El Comercio ha cubierto las campañas electorales de casi 182 años de vida republicana, otorgando a sus lectores información útil para entender estos procesos y a los candidatos en cada caso. En las últimas décadas publicó suplementos electorales, organizó mesas redondas, audiencias vecinales; realizó coberturas de las campañas; y, por último, organizó grandes debates electorales municipales y presidenciales.
Los que empezaron a ser votantes desde la década de 1990 no pueden olvidar los clásicos suplementos “Elecciones 90”, “La Democracia Avanza” (proceso municipal 1993), “Elecciones 1995”, y así sucesivamente por cada quinquenio presidencial, con sus alternos comicios municipales. Todo eso era un valioso material de datos y hechos procesados que ayudaron a su formación como ciudadanos.
Las mesas redondas con los equipos técnicos y los propios líderes políticos en campaña ha sido una práctica constante en El Comercio desde décadas atrás. Esa tarea informativa se convertía en primordial en tiempos electorales. Así, el diario cumplía su papel de puente entre las autoridades y gestores públicos y la sociedad civil.
Desde el 2 de enero del 2000, El Comercio preparó un gran debate sobre los diversos problemas del país, por medio de cinco mesas redondas, en las que participaron expertos y representantes de las diferentes tendencias políticas. Se buscaba elevar el nivel del debate político-electoral, a pocos meses de las elecciones presidenciales de ese año. Los temas escogidos eran claves: Constitución, Gobierno y Estado.
Para ello se pidió a los lectores y televidentes (a través de Canal N) que participaran con sus preguntas enviadas por “cartas o correo electrónico”. La apertura hacia la audiencia desde esos años demostró una fuerte vocación social e integradora en el diario decano.
El siglo XXI es la centuria de la expansión de la cultura tecnológica en el mundo, pero también es la época del diálogo, del saber escuchar a la gente. Bajo ese criterio, el editor de Relaciones Comunitarias (y luego director del diario), Francisco Miró Quesada Rada armó, desde el 2002, el programa de audiencias vecinales.
Miró Quesada lo contó el 2019 en una entrevista: “Las audiencias salieron de una idea muy simple: los políticos le hablan al pueblo, ¿y al pueblo quién lo escucha? Vamos a hacer todo lo contrario: sentar al político y que escuche al pueblo. El periódico abrió un extraordinario espacio que cubrió todo el país. Dimos dos veces la vuelta al Perú”.
El contexto en que surgió esta inquietud fue netamente electoral, pues se acercaban las elecciones municipales de Lima ese mismo año (2002). La primera audiencia vecinal fue en Jesús María, donde entre autoridades y vecinos llegaron a ser 300 personas. Las audiencias posteriores llegarían a reunir entre 500 a 700 personas.
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Tras 14 audiencias vecinales, el 12 de abril de 2003 las audiencias empezaron a descentralizarse, convirtiéndose en “audiencias regionales”. En casi una década de reuniones masivas en todo el país, los resultados fueron óptimos.
La idea era que las autoridades locales se quedaran con la costumbre de escuchar a sus vecinos. Como dice el doctor Miró Quesada, que el modelo de El Comercio de reunir a las autoridades y sentarlos a escuchar las necesidades y quejas de su gente permaneciera como una práctica constante en sus gestiones.
La campaña “Usted Decide” había sido lanzada el 11 de mayo de 2010, y así como las mesas redondas con los equipos técnicos y el trabajo periodístico de los días electorales, estaba encaminada a promover el voto informado en las elecciones municipales y regionales del 3 de octubre de ese año.
El gran debate municipal de Lima fue el 20 de agosto del 2010, en el hall central del diario. Aquel sería el primer debate electoral organizado por El Comercio. En principio, solo los siete candidatos mejor posicionados, según la última encuesta de El Comercio-Ipsos Apoyo sobre preferencia electoral, participarían en el intercambio de puntos de vista sobre los problemas de Lima.
Los temas del transporte, la seguridad ciudadana, el caos urbano, el saneamiento y medio ambiente fueron los que abordarían los participantes: Lourdes Flores (Unidad Nacional, 36%); Álex Kouri (Cambio Radical, 23%); Humberto Lay (Restauración Nacional, 6%); Fernando Andrade (Somos Perú, 5%); Susana Villarán (Fuerza Social, 4%); y Luis Iberico (Alianza por el Progreso, 1%). En el caso de Carlos Roca (PAP, 2%), invitado al superar el 1% de las preferencias, no pudo asistir porque su propio partido lo abandonó antes del debate en El Comercio. Por eso, fueron finalmente seis los participantes, con Alex Kouri como el candidato con más tachas ante el JNE.
Ese viernes 20 de agosto, la esquina de Lampa y Miró Quesada se convirtió en el centro de la atención del país. Los seis candidatos invitados (de un total de 11) acudieron minutos antes y subieron al segundo piso del edificio histórico, al salón de los Directores. El mobiliario clásico impresionó a algunos candidatos que nunca habían estado en esa parte del local del diario.
Mientras todos disfrutaban de un pequeño brindis y solaz antes del agitado debate que se venía en pocos minutos, otro candidato, Gonzalo Alegría, de Acción Popular –no lo invitaron debido a que no pasaba la valla mínima del 1%– era retirado a viva fuerza ante su amenaza de encadenarse a las rejas de la puerta del diario.
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El equipo de Canal N estaba preparado para la transmisión en vivo y también lo estaba el equipo web del diario que haría lo mismo. Asumió las funciones de anfitrión, el director periodístico Francisco Miró Quesada Rada. El moderador del debate, Juan Paredes Castro, era a la vez el editor central de Política.
A partir de las 6 de la tarde, cada candidato expuso primero por cinco minutos, y luego en una segunda ronda por tres minutos. Hubo dos bloques de preguntas, a cargo de especialistas. Para acabar, los aspirantes tuvieron tres minutos para cada respuesta.
Al día siguiente, un suplemento especial del diario dio cuenta de lo dicho y hecho en el debate municipal; los planteamientos y las frases de los candidatos, así como las incidencias más reveladoras de la noche. Ese primer debate organizado por El Comercio fue considerado uno de los más “positivos”, “alturados” y “respetuosos” de ese proceso electoral, según los mismos candidatos participantes. No hubo ataques entre ellos. Así, el gran ganador fue el público votante de Lima.
El jueves 3 de marzo del 2011, El Comercio retomó la idea de hacer un gran debate electoral. Con la experiencia del debate municipal del 2010, el objetivo era ahora más importante: traer a todos los candidatos presidenciales al hall del diario, en el Centro de Lima. Ese objetivo se cumplió a cabalidad.
La campaña “Usted Decide: propuestas presidenciales 2011” funcionó bien y tener a todos los candidatos –con la sola excepción de Ricardo Noriega, de Despertar Nacional, quien llegó después– haciendo un brindis por el Perú con una copa de pisco, ya era un triunfo para la democracia.
Fue el primer debate presidencial en la historia donde estuvieron todos los candidatos en mesa de discusión. Eso no era poca cosa: revelaba la seriedad con la que todos tomaban esa cita. No era un club de amigos; eran, todos ellos, rivales políticos y responsables de cada palabra que dijeran durante ese evento electoral.
Ollanta Humala (Gana Perú) y Alejandro Toledo (Perú Posible) no se llevaban bien. La campaña los obligó a dimes y diretes feroces, pero el salón de maquillaje los reunió por unos segundos. Se cruzaron en el camino y Humala, luego de tomarse varias fotos con las maquilladoras, le dijo el ex presidente: “¡Te van a quitar 30 años!”; Toledo, con humor, respondió: “¡Para eso van a necesitar 3 días!”. Él también se tomó la foto con las embellecedoras: “¡Una foto con el cholo!”, habían aclamado ellas segundos antes.
Luis Castañeda Lossio (Solidaridad Nacional), algo irritado por el maquillaje, pidió que solo le pusieran chapas en las mejillas para darle un poco de vida. Pidió, además, una gaseosa para atenuar la ansiedad que aumentó al final de la sesión cuando un fotógrafo entró al área con la intención de inmortalizarlo. “¡No! ¡No! ¡Eso no!”, gritó Castañeda. Así salió de su mutismo.
Toledo, seguido por las cámaras, se cruzó con su ex ministro Pedro Pablo Kuczynski (Alianza por el Gran Cambio), pero no pasó de un frío saludo. Keiko Fujimori (Fuerza 2011) se maquilló a regañadientes, pero al final aceptó como un gaje del oficio. Mientras tanto, la candidata casi desconocida, Juliana Reymer (Fuerza Nacional), se ganaba a todos por su carisma y extrema puntualidad (fue la primera en llegar).
Cuando el director Francisco Miró Quesada la invitó a maquillarse y lucir “aún más guapa”, Reymer le contestó en el acto: “Oiga, amigo, ¡soy guapa siempre y esta noche voy a ser miss simpatía!”. La candidata anduvo susurrándole al oído algo al candidato de Fuerza Social, Manuel Rodríguez Cuadros, quien renunciaría a la candidatura días antes de las elecciones; tal como lo hizo la candidata del PAP, Mercedes Araoz, pero días antes del debate en el diario.
Luego de maquillaje general, se lanzaron bromas unos a otros. Y hasta Humberto Pinazo (Justicia, Tecnología, Ecología), hombre de pocas palabras, reveló esa noche que el director del diario decano había sido su profesor.
La campaña había sido hasta ese momento áspera, chocante, decepcionante en algunos casos, pero esa noche en El Comercio todos estaban serenos y algo intimidados por el escenario... Todos, menos Reymer que estremeció con un abrazo a un sorprendido José Ñique de la Puente (Fonavistas del Perú). Luego aparecieron Rafael Belaunde (Adelante) y, muy, pero muy tarde, Ricardo Noriega (Despertar Nacional), quien se ganó con justicia el mote del “tardón”.
En el escenario, los más experimentados demostraron aplomo, seriedad y afabilidad; los de menos cancha, algo de indecisión y algunos un talento para disimular todo lo que estaban sintiendo por dentro. Keiko tenía al lado a Mark y Ollanta a Nadine, los dos justamente pasarían a la segunda vuelta semanas después. Pero allí, en el hall de El Comercio, ese 3 de marzo del 2011, nada estaba aún dicho.
2014: EL DEBATE MUNICIPAL OTRA VEZ EN EL COMERCIO
Aquel fue un proceso electoral con propuestas, pero poco debate. La candidata-alcaldesa, Susana Villarán (Diálogo Vecinal), salvada de una vacancia por una consulta popular de revocatoria, parecía no tener tiempo para debatir; y el candidato largamente favorito, según las encuestas, Luis Castañeda Lossio (Solidaridad Nacional) creía innecesario desgastarse mucho en un debate.
Así llegaron los candidatos a esa fecha del 24 de setiembre del 2014. Era miércoles en la noche y todo era propicio para que, en la sede principal de El Comercio, se diera el esperado debate de candidatos municipales.
A las 6 de la tarde estaba pactado el encuentro de los 13 aspirantes al sillón de Lima. A esa hora iniciaron el diálogo directo y claro, como querían los ciudadanos. Exponer sus planes de gobierno y luego responder a las preguntas de los panelistas, era una mecánica infalible que aseguraba aprovechar el tiempo al máximo. La campaña en el diario decano era “Usted Decide: Elecciones Municipales y Regionales 2014” y bajo esa idea, como en el 2010, se abordaron diversos temas. El más recurrente fue el del transporte.
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Los candidatos fueron invitados una hora antes para ser preparados. Debían hacerlo de esa manera si querían destacar en un escenario donde toda Lima los observaría en detalle, en un ambiente cerrado; todos escuchándolos reflexionar, pensar y analizar los hechos, explicando sus propuestas y soluciones.
Edmundo del Águila (Acción Popular) llegó antes de la 5 de la tarde, y fue conducido al salón de los Directores. Minutos después, lo hizo Jaime Zea (PPC). El resto fue cayendo en racimo. Nora Bonifaz (Somos Perú) y Fernán Altuve-Febres (Vamos Perú) vinieron caminando desde el Palacio de Justicia, frente al Hotel Sheraton. Unos 15 minutos a pie.
La llegada del favorito, Luis Castañeda, fue dificultosa pues en la entrada partidarios de otros grupos lo llenaron de abucheos. Pero él permaneció mudo. A Felipe Castillo (Siempre Unidos) se sumó Susana Villarán, la alcaldesa que buscaba repetir el plato, y así fueron llegando hasta que hizo su entrada Salvador Heresi (Perú Patria Segura). Un sorteo terminó de ubicar la posición de cada uno de ellos.
Moderó Juan Paredes Castro, el director interino del diario, con el apoyo del otro director interino, Mario Cortijo. A los candidatos mencionados se sumaron: Alberto Sánchez Aizcorbe (Fuerza Popular), Guillermo Arteta (Alianza para el Progreso), Moisés Mieses (Partido Humanista), Álex Gonzales (Democracia Directa) y Enrique Cornejo (Partido Aprista).
Afuera, mientras tanto, una banda de músicos hacía retumbar la esquina histórica de Lampa y Miró Quesada. Eran unas sorpresivas portátiles que se aventuraron a venir, pese a que se les había solicitado no hacerlo. Al observar por las ventanas, se pudo comprobar que los escandalosos eran del Partido Humanista, Democracia Directa, Diálogo Vecinal y Solidaridad Nacional.
Tras repetir la ceremonia ritual del brindis por Lima con pisco y la foto grupal para el recuerdo, bajaron y empezaron con el tema libre en el que muchos coincidieron: la seguridad ciudadana. Heresi propuso declarar en emergencia por 180 días las zonas más peligrosas de Lima y que las FF.AA. apoyen a la Policía en la lucha contra la delincuencia; Sánchez Aizcorbe pidió más inteligencia policial, y Gonzales, impetuoso, no se cansó de exigir “drones contra los ladrones”.
El tema del transporte atrajo la atención de varios aspirantes: Villarán con su “Corredor Azul” y Castañeda con su Metropolitano tenían argumentos de sobra; y de rebote Cornejo se sentía aludido pues como ministro de Transportes durante el segundo gobierno de García, había impulsado el tren eléctrico.
Las críticas le llovieron a Castañeda por haber sido alcalde y a Villarán porque lo era. Los intercambios de puntos de vista sobre esos dos temas marcaron la pauta del debate, incluso hasta el final del debate. En el último mensaje, en un acto de humildad, cada quien pidió que votaran por él o por ella.
Todo acabó a las 8 y 10 de la noche. La foto del recuerdo y la imagen de un Castañeda incómodo recibiendo una carta de Villarán, que no era de amor sino una invitación a recorrer con él las obras de su gestión, cerraron la noche. El ex alcalde de Lima, que a la postre ganaría las elecciones de ese 5 de octubre de 2014, salió veloz del recinto.
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