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El día que el peruano Roberto Abugattás “voló” superando los 2 metros en salto alto hace 60 años

En 1962 el espigado arequipeño besó el cielo al alcanzar los 2.02 metros, lo que marcaría un hito en la historia del atletismo peruano.

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El campeón nacional por los cielos. (Foto: GEC Archivo Histórico)
El campeón nacional por los cielos. (Foto: GEC Archivo Histórico)
Miguel García

El 5 de agosto del año 1962, uno de los atletas de mayor figuración en ese momento, el mollendino Roberto Abugattás Aboid, consiguió en el Estadio Nacional de Lima batir el récord sudamericano de salto alto eyectándose de manera formidable para trasponer la varilla ubicada a 2.02 metros sobre la superficie, ante la atenta mirada del juez Jorge Bonilla, enviando así al archivo la anterior marca impuesta por el argentino Horacio Martínez con 2.01 m.

La meta obtenida por Abugattás lo situó como el mejor saltador del continente, y no hizo nada más que coronar un esfuerzo persistente que había dado su primera señal en las competencias realizadas previamente en México, donde rebasó los 1.98m. Luego, ya en Lima, en el coloso de José Díaz insistió pero falló hasta en tres oportunidades el objetivo de superar los 2 metros.

Sin ceder ante las dificultades, el exitoso deportista nacional se preparó durante dos semanas bajo la dirección de su entrenador Alfredo Montero Dávila, antes de retornar al para tratar otra vez de elevarse y derribar la barrera de los 200 centímetros.

El minuto a minuto de la hazaña

La altura alcanzada por el saltador arequipeño ese día superó los 2.00m., récord impuesto por el atleta brasileño Telles de Conciensao en 1954, y también el que en 1961 obtuvo el argentino Horacio Martínez de 2.01m., que no había sido aún homologado.

Ese día de agosto el saltador empezó pasando la varilla en 1.85m., siempre al primer intento, y después superó el 1.93m. sin mayores dificultades, para finalmente superar en un salto espectacular los 2 metros. El envión emocional y la concentración le permitieron encarar con optimismo los 2.02m., el reto mayor, altura que doblegó también al primer intento, provocando un estallido de aplausos entre el público presente en el primer escenario deportivo del país.

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Vibración en las tribunas

¿Por qué no soñar con volar más alto? Y así fue. Abugattás, de común acuerdo con su entrenador Montero, pidió le subieran la varilla a 2.05m, ya que al quebrar los 2:02 se había percatado que lo había logrado sin ni siquiera rozar la barra horizontal. En su primer intento decidió detenerse al perder concentración en el paso. Y en el segundo hizo caer la varilla. Lo meditó y se abstuvo de utilizar su tercera opción, expresando que sería para otra ocasión.

Momentos de gran emoción fueron los que se vivieron en el Estadio Nacional a cada salto de Abugattás, quien demostró una perfecta ejecución de su estilo ventral (boca abajo), lo que provocó que al final fuera ovacionado y felicitado cariñosamente.

Roberto Abugattás en olor a multitud. (Foto: GEC Archivo Histórico)
Roberto Abugattás en olor a multitud. (Foto: GEC Archivo Histórico)

Triunfo para la patria

Abugattás, siempre con la sonrisa en los labios, sin dejar de ocultar su exaltación, agradecía todas las manifestaciones de afecto que recompensaban merecidamente el haber obtenido un nuevo galardón para el atletismo nacional.

“Este es un triunfo para el atletismo peruano que gustosamente se lo he brindado y que desde hacía tiempo quería ofrecérselo a mi patria”, expresó el campeón peruano.

El campeón nacional en el diario El Comercio. (Foto: GEC Archivo Histórico)
El campeón nacional en el diario El Comercio. (Foto: GEC Archivo Histórico)

Utilizando la camiseta del rival

Durante toda la jornada Roberto Abugattás lució una camiseta con la letra “A” que identifica a los atletas argentinos, causando curiosidad entre los periodistas. Todo se debía a una cábala, pues aquella prenda, que había intercambiado con el saltador argentino Horacio Martínez en Buenos Aires, le había traído mucha suerte.

Mientras le daba un fuerte abrazo a su entrenador, Abugattás aseguró que su meta era primero los 2.05m. y después los 2.10m. Dirigiéndose a su director técnico en tono fraternal le expresó que todo se lo debía a él.

Junto a Edith Noeding en una foto del 23 de octubre de 1977. (Foto: GEC Archivo Histórico)
Junto a Edith Noeding en una foto del 23 de octubre de 1977. (Foto: GEC Archivo Histórico)

La hazaña del atleta incaico fue la lógica consecuencia de su constante superación, pues ya había quebrado la marca nacional en anteriores oportunidades, desde la primera vez en que consiguió trasponer 1.89m hasta el 1.98m conseguido en México, antesala de este último logro.

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