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Grandes avisos anunciaron el sensacional estreno en Lima de ‘Tarzán, el hombre mono’, hace 90 años
Siete meses después de su presentación en Nueva York, la historia del hombre que se crió entre los simios llegó al Perú, y se proyectó por primera vez en el Teatro Colón, en 1932.
Ya en la edición del 19 de octubre de 1932 de El Comercio se anunciaba, en un aviso vertical y rectangular, en blanco y negro, el estreno en Lima de ‘Tarzan the ape man’, protagonizada por Johnny Weissmuller y Maureen O’Sullivan. El “magno estreno” del filme dirigido por W. S. Van Dyke sería el día 21 en el Teatro Colón, ubicado en el Centro de Lima, frente a la Plaza San Martín.
Gobernaba el Perú Luis Sánchez Cerro, administraba la capital José Manuel García Bedoya y Lima era una ciudad de tranvías y autos Ford, Dodge o Cadillac que no transitaban a más 40 kilómetros por hora. Ese mes se había inaugurado un monumento a Miguel de Cervantes Saavedra, el actor Will Roger estaba de visita y se había abierto el servicio telefónico entre Perú y Estados Unidos.
“Criado entre los monos, vivió entre ellos y llegó a dominar con su voz a las bestias más feroces”, mencionaba la publicidad de la cinta, que mostraba a Weissmuller y O’Sullivan entrelazados en un romántico abrazo. Si quería separar su entrada podía llamar al teléfono 34141. El afiche remataba con la siguiente frase: “¡La epopeya gloriosa de la selva!
La víspera del estreno
El aviso publicado el 20 de octubre era horizontal y un poco más grande que el anterior. Estaba ubicado en la parte inferior de la página y decía: “La película más grandiosa que verán ojos humanos, supera en escenas emocionantes a Trader Horn”. La comparación se entiende en tanto esta película de 1931 estuvo también ambientada en Africa y la dirigió el mismo W. S. Van Dyke. El aviso agrega: “Johnny Weissmuller, el campeón internacional de natación, aparece con todo el vigor de su forma escultural perfecta en su interpretación de Tarzán, el hombre mono”.
El aviso más impactante, a media página, se publicó en El Comercio el 21 de octubre de 1932, el mismo día del estreno. Con letras enormes se podía leer “Tarzán” y una foto del protagonista cargando a la bella Maureen O’Sullivan adornaba el anuncio. Ilustraciones de monos, leones y otros animales de la selva asomaban por distintas partes del afiche. Se alertaba puntualmente que la cinta de 99 minutos de duración sería presentada en dos funciones, una de Vermouth a las 6:30 pm y otra de Noche a las 9:45 pm.
Una expedición al África liderada por el profesor James Parker, quien buscaba el Cementerio de los elefantes, es atacada por unos nativos. Sorpresivamente son rescatados por un hombre que ha convivido con los simios desde niño, y posee habilidades y destrezas para moverse como pez en el agua dentro de la jungla. Se trata de Tarzán, quien secuestra a la hija del expedicionario, la señorita Jane, a quien lleva a vivir con él a una casa levantada entre los árboles de la tupida selva. Así empieza esta historia de aventuras, que tendría luego varias secuelas y quedaría impregnada en la memoria colectiva de todos los amantes del cine. El guion está basado en la obra del escritor norteamericano Edgar Rice Burroughs, quien la publicó en 1914.
Algunas fuentes indican que Weissmuller nació en Pensilvania, pero otras sitúan su lugar de nacimiento en una localidad de Rumania, cuando esta pertenecía al imperio Austro-húngaro. Vino al mundo en 1904 y deslumbró en las Olimpiadas de París (1924) y Amsterdam (1928), en donde consiguió cinco medallas de oro. La Metro Goldwyn Mayer le puso el ojo para interpretar al “hombre mono”, junto a su inseparable amiga la simia Chita, con quien actuó hasta en 12 filmes. Impuso además un grito muy particular que anunciaba su presencia en medio de la selva.
Weissmuller y su ligazón con el Perú
El imponente actor y nadador llegó a nuestro país el 24 de marzo de 1961, y permaneció entre nosotros durante una semana. Moviéndose con comodidad en esta “selva de cemento”, atendió a los reporteros y asistió como invitado a un programa de televisión. En el show televisivo “Esta es su vida”, dirigido por Pablo de Madalengoitia, fue parte del homenaje preparado al nadador peruano Walter Ledgard, conocido como “El brujo”.
Ledgard de niño había sido castigado y prohibido de salir de casa, pero su admiración por Weissmuller lo impulsó a escaparse y así poder ir a ver al cine a Tarzán. Era su ídolo como actor, pero más como nadador, lo que le inspiró para convertirse en una gran figura de la natación peruana, asistiendo a las Olimpiadas de Berlín. Cuando en medio del programa el Brujo Ledgard vio aparecer al ídolo de toda su vida se quedó perplejo y a la vez sumamente emocionado: Tarzán estaba frente a él.
En 1973 Peter Jonas Weissmuller sufrió un ataque cardíaco, luego del cual se estableció en Acapulco, México, donde falleció en 1984, retirado del cine y afectado en su salud mental.
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