La goleta Covadonga reposa en las profundidades marinas de Chancay desde el 13 de setiembre de 1880, en que fue destruida por la explosión de un torpedo oculto en una pequeña embarcación que los chilenos quisieron subir a su barco, durante la Guerra del Pacífico.
En esa bahía, un 15 de mayo de 1959, según informó El Comercio, dos cañones y un cabrestante de la embarcación chilena fueron extraídos por la grúa flotante ‘Alcatraz’, de la Armada Peruana, tras ser descubiertos por los buzos nacionales Alfredo Biffi y Diego Cordero.
Un día antes, Biffi y Cordero, informados de la existencia del buque chileno, se habían sumergido para comprobar su situación. Al descubrir en el fondo del océano algunas piezas valiosas, solicitaron el permiso del Ministerio de Marina para llevar a la superficie esas reliquias.
Biffi contó que la Covadonga estaba a 11 brazas de profundidad, es decir a unos 20 metros. Se encontraba escorada a estribor -inclinada a la derecha- y en toda la popa se apreciaba con nitidez las huellas de los intercambios de fuego durante la Guerra del Pacífico. El casco de madera del buque, que no está enterrado, luce deteriorado por el tiempo. Gran parte de su estructura interna se muestra semidestruida, sobre todo las bodegas, los camarotes, el castillo de mando y otros compartimentos.
Biffi identificó la sala de máquinas al chocar con enormes fierros, que eran parte del motor. Asimismo, en la cubierta había diversos mecanismos náuticos como levantadores de plumas y ganchos. La operación de izamiento se realizó con extremo cuidado. Así fue que aparecieron los dos cañones de cuatro toneladas de peso cada uno y el cabrestante, un cilindro giratorio que usaban los marinos para mover objetos pesados.
“De los cañones extraídos solamente existe la parte del tubo, que se halla completamente deteriorado, en cambio el cabrestante se encuentra en buen estado”, publicó el decano en su edición del 16 de mayo de 1959. Además fueron hallados una docena de platos de porcelana, numerosos casquillos de proyectil y otro tanto de fulminantes.
El hallazgo
Dos meses antes, Alfredo Biffi descubrió la ubicación de la Covadonga cuando un pescador le pidió que liberara una de sus redes, que se había atascado en el fondo de las aguas. Con el permiso de la Capitanía Mercante, Biffi y Cordero rastrearon en las profundidades del mar cada parte de la goleta chilena, en inmersiones que duraban hasta cinco horas diarias. Para ellos recién se ha culminado con una primera etapa. En una segunda fase, ambos marinos informaron que se pretendía desarenar la corbeta por estribor, utilizando motobombas especiales. Y luego se aplicaría sopletes a oxígeno para extraer por partes las piezas metálicas.
Valiosa insignia
A mediados de la década de los ochenta, unos pescadores de la zona encontraron y extrajeron una gran medalla de bronce de 45 kilos, con una inscripción que decía: “A la vencedora de la fragata blindada Independencia del Perú. Punta Gruesa, 21 de mayo de 1879. La juventud de Santiago y Valparaíso”.
Esta pieza fue entregada a la Municipalidad de Chancay, que para el 2011 tenía en custodia hasta 86 objetos pertenecientes al buque chileno, según una nota de El Comercio. Actualmente se pueden apreciar estas reliquias en el Museo de la comuna, creado en 1991 y ubicado en la Plaza Mayor.
Nuestro historiador Jorge Basadre cuenta que el 13 de setiembre de 1880, la nave chilena comandada por el capitán Pablo Ferrari ingresó a la ensenada de Chancay con la misión de destruir un puente para impedir el paso de los ferrocarriles.
Ferrari observó una lancha y un bote fondeados en el muelle. Ordenó hundir la lancha pero decidió izar el bote, que explotó y se llevó a pique a la Covadonga. Según Basadre el torpedo fue fabricado por Manuel Cuadros.
El historiador Clements Markham dice que la Covadonga se hundió en tan solo tres minutos y adjudicó la confección del explosivo al oficial de la marina Decio Oyague.
Orígenes de la Covadonga
Construida en España, su nombre original fue Virgen de Covadonga y se le lanzó al mar en 1859, teniendo su base en las Islas Filipinas y cumpliendo funciones de correo. En 1865 fue capturada por la Armada de Chile durante la Guerra con España y combatió en Iquique en 1879, donde fue perseguida por el acorazado Independencia del Perú, que encalló en Punta Gruesa.
La explosión que la llevó al fondo del mar provocó además la muerte de su comandante Pablo Ferrari y de 32 de sus marineros. Perú tomó 48 prisioneros y 29 de sus ocupantes fueron rescatados por la nave chilena Pilcomayo.