Luego de fundar el Frente Nacional de Juventudes Democráticas, el arquitecto Fernando Belaunde Terry (FBT), sabedor de su sospechosa derrota en las elecciones presidenciales de 1956 (las que ganó Manuel Prado), decidió fundar junto con sus más allegados y fieles adeptos, el partido político Acción Popular (AP), el sábado 7 de julio de 1956. Esa noche, Belaunde dio un discurso para la historia, denunciando los atropellos en esos complicados comicios electorales. Acabó su intervención fundacional con el nombre del nuevo partido: “Acción Popular”, repetido como un estribillo vibrante. Y es que, exclamaba, por acción del pueblo es que el Perú había logrado sus grandes obras, proezas y avances como una cultura ancestral, creativa y luchadora.
El “Perú como doctrina”, el lema que hizo famoso FBT y que representó la base ideológica de su partido político, pudo concretarse en un programa durante su primer gobierno (1963-1968). Se trataba de “Cooperación Popular”, un plan de trabajo mancomunado entre el Estado y el pueblo organizado para intervenir en el propio progreso de sus localidades.
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La antigua minka volvía desde el pasado incaico para convertirse en el motor del presente cambio. Eso era lo que ambicionaba el gobierno de Belaunde. Para ello se necesitaban una real capacitación, una mano de obra solidaria y también instrumentos de trabajo básicos en el campo o la ciudad. Uno de esos instrumentos elementales era la lampa. Ésta y los otros objetos de trabajo se hicieron cotidianos incluso en las inmediaciones de Palacio de Gobierno durante ese primer gobierno belaundista.
En ese marco, la lampa de Acción Popular empezó como la lampa de la “Cooperación Popular”. Y hubiera sido, sin duda, un elemento simbólico y trascendental para el partido en los años 70 sino fuera por el golpe militar que recibió el gobierno de Belaunde en octubre de 1968.
Pero la democracia retornó en 1980, junto con elecciones presidenciales y parlamentarias ese mismo año. Fue allí que, por primera vez, los candidatos pudieron ver no solo el nombre de sus partidos en la cédula de sufragio, sino también (novedad total) el símbolo o emblema con el que se les iba a identificar.
De esta forma, el partido Acción Popular, cuyo líder máximo continuaba siendo Fernando Belaunde Terry, presentaría sin duda la lampa como su emblema electoral. La lampa estaba colocada en la gráfica en un fondo blanco y rojo en forma oblicua, vinculándose así con un anhelo de peruanidad.
La decisión final de que ese símbolo sea el de AP surgió de una comunicación entre el propio Belaunde y otro líder acciopopulista. Se trató de Javier Alva Orlandini. En una breve entrevista para El Comercio, el 14 de noviembre de 2010, el mismo Alva, entonces presidente del partido del Paseo Colón, contó la anécdota:
“Yo era personero ante el Jurado Nacional de Elecciones cuando se tuvo que cumplir con la formalidad de establecer el símbolo. Llamé a Belaunde, que se encontraba en EE.UU., y le dije que, de acuerdo con la historia del partido, la lampa me parecía lo más adecuado. ‘¡Por supuesto!’, contestó. Mi hermano Miguel hizo el diseño con un fondo rojo, blanco y rojo inclinado, ya que por ley no podíamos usar la bandera al ser un símbolo patrio”, explicó en esa ocasión.
Con la lampa, pues, FBT ganó por segunda vez la presidencia de la República en 1980. Obtuvo el 46% de los votos por sobre el segundo puesto, el APRA, que con Armando Villanueva y la estrella como símbolo solo llegó al 27%. Entre otros símbolos esa vez hubo desde un puño cerrado (PRT) hasta un choclo (Focep).
En 1985, con la lampa y Alva Orlandini a la cabeza, Acción Popular pagó caro su complicado gobierno, con crisis económica, terrorismo y desastres naturales. En cambio, en 1990 no hubo lampa a la vista, ya que Acción Popular formó junto con el PPC y el Movimiento Libertad, integraron el Frente Democrático (Fredemo), liderado por el escritor Mario Vargas Llosa. El símbolo del conglomerado fue una escalera roja en fondo blanco.
La derrota del Fredemo fue también de Acción Popular. Pero la lampa seguía esperando su momento. La crisis de los partidos políticos tradicionales (un término acuñado por el vencedor de 1990, el ingeniero Alberto Fujimori) llevó, a la vez, a una deslegitimación de los símbolos que los representaban. Nadie quería ver por esos años a la estrella aprista y tampoco a la lampa acciopopulista.
En ese contexto se dieron las elecciones municipales de 1993, en las que fue reelecto el alcalde Ricardo Belmont por el Movimiento Obras. En ese proceso electoral, Acción Popular fue con sus propios postulantes. Para la alcaldía de Lima fue designado el sobrino del arquitecto Belaunde, Raúl Diez Canseco Terry.
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El ex presidente Belaunde estaba seguro de que había sido un error no haber ido a las elecciones de 1990 con su propio símbolo y partido. Así lo aseguró en una entrevista para el diario decano, publicada el 4 de abril de 1992: “Iremos bajo nuestros propios símbolos (la lampa), una sola bandera y un sólo lema, porque fue un tremendo error no utilizar la lampa en las pasadas elecciones generales”, manifestó.
Durante la campaña electoral municipal, que empezó a ponerse caliente recién en diciembre de 1992, pues las elecciones serían excepcionalmente el 29 de enero de 1993, el candidato de Acción Popular, Raúl Diez Canseco, empezó a hacer campaña con un símbolo distinto a la conocida lampa. Diez Canseco prefería un corazón.
Tanto fue el alboroto, que el 26 de diciembre de 1992, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), mediante la resolución 228-92-JNE, estableció que el uso del símbolo consistente en un `corazón’ correspondía únicamente al Movimiento Independiente de Bienestar Nacional. Así se impidió que el candidato acciopopulista Raúl Diez Canseco siguiera usando en su campaña el mencionado símbolo.
Tal movimiento independiente ya había obtenido la autorización del JNE, el 9 de diciembre de ese mismo año, para usar el símbolo del `corazón’ en aquel proceso electoral municipal. Acción Popular, por su parte, como partido político, nunca había renunciado a la lampa como símbolo electoral; es más, era el símbolo acreditado oficialmente ante el JNE. El asunto no pasó más allá de una ocurrencia del candidato y su entorno. Por lo demás, de acuerdo a la ley electoral estaba impedido de usar dos símbolos.
En esas elecciones, el partido de la lampa estuvo presente en todo el país, en cada departamento; y en Lima, en cada distrito, pero no le fue bien, pese al respaldo de su líder histórico, el arquitecto Belaunde, quien en un artículo publicado en El Comercio, previo a las elecciones, había recordado que parte de la historia de su partido siempre estuvo cerca del pueblo, desde aquel cabildo electoral en Pacaritambo, Cusco, que el presidió el 4 de agosto de 1963.
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La lampa fue, entonces, el símbolo que FBT reivindicó y que iba más allá de cualquier proceso electoral. Esto lo recordaba Víctor Andrés García Belaunde (Vitocho), cuando en una nota en el diario decano, del 7 de diciembre de 1997, señaló que la lampa estaba hasta en las grandes obras públicas hechas por el segundo belaundismo: “La gran represa de ‘Gallito Ciego’ fue concebida y ejecutada en un 85 % por el régimen de Belaunde, pero fue inaugurada por el presidente García. La autoría de la misma se ha perennizado en la propia obra (…), porque el vertedero de la represa tiene la forma de una gigantesca lampa, símbolo de Acción Popular”.
Para las elecciones presidenciales del 2006 (esas en las que ganó el APRA), Acción Popular tenía a un líder con el suficiente carisma y capacidad para la victoria. Era Valentín Paniagua, expresidente de la República, en la época de la transición, un periodo difícil del país: entre fines del 2000 y julio del 2001.
Por algún motivo, el partido de la lampa buscó hacer un frente. El Frente de Centro se llamó y, para no entrar en discusión con sus aliados Somos Perú y la Coordinadora Nacional de Independientes (CNI), tomó como símbolo una V en rojo, de Valentín o Victoria, no se supo, en un fondo blanco. Esa V mandó a la banca a la histórica lampa.
Como se sabe, tal frente no pudo pasar a la segunda vuelta, a la que accedieron Ollanta Humala y Alan García. Y desde antes de las elecciones hubo gente en Acción Popular que no estaba de acuerdo con cambiar el conocido símbolo por una letra. “¡Fue un gravísimo error!”, reconoció años después (2010) el entonces congresista Víctor Andrés García Belaunde, quien añadió que la idea era llevar un corazón con la lampa al medio (otra vez el corazón cerca). Valentín Paniagua apenas alcanzó el 5%.
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Curiosamente, para las elecciones ediles de octubre de 2010, los símbolos tradicionales sufrieron un revés por su poca recordación. A mes y medio de los comicios, a fines de agosto de 2010, una encuesta de Ipsos Apoyo advirtió de esa situación. Un representante de la encuestadora indicó que “no todas las marcas históricas son recordadas. Por ejemplo, solo el 6% de los encuestados conoce el símbolo de Gonzalo Alegría (lampa de Acción Popular)”.
Y en las elecciones presidenciales del 2011 (las que ganó Humala), Acción Popular y su lampa volvieron a desaparecer, pues se volcaron a tener otra alianza electoral, aunque ya no a la cabeza como lo hizo Paniagua, sino en segunda fila, y más atrás Somos Perú: fue la Alianza Perú Posible, cuyo líder Alejandro Toledo postuló sin ningún éxito. La T y la chakana se impusieron a la lampa en la designación del símbolo.
Con las lecciones aprendidas, el partido fundado en 1956 por el arquitecto Fernando Belaunde Terry optó por volver a sus fuentes y ser fieles a su símbolo histórico, la “lampa decisiva”, como le decía Belaunde, tanto en las elecciones presidenciales del 2016 (candidato Alfredo Barnechea, perdió) como en las elecciones ediles del 2018 (candidato Jorge Muñoz, ganó).
Este 2021 vuelve al ruedo electoral una lampa con historia, pero también con olvidos y maltratos.
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