/ NoticiasInformación basada en hechos y verificada de primera mano por el reportero, o reportada y verificada por fuentes expertas.
| Crónica
Quiñones: el día que su cuerpo llegó a Las Palmas y se supo que el héroe presintió su muerte | FOTOS
Hace 60 años, el 21 de setiembre de 1961, los restos exhumados del capitán José Abelardo Quiñones fueron despedidos de Chiclayo con sentidos homenajes, para luego volar al mausoleo de la Base Aérea Las Palmas en Lima. El héroe encontró el reposo definitivo entre su gente: los aviadores del Perú.
Habían pasado 20 años de su inmolación en defensa de la patria, durante el conflicto de Zarumilla con el vecino ecuatoriano. José Abelardo Quiñones Gonzales tenía 27 años cuando enfrentó su último minuto de vida ese 23 de julio de 1941. Ese día dirigió su avión de combate North American NA-50 contra las tropas ecuatorianas invasoras. Así se convirtió en nuestro un héroe nacional. Por ese motivo el traslado de sus restos mortales fue un acto simbólico de gran envergadura; un gesto de real reconocimiento institucional a la figura del militar que demostró un acendrado heroísmo y dignidad en el combate.
El día anterior, el miércoles 20 de setiembre de 1961, el cuerpo de Quiñones fue exhumado del Cementerio General de Chiclayo bajo una estricta vigilancia del personal de la Fuerza Aérea Peruana (FAP). Se esperaba un recibimiento especial en Lima. Pero lo que sucedió en Chiclayo fue conmovedor.
Chiclayo despidió con lágrimas a su héroe aviador
Toda la ciudad norteña se embanderó y fue declarado “Día Cívico”. El ataúd del héroe fue llevado en hombros hasta el atrio de la Catedral, y allí hablaron el obispo de la ciudad, monseñor Daniel Figueroa Villón; el alcalde de Pimentel, Francisco Palomino, como autoridad del pueblo donde había nacido Quiñones; y también emocionados escolares y docentes.
El último en dirigirse al pueblo chiclayano fue su alcalde provincial,Carlos Iparraguirre, quien colocó una medalla en el féretro del héroe, a modo de homenaje póstumo.
Unas 50 mil personas, entre miembros de las fuerzas militares, autoridades, escolares y público en general, siguieron el ataúd hasta el aeropuerto. A las 9 de la mañana de ese jueves 21 de setiembre de 1961, el avión con los restos del héroe peruano colocados en un ataúd metálico levantó vuelo desde la ciudad norteña.
Apenas se elevó el avión fue acompañado en el aire por las escoltas de otras bases aéreas, como las del propio Chiclayo, Piura y Talara. A la altura de Trujillo, se unieron a la guardia aérea los nuevos aviones T-37, de propulsión a chorro, recientemente adquiridos por la FAP en Estados Unidos.
En Lima, mientras tanto, recién a las 11 y 5 de la mañana recibieron noticias del vuelo de Quiñones. La Torre de Control de Corpac supo que la nave estaba a solo 25 minutos de aterrizar en la capital. Fue allí que un grupo de aviadores se alistó y levantó vuelo para dar el alcance al héroe y a su intrépida escolta.
La escuadrilla de modernos aviones evolucionaba sobre el cielo limeño y sobre la Base Aérea Las Palmas, en tanto llegaba al recinto militar, hacia el mediodía, el féretro del héroe. Ya esperaban los seis cadetes de la FAP, elegidos para hacer los honores al “primer héroe de guerra de la aviación peruana”.
El toque de silencio presidió a la inhumación del cuerpo en el mausoleo de la FAP, y también a las palabras de su Comandante General, José Alvístur. En el homenaje se aunaron dos compañías: una del Ejército (Grupo de Artillería Nº 11 “General Recavarren”) y otra de la Guardia Civil (personal de tropa del Centro de Instrucción de la GC).
Todo el cuerpo activo de la Fuerza Aérea Peruana: cadetes, suboficiales y tropa estaban en formación, abriendo un camino desde la entrada de la Base Aérea Las Palmas. También estuvieron delegaciones de escolares del quinto año de secundaria, como la del colegio Recoleta, y miembros del club Lambayeque, orgullosos paisanos de Quiñones.
Un espacio especial se reservó para los familiares del héroe. Estuvieron Luzmila Gonzales de Diez Canseco, hermana de la madre de Quiñones; Jorge Quiñones, hermano del padre del héroe, así como José y Raúl Quiñones Hurlisch, sobrinos del aviador, entre otros familiares cercanos.
El gran ausente en la ceremonia fue el presidente de la República, Manuel Prado Ugarteche. Pero tenía una justificación: se encontraba en una gira oficial por Estados Unidos, programada hacía mucho tiempo; justamente ese mismo día del homenaje a Quiñones, Prado conversó y firmó un comunicado conjunto con el presidente John F. Kennedy en torno a la no intervención en los asuntos de otros estados.
La anécdota sobre el presentimiento de la muerte de Quiñones
Tras la inhumación del cuerpo de José A. Quiñones en el mausoleo militar, en el que se unió al héroeJorge Chávez Dartnell, El Comercio pudo entrevistar a un amigo del héroe de guerra de la aviación peruana; en verdad, se trataba de su “compañero de vuelo”, el entonces coronel Jorge Soldi Le Bihan.
El coronel Soldi, promoción del héroe nacional, contó al diario una curiosa anécdota que revelaba que el capitán Quiñones tuvo una especie de presentimiento de su inmolación. “Cuando en la Base Aérea de Chiclayo, el coronel Álvarez reunió a la oficialidad presente poco antes de que partiéramos para Tumbes con el fin de participar en la campaña del Norte de 1941, terminó diciéndonos: ‘Recuerden ustedes que el pedestal de la Aviación está vacío’, haciendo alusión al hecho de que la más joven de las Armas peruanas todavía carecía de héroes de guerra”.
Soldi relató que, tras esa reunión, el entonces teniente Quiñones, quien era una persona de muy buen humor, le bromeó a otro mártir de la aviación, el teniente Renán Elías Olivera, y le dijo: “Ese pedestal es tuyo”, a lo que Elías contestó: “No, a ti te pertenece”. Pocos días después, los dos aviadores peruanos morirían lamentablemente en combate, en una acción de defensa de los intereses patrios.
Cinco años después del traslado del cuerpo del héroe, de Chiclayo a Lima, José Abelardo Quiñones fue declarado por el gobierno de Fernando Belaunde Terry, “Héroe Nacional del Perú”, mediante Ley Nº 16126 del 10 de mayo de 1966. Se estableció, además, que el 23 de julio de cada año sea el Día de la Aviación Militar del Perú.
Mucho más tarde, el 15 de abril del 2014, el pleno del Congreso aprobó por unanimidad el proyecto de Ley Nº 3177-2013, que nombró el espacio aéreo peruano como “Cielo del Capitán FAP José Abelardo Quiñones”.