lápida a nivel del suelo, tal como se hace hoy en día.
La construcción total de “El Ángel” tuvo un costo de más de ocho millones de soles de la época. La primera etapa, con una inversión de aproximadamente cinco millones, se centró en la edificación de los primeros bloques de nichos. Los trabajos comenzaron inmediatamente después de la expropiación de los terrenos del fundo “Ancieta Alta”, de casi 60 hectáreas. En un inicio el nuevo camposanto ocuparía la mitad de este terreno, abarcando 29 hectáreas.
CEMENTERIO “EL ÁNGEL”: LOS DETALLES QUE LE HICIERON ÚNICO
A inicios de 1957, en las calles de Barrios Altos (Cercado de Lima), ya se apreciaba la fachada del que sería el nuevo Cementerio General de Lima. La entrada estaría adornada con un imponente pórtico de siete columnas de concreto y un mural ornamental valorado en 250 mil Soles de Oro, diseñado por el renombrado artista plástico Fernando de Szyszlo. Además, la fachada contaría con esculturas diseñadas por Joaquín Roca Rey.
De Szyszlo y Roca Rey presentaron sus diseños en un concurso junto a otros 23 destacados artistas, entre ellos Pedro Ostrowsky, Eusebio Roa, Gastelú Macho y Oswaldo López. El jurado, compuesto por los reconocidos maestros Teodoro Núñez Ureta y Carlos Quízpez Asín, seleccionó estos proyectos como los ganadores.
Para 1958, el nuevo cementerio ya contaba con varias instalaciones terminadas y listas para su uso, como la plataforma para los responsos, la portería, los servicios higiénicos y algunos muros artísticos. Los planos, diseñados por Luis Miró Quesada Garland, fueron altamente elogiados por la comunidad artística por su moderna técnica de arquitectura funeraria, que posicionó a “El Ángel” como uno de los mejores del continente.
El Comercio, en su edición del 3 de marzo de 1958, describía la portada del nuevo cementerio como impresionante: “Está formada por una columnata de siete cuerpos unidos por un cornisamento, todo en líneas muy simples y con el fondo complementado por un muro ornamental que continúa al nivel de la puerta enrejada, valorada en cerca de medio millón de soles. La portada ha sido revestida con granito negro importado especialmente de Suecia”.
CEMENTERIO “EL ÁNGEL”: UN NUEVA FACHADA PÚBLICA
La gente pudo apreciar la última etapa del proceso de construcción, que fue desde diciembre de 1958 hasta enero de 1959. Allí el nuevo camposanto “El Ángel” ya estaba casicompletamente construido, con sus instalaciones principales y vías de acceso terminadas, además de un proceso de arborización en marcha. El último detalle del proyecto se centró en la jardinería.
La inauguración del cementerio general “El Ángel” se pospuso en tres ocasiones, hasta que finalmente abrió sus puertas el sábado 27 de junio de 1959, hace exactamente 65 años. Comenzó a operar el 1 de julio del mismo año. Según el diario decano, la “nueva necrópolis” se conectaría al Centro de Lima a través de una avenida propia, la cual atravesaría el camposanto, y que se llamaría “jirón Áncash”.
La apertura, que se llevó a cabo tres años después del inicio formal de su construcción, marcó la culminación del mayor proyecto funerario de Lima en el siglo XX. Al evento asistió el presidente de la República, Manuel Prado Ugarteche, junto con ministros de Estado y distinguidos miembros del cuerpo diplomático.
Luego de la taciturna bendición del Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Monseñor Juan Landázuri Ricketts, se le escuchó decir a este que, según la Iglesia, “el cementerio forma parte de los lugares sagrados, santificados que han de ser tenidos en sumo respeto y veneración, como los templos”. (EC, 28/06/1959)
Monseñor Landázuri cedió la palabra al presidente de la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima, el doctor Oswaldo Hercelles, quien en su discurso destacó el antiguo cementerioPresbítero Maestro, un patrimonio cultural con 150 años de servicio al país. Hercelles destacó la modernidad y la gran capacidad de nichos del nuevo cementerio “El Ángel”.
En seguida, el presidente Manuel Prado Ugarteche tomó la palabra y no tardó en declarar inaugurado el nuevo camposanto. El último acto fue un recorrido por las instalaciones del nuevo cementerio, encabezado por el propio primer mandatario del país.
El cementerio “El Ángel” crecería por supuesto con el paso de las décadas, hasta albergar actualmente a más de 500 mil restos mortales.
El capítulo se desarrolla a partir de un hecho macabro que se llevó a cabo en el hotel Comercio. El descuartizamiento de un hombre de nacionalidad extranjera cuyo descubrimiento conmocionó a la sociedad de ese entonces.