Un poco más de un mes antes, el 24 de marzo de 2004, en Los Ángeles, California (EE.UU.), se había realizado un homenaje a la figura de Mijail Gorbachov por su apoyo decidido a la defensa de los principios de la ‘Cruz Verde Internacional’, una institución que el líder ruso había fundado en 1993. Con este reconocimiento como adalid de un ‘mundo verde’, Gorbachov, el ex presidente de la antigua URSS, arribaba al Perú en mayo de 2004.
El último presidente soviético y premio Nobel de la Paz 1990 llegó al Perú para dar la exposición de cierre del ‘Sexto Simposio Internacional del Oro’, evento que se llevó a cabo del 4 al 7 de mayo de 2004, y en el que habló durante 30 minutos sobre los que, a su juicio, eran los tres principales problemas mundiales: la seguridad, la lucha contra la pobreza y las amenazas al medio ambiente; una agenda bastante visionaria y actual, pese a los 18 años transcurridos desde entonces.
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El simposio, organizado por la Sociedad Nacional de Minería del Perú, en el Museo de la Nación, en San Borja, reunió a unas dos mil asistentes, que provenían de 20 países del mundo. Destacaban en ese conjunto de interesados los representantes de las principales compañías mineras del mundo. Todos al mismo tiempo en Lima.
En el transcurso de esos breves días en Lima, el periodista Carlos Novoa del diario El Comercio pudo recibir las respuestas del ex presidente soviético a un cuestionario que se le había hecho llegar días antes. Allí Gorbachov reflexionó sobre el peso que tuvo el proceso de la ‘perestroika’ (reestructuración) y del ‘glasnot’ (transparencia) a nivel mundial, y de su esperanza de que en 10 ó 20 años existiera un verdadero cambio, en medio de un nuevo orden mundial que debía implicar mayor seguridad y estabilidad.
“La perestroika en la Unión Soviética tuvo un gran impacto no solo en el público de nuestro país, sino alrededor del mundo. Millones de personas en el mundo se convirtieron en seres libres y empezaron a vivir y desarrollarse en un mundo democrático”, dijo entonces el hombre de la mancha en la frente. (EC, 08/05/2004)
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Visionario y con la mente clara en el papel que le correspondía cumplir, Gorbachov señaló que el fin de la Guerra Fría les permitió eliminar las armas nucleares. “No podíamos desperdiciar una oportunidad histórica y ahora esperamos seguir ayudando a los países en desarrollo que buscan reducir sus índices de pobreza y debemos luchar porque el nuevo orden mundial tenga niveles de división”.
Asimismo, se mostró cauteloso y paternal cuando afirmó a El Comercio que “los grandes problemas que se viven en el mundo no deben crear confusión o pánico. Los países más desarrollados debemos trabajar juntos para salir adelante y resolver estos problemas”.
Mijail Gobachov se dio tiempo para reunirse con el presidente peruano en funciones, el economista Alejandro Toledo. El 7 de mayo de 2004, a pocas horas de su discurso de cierre del evento minero mundial y de su partida del país, el líder ruso visitó Palacio de Gobierno. Se reunió en privado con Toledo en el ‘Salón de Embajadores’.
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Luego los dos dieron la cara a la prensa, también por pocos minutos. Al lado de Toledo, no podía faltar la primera dama Eliane Karp y algunos ministros de Estado, así como José Miguel Morales, presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, que hizo posible la visita de Gorbachov.
Alejandro Toledo se dirigió a Gorbachov con una frase muy medida y protocolar, nada campechana como era habitual en él: “Señor Gorbachov, bienvenido al Perú”. El presidente peruano sintió el peso de estar ante una figura internacional que hacía historia en la política mundial.
Los dos líderes, el ruso y el peruano, coincidieron en indicar que aquel encuentro, aunque breve, reafirmaba los lazos entre el Perú y Rusia: “Su visita a esta parte del mundo nos alienta mucho”, remató Toledo.
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Gorbachov, en su primera y única visita al país, expresó su deseo de “conocer más el Perú y su gente”. Pero sus palabras posteriores con las que cerró el simposio minero resonarían en la mente de los peruanos por varios días más; allí dijo que si las voces de protesta en el mundo no eran escuchadas ni atendidas por sus gobernantes, la situación se tornaría explosiva.
Poco antes de la cita en la Casa de Gobierno peruano, Mijail Gorbachov fue distinguido por la Universidad de Lima, que le otorgó el título de Doctor Honoris Causa. El líder ruso era la tercera persona que recibía tal reconocimiento académico de esa casa de estudios. El escritor Mario Vargas Llosa y el ex presidente de la República, Fernando Belaunde Terry, lo precedieron en el mismo honor.
El hoy fallecido líder soviético estaba de gira por América Latina. Había viajado antes a las repúblicas de México y Ecuador; por eso, el mismo día de la clausura del simposio del oro en Lima, partió a Venezuela, su último punto en Sudamérica.
Mijail Gorbachov era entonces un político aun vital e imparable, y sus peregrinaciones a varios países de los cinco continentes eran reveladoras de su ímpetu de roble. Descanse en paz.
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