Su padre era el defensa central del club Alianza Lima, Félix Fuentes López, recordado porque en un clásico del 30 de agosto de 1947 debió convertirse en arquero. El ‘equipo íntimo’ ganó 4 a 0 a Universitario, e incluso Fuentes le atajó esa tarde un penal nada menos que a Lolo Fernández. Aquel partido se suspendió 20 minutos antes del final, ya que un grupo de hinchas cremas, enfurecidos por la goleada, invadió la cancha del viejo Estadio Nacional.
Un año después de esa gloria paterna, nació Lucha Fuentes, en la cálida ciudad de Ica. Su madre fue la señora Estela Quijandría, quien fue la primera en ver la afición de su hija por el “deporte de la net alta”. Lucha jugó el vóley desde muy niña, y así, a sus 14 años, en 1962, fue descubierta por Akira Kato, el entrenador japonés que las autoridades deportivas habían traído al Perú para dar el gran salto deportivo.
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Material humano había en el Perú, pero su búsqueda era un reto para las autoridades. De esta forma, Lucha Fuentes dejó su casa en Ica y vino a Lima, donde estudió y jugó desde 1963 en el famoso ‘Colegio Divino Maestro’, semillero de grandes voleibolistas desde entonces.
En una entrevista a El Comercio, el 5 de marzo del 2010, la deportista ejemplar que fue siempre Lucha Fuentes contó sintió esos años iniciales de su carrera deportiva: “Era de clase media baja, pero gracias al deporte pude ayudar a mi familia, apoyar en sus estudios a mis hermanos”, dijo.
A la par que estudiaba la carrera de docencia en Educación Física en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), Lucha Fuentes jugó en la selección peruana y fue en ella feliz. Destacó como seleccionada nacional desde 1965, con solo 17 años.
En los últimos años de la década del 60, brilló como pocas deportistas peruanas lo hicieron de la mano de su entrenador Akira Kato, quien justamente en 1965 había introducido en el Perú la denominada “Escuela asiática”, esto es, juego rápido, elaboradas tácticas de ataque, rigurosas técnicas de defensa y un entrenamiento físico muy duro. Ese era el vóley moderno.
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LUCHA FUENTES: ÉXITOS INTERNACIONALES EN EL VÓLEY
En 1967, Lucha Fuentes empezó a demostrar que era la líder y la jugadora más desequilibrante del equipo bicolor. Con ella a la cabeza, Perú fue subcampeón en los Juegos Panamericanos, campeón sudamericano en Santos (Brasil) y ocupó el cuarto lugar en el Mundial de Japón.
Al año siguiente, en 1968, la escuadra peruana logró el cuarto lugar en los JJ.OO. de México; y en 1969, el subcampeonato sudamericano en Caracas (Venezuela). La década siguiente fue brillante para Lucha Fuentes. En 1971, Perú logró el subcampeonato en los Juegos Panamericanos de Cali (Cuba fue el campeón), y luego la bicolor fue campeón sudamericano en Montevideo (Uruguay).
Dos años después, en 1973, Lucha Fuentes llevó al Perú a conseguir nuevamente el campeonato sudamericano en Bucaramanga (Colombia), y a lograr el cuarto puesto en la Copa del Mundo de Uruguay. La historia de sus logros junto con Perú se siguieron dando: subcampeón panamericano en México y campeón sudamericano en Asunción (Paraguay) en 1975; y, en 1977, campeón sudamericano en Lima (Perú).
A nivel mundial y olímpico las cosas fueron más difíciles, pues Lucha Fuentes y sus compañeras (entre ellas, Ana Cecilia Carrillo, ‘Pilancho’ Jiménez, Irma Cordero, Meche Gonzales, etc., todas excelentes jugadoras de vóley) se enfrentaron a verdaderas potencias; por ello el sétimo lugar en los JJ.OO. de Montreal en 1976, y hasta el quinto puesto la Copa del Mundo de Japón en 1977, así como el décimo lugar en el Campeonato Mundial de Moscú en 1978.
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Pese a ello, Perú mantuvo su buen nivel panamericano y sudamericano. Lucha Fuentes, junto a sus compañeras de generación, lograron ser en 1979 subcampeonas panamericanas en San Juan (Puerto Rico), así como campeonas sudamericanas en Santa Fe (Argentina).
Sin embargo, ese año de 1979, a los 31 años de edad, Lucha Fuentes se dio cuenta de que la selección peruana de vóley necesitaba un recambio generacional, y por ello decidió su retiro, luego de 14 años de intensa actividad deportiva.
LUCHA FUENTES: EL MOMENTO DEL RETIRO EN 1979
La revista ‘Balón’ de ese entonces, reprodujo la “Carta de renuncia” de Lucha Fuentes, dirigida a la Federación Peruana de Voleibol (FPV), institución fundada en 1942. Algunos de los párrafos más conmovedores fueron estos:
“En el silencio de la intimidad y sosiego, me he detenido a repasar los tiempos idos y tan bellos recuerdos que sólo pueden deparar horas triunfales de color peruano, ahí donde tuviéramos ocasión de competir, horas que hicieron olvidar dolores y nostalgias, y también he podido persuadirme de que cumplí ya con mi deber como jugadora”.
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“Mi país me ofreció la maravillosa oportunidad de realizarme deportivamente intentando prestigiarlo y en ese intento, durante largos 14 años, en diaria entrega, he vivido lo mejor de mi existencia, estimulada por la también diaria alegría de ser peruana. Seguiré con esta alegría, sin duda, hasta el fin de mis días, pero es hora de dar oportunidad a las demás niñas y jóvenes, quienes como yo, hace tiempo, ansían el privilegio de defender a nuestro país en el campo del deporte de sus amores”.
“Si lo permiten Uds. desde nuevos lugares y circunstancias, ofreceré mi contribución al Voleibol Nacional. Por todo lo dicho, conmovida en los más profundo de mis sentimientos, hago uso de esta carta para comunicar a Ud. que he decidido irrevocablemente dejar de pertenecer como jugadora al Seleccionado Peruano de Voleibol, luego de realizarse los próximos Juegos Panamericanos”.
Pero Lucha Fuentes no se alejó del mundo del vóley. Todo lo contrario: siguió ayudando en la organización del deporte que amaba y se encaminó (incluso antes de su retiro) en formar equipos de trabajo con otras voleibolistas para “cazar talentos” en el interior del país; viajaron a Piura, Chiclayo, Ica, Arequipa, Huancayo, Iquitos, entre otras ciudades del país.
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Una ‘cazatalentos’ nata, eso ha sido también Lucha Fuentes. Y entre las que descubrió, en un trabajo que hizo durante varios años junto a Irma Cordero, Ana María Ramírez, Delia Córdova, Olga Asato y Norma Velarde, figuró la voleibolista Denise Fajardo, una de nuestras olímpicas de plata de Seúl 88. Denise, en 1978, solo tenía 13 años y jugaba en el club ‘Circolo Sportivo Italiano’. La liga de Pueblo Libre ya le estaba quedando chica a esa pequeña gigante del vóley.
LUCHA FUENTES: SUS SACRIFICIOS Y SATISFACCIONES POR EL VÓLEY
Lucha enseñó lo que sabía a la siguiente generación, la de Denise Fajardo, Gina Torrealva, Carmen Pimentel, Cecilia Tait, la gran Cecilia, quien reconoció que Lucha Fuentes, a la que admiraba, había sido su “mi primera entrenadora”. Eran aquellos tiempos setenteros en que se entrenaba en la Bombonera del Estadio Nacional.
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Pero, no todo fue color de rosa para Lucha Fuentes. Ella debió sacrificarse duramente para darle logros sudamericanos y panamericanos al Perú; incluso debió posponer sus propios planes personales y familiares. Solo basta leer esta declaración suya de marzo del 2010 para imaginar la dimensión de su entrega deportiva:
“A mí me prohibieron casarme mientras jugara vóley. Ahora todo es distinto: como mujeres queremos salir adelante y estudiamos, aspiramos a puestos que antes nos estaban vetados”. (EC, 05/03/2010).
Pero al vóley, Lucha siente que le debe todo. Así declaró en el 2006 a El Comercio: “El vóley me dio todo lo que tengo. Me dio disciplina, me formó como persona, me enseñó a ser una buena deportista, una buena hija, esposa y madre. Me dio excelentes amigas que nos reunimos, religiosamente, una vez al mes. Nos juntamos todas, hacemos la promesa de hablar de todos los temas y siempre, fieles, terminamos hablando de vóley. Es nuestra vida”, confesó finalmente.
Tras su retiro, y luego de algunos años, su presencia pública se apaciguó en el seno familiar. No obstante, el respeto y la admiración por su carrera deportiva se mantuvieron muy firmes. Ya en el 2000, Lucha Fuentes fue nada menos que nominada por la Federación Internacional de Vóley en la elección a la ‘Mejor Jugadora del siglo XX’, junto a su colega Cecilia Tait.
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Lucha Fuentes es parte del ‘Salón de la Fama del Deporte Peruano’ desde el 2012. Este reconocimiento del Comité Olímpico Peruano (COI) fue otorgado también a figuras del deporte de la categoría de Lolo Fernández, Rosario ‘Choco’ de Vivanco, Edwin Vásquez y Cecilia Tait.
Una deportista con sensibilidad social como Lucha Fuentes no podía dar la espalda a proyectos como el de las ‘Academias Deportivas Escolares’ (Fundación Telefónica) en el 2018, y en las que participaron alrededor de 300 menores y jóvenes, de entre 9 a 14 años. Asimismo, todo el Perú pudo verla a nivel nacional, cuando en la noche del 26 de julio de 2019, llevó la antorcha de los Juegos Panamericanos de Lima, que se inauguraron esa noche.
Lucha Fuentes es hoy una gloria nacional viva y, sin ninguna duda, una de las voleibolistas más completas (sino la más completa) que ha dado el Perú en el siglo XX y en lo que va del siglo XXI.