Aldámiz tenía ya en su haber 35 horas de vuelo, mientras que el otro dominico, José Martínez, había alcanzado las 18 horas de prácticas.
Ambos religiosos lucieron su destreza en el manejo de los dos monomotores, mientras que monseñor Javier Armiz, Vicario Apostólico en Madre de Dios, los observaba desde tierra con mucha atención.
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Los dominicos realizaron una insólita exhibición de vuelo y luego aterrizaron con éxito sobre la pista del aeródromo, de unos mil metros de longitud.
Hubo algunos instantes de tensión y suspenso por la manera arriesgada en que la nave del padre Aldámiz se posó sobre la pista.
Ese espíritu arriesgado lo había traído desde Europa hasta Puerto Maldonado en los años 40, donde fundó la emisora “Madre de Dios”.
El padre Aldámiz, que nació en España en 1920, se interesó en mejorar los sistemas de comunicación de los pueblos nativos de nuestra selva.
Gracias a sus cualidades como aviador, se ofreció solidariamente a transportar a personas enfermas, alimentos y mensajería en su avioneta cessna, a la que denominó “Fray Martín de Porres”.
Un accidente se llevó al padre en Navidad
El 24 de diciembre de 1966, entre Iberia y la Misión dominica de Purús, el avión cessna que piloteaba el padre Aldámiz se precipitó sobre una chacra, pereciendo él y dos estudiantes de secundaria. Salvaron la vida dos jovencitas que quedaron heridas.
Según contó una de las sobrevivientes, el accidente se produjo por fallas en el motor. Aldámiz logró encenderlo hasta dos veces, pero a la tercera la máquina no respondió.
En 1997 el aeropuerto internacional de Madre de Dios fue inaugurado con el nombre de “Pedro José Aldámiz”, en honor al generoso dominico que perdió la vida sirviendo a la comunidad de esta región. Hasta este aeródromo llegó el papa Francisco en 2018, durante su visita al Perú.
Los dominicos son una orden religiosa de la Iglesia Católica creada por el presbítero español Domingo de Guzmán (1170-1221).
Guzmán, quien luego de fallecer fue canonizado, funda su Orden en 1215 y el Papa la aprueba un año después. El primer dominico en llegar al Perú fue Vicente de Valverde, quien arribó con la expedición de Francisco Pizarro, en 1532. Valverde fue quien bautizó a Atahualpa.