Horas después de reiniciarse las clases en la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, luego de 73 años, una hazaña deportiva causó algarabía en todos los peruanos. El 3 de julio de 1959, el tenista, nacido en Arequipa, Alejandro Olmedo se coronó campeón de Wimbledon tras derrotar, en tres sets corridos, al gran tenista australiano Rod Laver. El triunfo convirtió a Olmedo en el primer sudamericano en ganar ese título. Esto lo llevó a ser el número uno del ranking mundial de tenistas amateurs.
CAMINO A LA GRAN FINAL
Era miércoles 1 de julio de ese año, cuando se conoció que el tenista nacional disputaría la final del campeonato inglés. “El Cacique”, como se le conoce al arequipeño, clasificó al decisivo encuentro luego de ganarle en semifinales al australiano Roy Emerson (6-4, 6-0 y 6-4). Antes había sufrido para vencer al chileno Luis Ayala en cuartos de final.
La expectativa creció en el país al conocerse que el tenista peruano disputaría el histórico título. Un juego que el deportista se lo dedicaría a su nación: “Jugaré pensando en mi querida patria y en mis amigos del Perú. Sé que el rival es muy difícil, pero tengo fe”. Su gran estado físico le permitía creer que la victoria en la final era posible.
ALEJANDRO OLMEDO VENCE EN EL HISTÓRICO TORNEO
Alejandro Olmedo salió decidido a llevarse el título esa tarde del 3 de julio de 1959. Una multitud llenó la cancha principal de Wimbledon. En la tribuna estaba la Duquesa de Kent y la princesa Margarita. El partido comenzó favorable para el peruano que rompió varias veces el servicio del joven Rod Laver en la primera partida. El juego rápido del australiano hizo que Alex perdiera el control por momentos. Sin embargo, ganó el primer set por 6-4. La primera batalla estaba ganada.
Su confianza fue creciendo en el partido. Esto hizo que relajara su juego y perdiera tres puntos impensados en el inicio del segundo set. Al darse cuenta de su mal rendimiento, el guerrero peruano reaccionó ofreciendo un gran despliegue en muchas fases del juego. Esa partida la ganó por 6-3. En el último set, la raqueta nacional sometió al oceánico por 6-4. Todo en 70 minutos de juego. El título ya tenía dueño.
Este triunfo lo convirtió en el primer sudamericano en conquistar el histórico torneo. Uno de los más prestigiosos del mundo. Luego, en la ceremonia de premiación, recibió el trofeo del campeonato de manos de Catalina, la Duquesa de Kent. Ahí expresó su alegría ante una decena de fotógrafos: “Bien, ahora por fin me pueden ver sonriendo, por primera vez en este torneo”.
REACCIONES POR EL TRIUNFO DE OLMEDO
Luego de coronarse campeón, Alex Olmedo brindó una entrevista telefónica al diario decano desde el Hotel Cumberland donde se alojaba. Ahí tuvo palabras de agradecimiento para el pueblo peruano: “A mis compatriotas, a todos, que siempre me ha alentado, mi palabra de gratitud por intermedio de El Comercio”.
Expresó, además, que esperaba ganar otros galardones “para mi querido Perú”. Títulos que se basaban en un principio: la confianza en sí mismo. Horas después, varias personalidades del deporte manifestaron su alegría por semejante hazaña. “El triunfo del peruano Alejandro Olmedo nos llena de gozo porque es un triunfo del Perú. Ha campeonado en un certamen de importancia mundial y sus méritos son, más que nunca, indiscutibles”, dijo Luis Marrou Correa, presidente del Comité Nacional de Deportes.
Otros ya sabían de su potencial desde antes. “Cuando lo vi jugar por primera vez, en el año 1950, tuve la seguridad de que alguna vez sería campeón del mundo. La verdad es que ha llegado a serlo en menos tiempo del que se necesita para lograr tal título máximo”, confesó Jorge Harten, presidente de la Federación Peruana de Tenis.
ASÍ SE VIVIÓ EL TRIUNFO DE OLMEDO EN EL PERÚ
Mientras el tenista peruano disputaba la final del campeonato en Wimbledon, cientos de llamadas telefónicas llegaron a la redacción de El Comercio solicitando noticias sobre los resultados del encuentro. Cuando la sirena de este diario anunció el triunfo, miles de personas salieron a las calles y plazas de la capital limeña.
Varias oficinas y hogares explotaron de júbilo. Todos hablaban de semejante hazaña. Otros abrazaban a los transeúntes y hacían sonar las bocinas de sus vehículos. Minutos después, la edición extraordinaria del diario decano recorrió las calles de la ciudad anunciando la histórica proeza. Esto hizo que, en pocos minutos, miles de ejemplares se agotaran.
En Arequipa, el padre y la madre del tenista, Salvador Olmedo y Fortunata Rodríguez, celebraron el inolvidable momento junto a sus hijos: Mario (18), Oswaldo (16), Alberto (14), David (13), Ruth (8) y Jaime (5). Todos lloraron, rieron y bailaron en el interior de su casa ubicada en el Club Internacional de la Ciudad Blanca. En las calles, cerca de 200 mil arequipeños celebraban el triunfo de su héroe. Al día siguiente, las campanas de la catedral repicaron jubilosas al mediodía y, en la Plaza de Armas, se realizó un enorme homenaje al nuevo campeón de Wimbledon.
Fue una de esas pocas veces en que el Perú se sintió uno solo por la victoria de un compatriota.