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El hombre que resultó herido en el asesinato de John F. Kennedy estuvo en el Perú, habló de la paz mundial y disfrutó de nuestra gastronomía
John Connally llegó al Perú como parte de una gira por Latinoamérica impulsada por el presidente norteamericano Richard Nixon en 1972. Durante su corta estadía, disfrutó de un almuerzo en la residencia de la embajada de su país en Lima y visitó Palacio de Gobierno.
El mismo día que el Gobierno peruano otorgaba un crédito financiero de nueve millones de dólares a Chile, un destacado personaje político internacional llegó a nuestro país. El 13 de junio de 1972, John Connally, Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, arribó a Lima como parte de una gira por Latinoamérica impulsada por el presidente norteamericano Richard Nixon.
El famoso diplomático estuvo solo 24 horas en el Perú. Durante su estadía, habló de la paz mundial, visitó Palacio de Gobierno y disfrutó de un almuerzo en la residencia de la embajada de su país en Lima. Connally era recordado por resultar herido cuando acompañaba en el mismo auto al presidente estadounidense John F. Kennedy el día de su muerte en noviembre de 1963.
La mañana del martes 13 de junio de 1972, El Comercio anunció la llegada al Perú de John Connally, Secretario del Tesoro de los Estados Unidos. El conocido abogado era enviado por el mandatario norteamericano Richard Nixon como parte de una gira por Latinoamérica. Su estadía en nuestro país sería corta. Solo estaba programado que se reúna con el presidente Juan Velasco Alvarado en Palacio de Gobierno. Luego, seguiría su recorrido por otros países.
También daría una extensa conferencia de prensa en el mismo Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. Connally, de 55 años de edad, seguía desempeñando ese puesto a pesar de haber presentado, un mes antes, su renuncia al cargo. Solo faltaba que el Senado de Estados Unidos ratificara el nombramiento de su sucesor. John no era una pieza fácil de reemplazar. Él había jugado un papel fundamental en la política económica de su país, solucionando los problemas de la balanza de pagos.
Por esos años, el conocido secretario estaba casado y tenía tres hijos. Cabe recordar que Connally resultó herido cuando era Gobernador de Texas y acompañaba en el mismo auto al presidente estadounidense John F. Kennedy, el día que el mandatario fue asesinado en Dallas (EE.UU) en noviembre de 1963. Antes había servido en la Marina norteamericana durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Años después, en 1960, fue nombrado Secretario de esa institución por el mismo Kennedy y, en1970, fue asignado miembro de la Junta Asesora de Inteligencia Exterior por Nixon.
A las cuatro de la tarde de ese 13 de junio de 1972, John Connally llegó al aeropuerto limeño a bordo de un avión privado perteneciente al Estado norteamericano. En la rampa sur del terminal aéreo lo esperaban para darle un saludo, el edecán del presidente de la República, el canciller Miguel Angel de la Flor, el director de Protocolo y los embajadores de Perú en Washington y de Estados Unidos en Lima.
Tras el recibimiento protocolar, el Secretario del Tesoro se acomodó la corbata y se peinó. Luego, entró a la sala de prensa del aeropuerto. Allí lo esperaban decenas de periodistas nacionales. Antes de iniciar la conversación, un intérprete oficial de la embajada de EE.UU se colocó a su costado. “En mi nombre y el de mi esposa, quiero decirles lo felices que estamos en Lima. No es mi primera visita, pero es un privilegio venir como enviado del presidente Nixon. El presidente Nixon tiene un gran recuerdo de este país; y yo tengo gran fe en el futuro del país”, fue lo primero que dijo Connally.
Después, explicó que su llegada a Lima era para dar a conocer al presidente peruano los resultados de la visita del jefe de Estado norteamericano a Pekín (China) y Moscú (Rusia). También quería discutir algunos aspectos monetarios y financieros con el mandatario nacional. “Nixon me ha pedido captar la idea y el consejo del presidente (Velasco) en la reestructuración del Fondo Monetario Internacional. Nixon tiene interés en captar todas las ideas”, agregó. Además, reveló que solo tres naciones latinoamericanas ingresarían al G-10, formado en 1962.
Connally manifestó que su país solo podía estar acusado de ayudar a las naciones latinoamericanas y de todo el mundo. Asimismo, reconoció que cada nación podía ejercer su soberanía sobre cualquier compañía extranjera que estaba en su territorio. Sin embargo, confesó que para expropiar una empresa americana debía pagarse el “precio justo”. En seguida, se declaró partidario de la paz mundial. “La paz en este mundo no tiene niveles políticos”, dijo el secretario.
Finalmente, manifestó lo que su Gobierno pensaba sobre la tesis propuesta por el Estado peruano: “Estados Unidos y la mayoría de las naciones del Mundo no están de acuerdo con la tesis de las 200 millas sostenidas por Ecuador, Perú y Chile. Sencillamente no estamos de acuerdo. Pero es un desacuerdo entre amigos. En Londres, en julio del 73, en la conferencia mundial, esperamos que salga alguna resolución”. La conferencia duró 40 minutos. Luego, el político estadounidense se subió a un vehículo cerrado que lo llevo hasta la residencia de la embajada norteamericana en Lima.
Al día siguiente, a las ocho y media de la mañana del 14 de junio de 1972, Connally visitó al ministro Miguel Angel de la Flor en la cancillería. Allí estuvo 45 minutos. Luego, se fue a Palacio de Gobierno, en el Centro de Lima. En la Casa de Pizarro, el presidente Velasco lo recibió y habló con el secretario estadounidense por más de dos horas. En la reunión también estuvieron: el ayudante a cargo de Asuntos Internacionales de la Secretaria del Tesoro, el adjunto del Secretario Auxiliar de Estado para Asuntos Latinoamericanos y el embajador de Estados Unidos en el Perú.
A las once y media de la mañana, el diplomático norteamericano y su comitiva visitaron al ministro de Economía y Finanzas, Francisco Morales Bermúdez, en su despacho de la avenida Abancay. La conversación duró hora y media. Al retirarse, Connally y su delegación se alejaron de los periodistas. Uno de sus acompañantes manifestó que no harían declaraciones. Minutos después, el funcionario peruano dijo que solo conversaron de problemas monetarios internacionales y del financiamiento. “El Secretario del Tesoro presenta sus ideas con toda claridad”, sentenció Bermúdez.
Tras las maratónicas reuniones, John Connally volvió a la residencia de la embajada de su país en Lima. Allí disfrutó de nuestra gastronomía con un almuerzo en su honor. Después, descansó por unas horas y salió rumbo al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. A las 5 de la tarde, subió, junto a su comitiva, al avión privado del Gobierno norteamericano que lo llevaría a Australia y Nueva Zelanda, los que serían sus próximos destinos de la gira internacional por veinte países.
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