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Horas después que Japón fuera sacudido por un terremoto de 7 grados en la escala de Richter, un famoso cantante mundial arribó al Perú procedente de Los Ángeles, Estados Unidos. El 7 de enero de 1995, el tenor italiano Luciano Pavarotti llegó a Lima para realizar un multitudinario concierto en el Hipódromo de Monterrico, en Surco.
Durante su estadía, el cantante lírico recibió un homenaje en el Jockey Club del Perú y escuchó cantar a Juan Diego Flórez. También visitó al presidente Alberto Fujimori en Palacio de Gobierno y fue jurado de un concurso internacional que llevaba su nombre. Esta fue la primera vez que Pavarotti se presentó en nuestro país.
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Eran las 8 y 35 de la noche del sábado 7 de enero de 1995, cuando Luciano Pavarotti llegó al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez a bordo de un jet privado de color blanco con rayas azules. El italiano arribó a nuestro país procedente de Los Ángeles, Estados Unidos. En esa ciudad había realizado su último concierto. También había participado como jurado del concurso internacional que llevaba su nombre.
En el terminal aéreo limeño, decenas de periodistas esperaban ansiosos en la pista de aterrizaje. Veinte minutos después, varios agentes de seguridad bajaron del avión y formaron un cordón humano impenetrable. Su idea era impedir el asedio de la prensa. Por eso, primero descendieron el representante del tenor y su secretaria. Luego, empezaron a desembarcar todo su equipaje.
Instantes después, Pavarotti bajó por las escaleras y saludó a las anfitrionas que estaban en el lugar. Luego, tuvo una breve conversación con una pequeña comitiva conformada por el presidente de Prolírica, el director del Instituto Italiano de Cultura y el embajador de Italia en el Perú. Finalmente, se subió a un auto que estaba estacionado en pista de despegue y se fue a su hotel. Esta era la primera vez que el famoso cantante pisaba nuestro país.
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Al día siguiente, el 8 de enero de 1995, más de 400 personas empezaron a trabajar incesantemente en las instalaciones del Jockey Club del Perú, en Surco. Decenas de carpinteros, escenógrafos, luminotécnicos y electricistas preparaban el recinto para el considerado “concierto del año”. Hasta el Hipódromo de Monterrico llegaron 14 toneladas de equipos de luces y sonidos en cientos de vehículos.
Según Jorge Ferreyros Seguín, encargado de la parte técnica del evento, se esperaba la presencia de más de 25 mil espectadores. Hasta ese momento, más del 65% de las entradas ya se habían vendido. Los precios oscilaban entre 5 y 500 dólares. Por eso, todas las plateas habían sido coloreadas de acuerdo al nivel de la zona. Estas áreas tenían su propio estacionamiento y anfitrionas exclusivas.
Ferreyros también indicó que el megaevento sería resguardado por más de 1000 agentes de seguridad, entre ellos 100 oficiales de la policía montada y 40 de la unidad de explosivos. Asimismo, contó que se iban a instalar 600 cajas de sonido, distribuidas en cuatro torres de 14 metros de altura, y seis pantallas gigantes de 300 pulgadas en ambos lados del escenario. Además, durante el concierto, tres buses de lujo circularían constantemente desde la zona de parqueo hasta las tribunas. Un espectáculo que costaría cerca de $ 2.300.000.
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Horas después, cerca de las tres de la tarde, Luciano Pavarotti llegó al Jockey Club para recibir un homenaje. Vestido con un jean gris, camisa rosada, zapatillas, sombrero y una bufanda, el cantante italiano se ubicó en el palco oficial junto al tenor peruano Luis Alva y al presidente del club hípico. En el lugar, decenas de personas y periodistas nacionales lo esperaban. Todos querían estar cerca del famoso intérprete.
Minutos después, Pavarotti levantó una copa de champagne para brindar con todos los asistentes en el hipódromo. En seguida, disfrutó de los caballos de paso y de un baile de marinera norteña. Luego, observó una carrera de caballos y entregó el trofeo al ganador. Más adelante, declaró para El Comercio: “El público peruano es maravilloso”. Además, confesó que le gustaba mucho la música peruana y le regaló un abrazo a una fanática de 83 años de edad.
Más tarde, el cantante visitó el Colegio Italiano Antonio Raimondi, en La Molina, para presidir la final del Concurso Lírico Nacional que llevaba su nombre. Este evento se realizaba en todos los países donde él se presentaba. Allí eligió al ganador entre seis jóvenes prodigios. El vencedor participaría en el concurso mundial de Filadelfia, Estados Unidos. Además, escuchó las presentaciones de Juan Diego Flórez y Francesco Petrozzi.
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Al mediodía del 9 de enero de 1995, Luciano Pavarotti dio una conferencia de prensa acompañado por su representante Tibor Rudas, el director de orquesta Leone Magiera, el flautista Andrea Griminelli y su amigo Luis Alva, quien hizo de traductor. Ahí contó sus primeras impresiones: “Ya llevo 48 horas aquí en Lima y estoy muy contento en esta bella ciudad. Ayer tuve un contacto bastante estrecho e intenso con el público e incluso pude escuchar algunas voces”.
Asimismo explicó por qué realizaba presentaciones masivas fuera de los teatros de ópera. “Considero que los grandes conciertos que he venido dando han logrado llegar a muchísima gente, por ejemplo el último en Londres logró reunir a un billón de personas. Esto me da grandes satisfacciones, porque he logrado difundir la música en la forma que quería. Me da mucha satisfacción porque comencé a hacer esta cosa solo y con la crítica de todos. Sin embargo, hoy todos están muy contentos”, dijo el italiano.
Pavarotti también confesó que fue a los 12 años cuando se dio cuenta que quiso convertirse en tenor tras escuchar a Beniamino Gigli. Además reveló que todavía seguía estudiando para mejorar como cantante y que realizaba los mismos ejercicios de vocalización que le enseñó su maestro Arrigo Pola en 1955. Asimismo explicó que la madurez de un intérprete era “cosa de tiempo” y que ser feliz como ser humano le permitía desenvolverse plenamente en los escenarios.
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La mañana del 10 de enero de 1995, el famoso tenor visitó al presidente Alberto Fujimori en Palacio de Gobierno, en el Centro de Lima. Ya en el lugar, el italiano ingresó por la puerta principal y se trasladó al Salón Dorado en medio de decenas de cámaras de televisión, fotógrafos y periodistas. La imponente belleza de la sala presidencial dejó al intérprete impresionado.
Tras unos minutos de espera, Luciano Pavarotti ingresó al Salón de Embajadores junto a Luis Alva. También lo acompañaron los directivos de Pro Lírica y el embajador de Italia en el Perú. Todos se reunieron con el presidente peruano por casi una hora. En la conversación, el famoso cantante invitó al mandatario al recital. El Jefe de Estado aceptó la propuesta. Luego, ambos posaron para las cámaras. Después, el italiano se subió a un vehículo que lo llevó a su hotel.
Cabe resaltar que horas antes de esa visita, la Orquesta Sinfónica de Cracovia también recorrió la casa presidencial. La excursión estuvo a cargo de un guía, quien les contó la historia de la sede. Esa mañana también se realizó el último ensayo general de todo el aparato de seguridad del concierto. Cientos de anfitriones y policías se desplegaron por el Hipódromo de Monterrico. Además, varios helicópteros sobrevolaron la zona.
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La noche del miércoles 11 de enero de 1995, Luciano Pavarotti se presentó en el inmenso escenario instalado en el Jockey Club del Perú. Cerca de 20 mil personas llegaron hasta el Hipódromo de Monterrico para deleitarse con la voz del tenor más famoso de ese momento. El espectáculo lo abrió la Orquesta Sinfónica de Cracovia dirigida por Leone Magiera.
A las 8 y 20 de la noche, Pavarotti recién apareció en el escenario vestido con una chaqueta negra y su clásico pañuelo blanco en la mano. El italiano sonrió y abrió los brazos en su primera intervención con el público. Luego, se concentró por unos segundos con las manos entrecruzadas y empezó el show. Su potente, privilegiada y bien afiatada voz inundó de melodías el recinto.
El dramatismo que transmitió en cada una de sus interpretaciones hizo estremecer a los espectadores, que respondieron con grandes ovaciones, especialmente durante la segunda parte del programa, que comenzó con dos conocidas canciones de la ópera. El tenor solo atinó a agradecer el entusiasmo con una cálida y franca sonrisa. La presentación acabó con el tan esperado ‘O sole mio’.
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Al día siguiente, el 12 de enero, Luciano Pavarotti llegó al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez en un automóvil oficial del evento. Dos vehículos con parte de su comitiva lo acompañaban. Ya en el terminal aéreo, el famoso cantante italiano fue escoltado por un gran despliegue de seguridad. Por eso, no pudo declarar para la prensa.
Es así como se subió directamente a su avión privado que permanecía estacionado en la zona internacional del terminal aéreo. La nave había estado tapada durante los días que el cantante estuvo en Lima. Tras ello, arribaron al jet sus acompañantes. De esta manera, Pavarotti se despidió del país y viajó rumbo a Santiago de Chile para seguir su gira por Sudamérica.
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