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Yiye Ávila: la increíble historia de sanación colectiva en el estadio de Matute en 1978 | FOTOS EXCLUSIVAS
Como una “cruzada de fe evangélica” fue promocionada la presentación del pastor pentecostés Yiye Ávila, un famoso predicador portorriqueño que, decían, era capaz de curar cualquier enfermedad mortal. Al Perú llegó por primera vez en febrero de 1978 y casi llenó el estadio del club Alianza Lima, en el popular distrito de La Victoria.
Su nombre era José Joaquín Ávila Portalatín, Yiye Ávila, y era de Puerto Rico. Tenía entonces 52 años. El pastor llegó en un momento crucial del Perú: la dictadura militar había dado visos de cambio al permitir la implementación de una Asamblea Constituyente. En ese verano del ‘78, el país ya vivía una intensa campaña electoral para elegir a los constituyentes en junio de ese año. Los problemas del peruano promedio eran la pobreza, la inseguridad, la falta de trabajo y las carencias del sistema de salud. Este último punto era la pesadilla de millones de peruanos todos los días del año. Para aliviar ese asunto, llegó a Lima, el viernes 17 de febrero de 1978, el esperadísimo Yiye Ávila. Él iba a sanar a todos los que acudieran al estadio de Matute.
En la conferencia de prensa del sábado 18 de febrero de 1978, los promotores de la llegada del sanador caribeño confirmaron la primera cita para el lunes 20 de febrero, en el nuevo estadio del club Alianza Lima. El pastor Yiye Ávila había llegado al país en silencio, la noche del viernes 17 de febrero.
Él sabía de la gran necesidad de los peruanos de creer en alguien; sabía que las autoridades civiles y militares habían defraudado al sufrido ciudadano peruano en las últimas décadas; y también sabía que, por más esfuerzos que se hicieran desde el Gobierno, el pobre seguía siendo pobre y enfermaba cada día más.
Así, las tribunas del estadio del club Alianza Lima, en el barrio de Matute, en La Victoria, se repletaron esa tarde-noche del lunes 20 de febrero. Todo sea para ver al “evangelista portorriqueño” que tenía el don de curar todo tipo de enfermedades, al menos eso era lo que sus seguidores afirmaban.
Fueron miles de personas las que acudieron al estadio del equipo ‘grone’. Querían escuchar a Yiye Ávila, querían ver y sentir sus “curaciones milagrosas”. (EC, 19/02/1978)
El pomposo nombre del evento decía: “Gran Cruzada de Fe Evangelista”. De esta manera, fueron convocados grupos de todas partes del país y masivamente de Lima. Yiye Ávila venía precedido por una gran publicidad de sus “dones”, él era el esperado “curador de males gravísimos”.
Para una madre o un padre con un hijo o hija enfermos; para un hijo o hija con un padre o madre con una enfermedad terminal, en que la ciencia ya no le daba esperanzas, aferrarse a esta última opción era como aferrarse a la propia vida.
La propaganda evangélica, en la radio especialmente, había calado en la gente más sencilla y más necesitada a la vez. Un mensaje que se repetía en las emisoras radiales era que, en Puerto Rico, Yiye Ávila “lograba sanar a enfermos con sólo decirles que posaran sus manos en el receptor”. (EC, 19/02/1978)
Para el sector evangelista creyente, este boricua pentecostés iluminado era un “Superstar”, alguien capaz de revelarte lo divino, lo inefable, y así ofrecía a la gente una solución rápida y segura. Claro, solo debías llegar como sea al estadio de Alianza Lima, ese que se había inaugurado hacía menos de cuatro años, en diciembre de 1974, en el movido barrio victoriano de Matute, y allí esperar la salvación, la cura. Solo te pedían creer, porque si no creías, no te curabas.
En esa conferencia del sábado 18 de febrero de 1978, los agentes de Ávila sonaron convincentes al afirmar que los poderes de este eran reales, que “enfermos de polio, de tuberculosis, de artritis, curaron con sólo oír su palabra”. (EC, 19/02/1978)
LA VOZ DE YIYE ÁVILA CONMOCIÓ A UN PERÚ CRÉDULO
Pero Yiye Ávila no venía al Perú para dar una sola presentación. ¡Qué va! Esa primera impresión que habían trabajado cuidadosamente debía aprovecharse bien. Y así, sus promotores dispusieron que el gran pastor pentecostés portorriqueño hiciera sanaciones en el estadio de Matute, entre el 20 de febrero y el 12 de marzo de 1978. Y también lo haría en Chimbote (Ancash), del 14 al 20 de marzo de ese año.
Pero, ¿quién era en realidad este curador evangelista? ¿Quién era José Joaquín Ávila Portalatín? Yiye Ávila había nacido el 11 de setiembre de 1925, en Camuy, Puerto Rico. De joven fue un deportista, dedicado al fisicoculturismo. Llegó a ser “Míster Puerto Rico”.
Le interesaba estudiar medicina, pero prefirió ser profesor. Sufrió luego de artritis, una dura enfermedad que le hizo acercarse a la fe cristiana, a la lectura de la Biblia. A los 33 años, en 1958, empezó su camino hacia el Señor. En la década de 1960, Yiye Ávila fundó su ministerio en su tierra natal, para luego extenderse a Centroamérica y los Estados Unidos. (EC, 21/02/1978)
Este fue el hombre que llegó al estadio de Alianza Lima, en La Victoria (hoy estadio “Alejandro Villanueva”), ese lunes 20 de febrerode 1978, desde las 6 y 30 de la tarde (los domingos desde las 5 de la tarde), y lo seguiría haciendo por varios días más en Lima y después en Chimbote. Todos esperaban de él una “curación milagrosa”, pero lo que se vieron esatarde y noche en Matute, sin duda marcaría la vida de miles de personas.
Durante la jornada evangelista, hubo momentos muy dramáticos, escenas de madres cargando a hijos paralíticos, tullidos; otras veces aparecían personas llevadas en sillas de ruedas y otras casi arrastrándose con muletas o sin ellas; todos llegaron a estar cerca a ese sujeto que había sido presentado como el “Enviado de Dios”. El pueblo peruano solo buscaba un milagro que, en la mayoría de los casos, no se realizó. (EC, 21/02/1978)
Uno de los casos fue el de una persona sorda, quien aseguró haber vuelto a escuchar; en tanto, otras personas que fueron en muletas las dejaron para caminar sin ese apoyo mecánico. Esa noche, mucha gente salió del nuevo coloso de Matute convencida de haberse curado, aunque eso no fuera tan cierto.
Ellos escucharon también prédicas y oraciones de esa campaña evangélica de “salvación y sanidad divina”, cuyos anfitriones eran, según sus notas de prensa, “las Iglesias Evangélicas de Latinoamérica”.
Yiye Ávila oró por los peruanos presentes y ausentes, dijo, y lo hacía para que el país entero encontrara la “solución a los diversos problemas que se afrontan en la actualidad”. Asimismo, pidió a losconcurrentes al estadio que “hablaran con Dios” que estaba a su lado y que le pidan con fe, “porque Dios es el que cura a quien tiene fe en Él”, aseguró Ávila.
Pero los que se fueron convencidos de su sanación, en realidad, solo vivieron una poderosa sugestión, cubierto de fe que los sugestionó al máximo; por ello justamente se sentían curadas, pero eso no les iba a durar mucho tiempo, así lo explicaron especialistas de la psiquis como el doctor Carlos Alberto Seguín. (EC, 21/02/1978)
“No existen curaciones milagrosas, solo cuentos de sugestión”, fue la conclusión de un informe de El Dominical, a cargo de la periodista María Antonieta Vargas, quien entrevistó a profundidad al entonces presidente de la Asociación Psiquiátrica Peruana, el doctor Oscar Valdivia.
Para otra gente que también asistió al evento en el estadio de Alianza Lima, lo que hizo Yeyi Ávila fue orar, darles mucha fe. Por su parte, los promotores del pastor boricua estaban contentísimos con el gran número de asistentes a la primera sesión en Matute. Fue impresionante el número de personas que se inscribió como “nuevos creyentes”. (EC, 21/02/1978)
En el mismo campo de juego donde hacían diabluras los miembros del “Rodillo negro”, el caribeñoYiye Ávila informó que se efectuarían hasta el 12 de marzo de ese año ‘78 nuevas reuniones de este tipo. La promoción del evento religioso-sanitario continuó. El sábado 4 de marzo de 1978, un aviso muy destacado y publicado en las páginas del diario El Comercio, animaba a la gente a seguir asistiendo a las sesiones.
Lo interesante de ese aviso publicitario era que destacaba, con fotos incluidas, dos testimonios relevantes de los “milagros” que estaba obrando el pastor evangélico de Puerto Rico en el gramado de Matute.
YIYE ÁVILA: EL REGRESO AL PERÚ EN LOS AÑOS 80
José Joaquín Ávila Portalatín, Yiye Ávila regresaría al Perú en plena etapa del terrorismo de Sendero Luminoso. Fue en el verano de 1987. Algo lo hizo acordarse del Perú, quizás su sufrimiento por la violencia senderista era un acicate que no podía dejar de lado el buen pastor boricua. De esta forma, en enero de ese año (los veranos lo atraían), llegó con renovadas energías sanadoras.
Otro destacadísimo aviso publicitario, publicado el lunes 5 de enero de 1987 en el diario decano, revelaba el lugar y la hora del encuentro de fe y salud, bajo su liderazgo. Ávila, ya de 61 años, dividió la capital peruana con un sentido muy moderno.
Ahora era una cita con “Lima sur”, en el estadio San Juan de Miraflores (del 5 al 10 de enero); con “Lima norte”, en el estadio San Martín de Porres (del 11 al 16 de enero); con “Lima este”, en el Complejo Deportivo Canto Grande (del 17 al 22 de enero); y con “Lima centro”, de nuevo en su local favorito, el estadio de Alianza Lima (el sábado 24 y el domingo 25 de enero).
Solo en este último caso, en Matute, la cita con los creyentes o no creyentes se realizó desde las 3 de la tarde; en los otros casos, fue desde las 6 de la tarde.
El predicar pentecostés Yiye Ávila regresaría al Perú algunas veces más. La última vez ocurrió en el 2005. Yiye Ávila, un persistente escritor religioso, dejó este mundo mientras dormía, el 28 de junio de 2013, a sus 87 años.
En este episodio final, Gonzalo nos cuenta un hecho poco conocido de la vida de Tatán, uno de los malhechores más famosos de la época y cómo logró fugar con toda su banda de una penitenciaria.