El polizón que quiso llegar a los EE.UU. escondido en un avión, pero terminó en el Perú
Esta es la historia de un polizón o “pavo” colombiano que viajó de Bogotá a Lima escondido en la bodega de carga de un avión. Su atrevimiento copó los titulares de los diarios en los años 80.
Una noche alegre, que comenzó en Bogotá, terminó en la bodega de un avión rumbo a Lima. Eran las 11:00 p.m de un jueves 15 de marzo de 1984 cuando el colombiano Fernando Tabarés, de 40 años, burló la seguridad del aeropuerto El Dorado para esconderse en la bodega de un avión de la aerolínea Avianca. Su intención era huir a Estados Unidos. Pero le fallaron los cálculos.
Fernando Tabarés, padre de tres hijos, era un armador de buques desempleado que vivía en Bogotá. Cuando el polizón fue interrogado por las autoridades peruanas, confesó que había escapado de su país porque presenció el asesinato de un amigo y temía por su vida.
Su familia ignoraba que se encontrara “tan lejos”, como llegó a decir su afligida esposa Luz Marina al ser entrevistada vía telefónica por un periodista de El Comercio.
La estupefacta esposa pensó que era una broma. Confesó que en los 11 años de matrimonio estaba acostumbrada a que su esposo saliera a tomar unos tragos con sus amigos y después regresara a casa. Pero jamás imaginó que estuviese en la capital peruana.
En la mañana del sábado 17, el “pavo” colombiano retornó a Colombia en un vuelo de AeroPerú. Bajo vigilancia policial, Fernando Tabarés fue atendido en la sala de pasajeros con pastelillos, café y jugos. Expresó a los periodistas su deseo de visitar el Perú como turista. Prometió “portarse bien arriba”.
Esta no era la primera vez que un polizón protagoniza una odisea de este tipo. En julio de 1974 un chileno llegó a Lima desde Santiago, escondido en el tren de aterrizaje de un avión de Lan Chile. Arribó medio congelado y luego de su restablecimiento fue devuelto.
Un caso más dramático ocurrió en 1969 cuando los cubanos Armando Socarrás Ramírez y Jorge Pérez Blanco planearon escapar de La Habana ocultos en el tren de aterrizaje de un avión que se dirigía a Madrid. Solo Socarrás sobrevivió para contar esta odisea.