Existió una época donde para tener un retrato de la familia se debía posar frente a una pesada cámara durante varios minutos. El resultado era una pequeña placa de metal enmarcada en vidrio. A ese proceso se le conoce como daguerrotipo y dio inició a lo que hoy conocemos como fotografía. En esta nota te contamos quién fue Daguerre y cómo logró conseguir que una placa de bronce pudiera mostrar una imagen como nunca antes había visto el ojo humano.
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Un 18 de noviembre de 1787 nace Louis Jacques Mandé Daguerre, el inventor del daguerrotipo. Desde joven se interesó por las letras y las artes.
Empezó como aprendiz de arquitecto y diseñador de escenarios para teatro y ópera. Siempre ligado al arte, Daguerre se dedicó a la pintura en el París de la primera mitad del siglo XIX. Uno de sus grandes inventos fue el diorama, instalación tridimensional sobre un fondo curvo donde se pintan paisajes o escenas, que gracias a un juego de luces parecen reales. Alcanzó el éxito cuando sus instalaciones llegaron a la Ópera de París.
Daguerre tuvo gran interés por capturar la imagen de una persona u objeto sobre una superficie. Hasta ese momento no tenía la denominación de fotografía y el gran problema era que las imágenes captadas se desvanecían con el paso de las horas. No solo Daguerre estaba inmerso en esa búsqueda que los pintores de la época tanto temían.
En 1825, Joseph Niepce había inventado la heliografía, proceso con el cual logró capturar la primera imagen en el mundo. Para mayores señas era una vista de su villa en Francia. Daguerre se asoció con Niepce, pero este último no logró ver los resultados de sus experimentos, pues murió en el camino.
Daguerre continuó sus pruebas hasta que en 1837 encontró la fórmula para lograr un proceso fotográfico tangible: el daguerrotipo que fue presentado en París un 19 de agosto de 1839.
Sin embargo, nuevas investigaciones indican que la invención de la fotografía ocurrió en 1833 cuando el inventor francés, afincado en Brasil, Hercule Florence logró fijar una imagen a través de la cámara oscura.
En el libro del fotógrafo e historiador Boris Kossoy ‘Hercule Florence. El descubrimiento aislado de la fotografía’ revela que el término fotografía fue acuñado por el autodidacta francés en tiempos donde la divulgación del conocimiento en Latinoamérica era incipiente.
Cada daguerrotipo era una fotografía única. Este proceso consistía en cubrir una placa de cobre con una capa de plata pulida como un espejo. Luego era sensibilizaba con vapores de yodo para ser expuesta a la luz en una cámara. La imagen latente, producto de este primer paso, se hacía visible gracias al vapor de mercurio.
Finalmente, la placa se enjuagaba y secaba. Para su protección la placa era colocada en un estuche especial cubierto de vidrio y madera. La imagen era tan sensible que con tan solo tocarla con los dedos podía desaparecer.
Con el daguerrotipo se hacían retratos que impresionaban por su fiel reflejo de la realidad. Las personas debían quedarse quietas por varios minutos. Posteriormente, los daguerrotipos fueron pintados a mano y tenían incrustaciones de oro para resaltar las joyas de los retratados.
Mientras tanto en Londres, William Fox Talbot sorprendía a propios y extraños con sus dibujos fotogénicos, técnica que permitió la reproducción de objetos al exponerlos a la luz sobre papel sensibilizado con una solución de cloruro de plata. Pero sería en 1840 cuando presentó el calotipo, proceso fotográfico que permitía hacer varias copias a partir de un negativo.
El Comercio publicó la primera nota sobre ambos inventores un 25 de setiembre de 1839:
“Un descubrimiento ha sido anunciado al mundo, tan admirable en los resultados como eminentemente curioso, que más bien parece hecho por magia, que por una combinación química, y lo que es igualmente notable, es que ha sido anunciado al mismo tiempo por dos hombres científicos diferentes, uno en París y el otro en Londres sin que el uno tuviese la más remota idea de los trabajos del otro, de tal modo que cuando Mr. Daguerre estaba haciendo sus ensayos, el Sr. Talbot en Londres había presentado los suyos a la Sociedad Real de Londres”.
El primer daguerrotipista que llegó al puerto del Callao fue Maximiliano Danti quien abrió su estudió en 1842. El diario decano reseñaba con estas líneas la experiencia de tener un retrato con el joven invento:
“El señor Danti recién llegado de Francia con un daguerrotipo que sabe manejar perfectamente, ha hecho ya numerosas pruebas, y todas le han salido muy bien. Cosa admirable, en menos de tres minutos consigue retratar y con una semejanza de la mayor escrupulosidad a las personas que se sometan a esta experiencia. Los sucesos que ha obtenido en esta parte y la modicidad de sus precios (una media onza) no pueden menos que determinar a todos aquellos que quieran tener su verdadero retrato a acudir a la casa, calle de las Mantas N 255. También se pueden ver los retratos y vistas hechas en la tienda de la modista francesa, calle de Mercaderes, junto a la fonda italiana”.
Posteriormente, una ola de fotógrafos franceses y norteamericanos llegaron a Lima en la segunda mitad del siglo XIX. Todos ofrecían el retrato perfecto en el menor tiempo.
El daguerrotipo más antiguo que se ha encontrado en Perú data de 1846. Es un retrato anónimo del joven Manuel Alarco y pertenece a la familia Dammert.
En 1856 Ramón Castilla fue inmortalizado en un daguerrotipo tomado por el daguerrotipista norteamericano Benjamín Franklin Pease. Este ejemplar está custodiado en el Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia.
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