Fue un 20 de setiembre de 1965, cuando Belaunde Terry recibió de manos de su ilustre visitante un fragmento de la hélice del avión de Chávez Dartnell y una mascarilla de bronce del héroe de la aviación.
Luego de ser distinguido con la Gran Cruz con Brillantes de la Orden del Sol, Giussepe Saragat, presidente de Italia, agradeció el homenaje conferido y expresó que en retribución al bello gesto del pueblo peruano, el pueblo italiano tenía el placer de entregarle parte de la hélice del gran pionero de la aeronáutica mundial, Jorge Chávez.
El 23 de setiembre de 1910, Jorge Chávez, hijo de peruanos radicados en Francia, partió desde Brigue, en Suiza, sobrevolando el Paso de Simplon y llegando a Domodossola en Italia en 41 minutos.
A pocos metros de aterrizar perdió el control de su máquina y se estrelló. Estuvo grave durante cuatro días hasta que falleció. Tenía 23 años de edad.
El mandatario europeo recordó la hazaña del aviador peruano y entregó además una mascarilla del héroe. Expresó que Jorge Chávez con su coraje y su genial intuición había hecho avanzar a la humanidad en el camino del progreso.
“Con su epopeya aérea ha contribuido al mejor conocimiento del mundo en que vivimos”, dijo Saragat.
El presidente Belaunde, luego de recibir las reliquias del héroe máximo de nuestra aviación, entregó a su huésped distinguido un juego de medallas de oro, en cada una de las cuales figuraba la efigie de los catorce incas, según informó El Comercio.
“La insignia, dijo el presidente Belaunde, la concede el pueblo del Perú en reconocimiento a los grandes servicios que presta el presidente Saragat a Italia y a la causa de la solidaridad mundial”.
La hélice del Bleriot XI
La aeronave de Chávez Dartnell fue un modelo monoplano diseñado por los franceses Louis Bleriot y Raymond Saulnier en 1908. Su fuselaje era rectangular y estaba formado por cuatro largueros de madera.
Tenía un motor de siete cilindros, que hacía girar la hélice de dos palas en un rango de 200 a 1.250 revoluciones, lo que era registrado por el tacómetro ubicado en el tablero de la nave.
Los tanques de combustible estaban instalados frente al piloto, uno a cada lado en los extremos de la cabina, y el panel principal solo contaba con una brújula magnética y el referido tacómetro.