El Comercio llegó hasta el domicilio del flamante Arzobispo de Lima, Juan Landázuri Ricketts, de 41 años, para conocer sus apreciaciones sobre tan importante designación. El 2 de mayo de 1955, el papa Pío XII lo había nombrado como el nuevo ocupante del trono de Santo Toribio.
Desde temprano, el teléfono de monseñor Landázuri, nacido en 1913, no había dejado de timbrar. ¿La razón? El sacerdote arequipeño había sido designado por Su Santidad para ocupar la vacante dejada por el fallecido Juan Gualberto Guevara, primer cardenal del Perú. La prensa quería entrevistarlo y sus amigos felicitarlo. En la escala jerárquica de la Iglesia era un paso importante. El joven clérigo, que ingresó a la orden franciscana a los 17 años, y que había sido ordenado sacerdote en 1939, recibía con humildad su reciente nombramiento.
“Aunque hace algunos días sabía que el Santo Padre me había nominado para ocupar el trono de Santo Toribio, de acuerdo con el secreto en que se mantienen estos nombramientos, no puse en conocimiento de nadie mi nominación, incluso, ni en el de mi señora madre, a quien le di la noticia esta mañana”, reveló al decano Landázuri Ricketts. Por una tradición, hasta que se hacían públicas en el ‘Observattore Romano’, este tipo de disposiciones eran consideradas de “alta confidencialidad”.
El fallecido cardenal Guevara había sido su maestro en el Instituto Arévalo de Arequipa, colegio en el que estudió la primaria y la secundaria, antes de ingresar a la Universidad San Agustín. “En 1932 abandoné todas las comodidades que me ofrecía el vivir con mis padres, para vestir el sayal franciscano y calzar mis pies con rudas sandalias. De la casa de mis padres me fui a vivir 10 años en Ocopa. Al salir hacia el aeropuerto de Arequipa, ambos me dieron su bendición”, cuenta el flamante Arzobispo de Lima.
“En 1946 viajé a Europa nombrado por el cardenal Juan Gualberto Guevara, donde perfeccioné mis estudios de Derecho Canónico. He podido aprender el inglés, el francés y el latín, conociendo algo del alemán”, reveló Landázuri.
El 18 de mayo de 1952 fue elegido obispo coadjutor. “Pasé 23 años con sandalias, las que solo he cambiado para tomar la vestimenta arzobispal”, afirma con beneplácito. Al referirse al papa Pío XII, menciona con satisfacción haber tenido el honor de ser recibido por Su Santidad hasta en dos oportunidades. “Me maravilló el ver cómo conoce las cosas de nuestro país”, expresa con emoción.
Landázuri, al finalizar la entrevista, dijo que “que trabajará solícitamente por las obras de bien social, el bienestar del clero diocesano, el incremento de las vocaciones sacerdotales y el progreso del Seminario de Santo Toribio”.
Pronto, en 1957, empezó a cumplir sus promesas. Fundó la Misión de Lima, organización que nació para brindar ayuda a las familias pobres. En 1962 recibió el capelo cardenalicio del papa Juan XXIII y participó en el Concilio Vaticano II (1962-1965). Además, concurrió a la elección de tres pontífices: Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II. Fue cardenal del Perú hasta el 21 de enero de 1990, en que lo reemplazó Augusto Vargas Alzamora como Arzobispo de Lima; y falleció en 1997, siendo arzobispo emérito.