La historia de la primera generación de mujeres detectives en el Perú
Tras un largo proceso de reconocimiento de sus capacidades profesionales, las mujeres policías fueron ocupando puestos claves en la tarea de la investigación policial en el país. El primer paso se dio a mediados de los años 50.
Mientras las tropas gobiernistas de Fulgencio Batista arremetían contra los rebeldes en Santiago de Cuba, y se corría el rumor de que entre los revolucionarios caídos estaba el propio Fidel Castro; en Lima, ese mismo 3 de diciembre de 1956, un grupo de mujeres de la Policía Femenina empezaba sus exámenes finales para graduarse y convertirse en las primeras detectives del Perú.
Una Policía dedicada a la investigación funcionaba en el Perú como un grupo de detectives y auxiliares desde 1922, en que se creó el Cuerpo de Investigación y Vigilancia (CIV), durante el oncenio de Leguía. Ellos realizaban labores de investigación, resguardo y prevención. Desde sus comienzos se esmeraron en desarrollar una tarea de carácter técnico y científico. Se enfocaban, básicamente, en la investigación criminal.
RECONOCIMIENTO OFICIAL DE LAS INVESTIGADORAS POLICIALES PERUANAS
La Sección Masculina de Auxiliares de Investigación de la Escuela de la Guardia Civil y Policía fue creada por decreto supremo, el 24 de mayo de 1938. En esa ocasión se planteó para ellos 100 vacantes por semestre y otros cursos de formación.
Durante el gobierno del presidente José Luis Bustamante y Rivero (1945-1948), se expidió una resolución del 15 de septiembre de 1948, para otorgar autonomía e independencia al CIV. Es en el segundo gobierno de Manuel Prado (1956-1962) que dicho cuerpo se profesionalizó y expandió.
Luego, mediante una resolución ministerial del 9 de noviembre de 1955 (aun en el gobierno de Odría), se creó la Sección Preparatoria de la Policía Femenina del Cuerpo de Investigación, Vigilancia e Identificación (CIVI, nuevo nombre del anterior CIV), abriéndose el ingreso al personal femenino en el campo de la investigación policial. La Sección Femenina de Auxiliares de Investigaciones del CIVI sería creada por resolución suprema, el 9 de abril de 1956.
Con la primera promoción se formaría justamente dicha Sección Femenina de Auxiliares de Investigaciones. De esta forma, el 2 de mayo de 1956, cuarenta mujeres se incorporaron al CIVI, convirtiéndose en alumnas de la Sección Femenina de la Escuela de Auxiliares de Investigaciones.
El 28 de mayo de 1956, en la propia Escuela Nacional de Policía, una ceremonia oficial de ingreso consagró este paso vital en el trabajo de las mujeres policías. Según las autoridades de entonces, se abría esa posibilidad al personal femenino para que cumpla las tareas de “interrogatorio de mujeres, protección del menor, inteligencia e investigación de delitos contra el honor, abortos, contrabando, entre otros”.
CÓMO SE FORMARON ESTAS 40 PIONERAS DE LA INVESTIGACIÓN POLICIAL
Ellas conformaron lo que el periodismo nacional denominó la “primera promoción del grupo femenino de detectives del Perú”. Estas mujeres ya sabían desde abril de 1956 que habían ingresado a la Escuela de Detectives, en la Sección Preparatoria de la Policía Femenina, institución que entonces se ubicaba provisionalmente en un local del jirón Coata, en el Cercado de Lima.
Las decididas agentes cursaron dos ciclos durante esos nueve meses de formación, y llevaron alrededor de 15 cursos. El grupo se preparó concienzudamente desde mayo hasta diciembre de 1956; todas estaban enfocadas en su preparación policial y de investigación, para lo cual desarrollaron al máximo sus capacidades personales.
Pero, ¿qué cursos estudiaron en ese periodo de tiempos? Por el rol de exámenes finales, que empezó el 3 de diciembre, podemos saber algunos de los cursos con los que fueron capacitadas este grupo de pioneras de la investigación policial. Durante esas semanas de fin de año las evaluaron en cursos como “Castellano”, “Técnicas Policiales”, “Legislación y práctica Policial”, “Derecho Procesal Penal”, así como en “Nociones de Derecho Civil”, “Medicina Penal” y “Asistencia Social”.
Los exámenes se prolongaron hasta el 11 de ese mes, para luego enfrentar los exámenes orales hasta el 20 de diciembre de 1956. Luego de esos largos meses de esforzada preparación teórica y práctica, las egresadas aprobadas estuvieron listas para cumplir desde enero de 1957 “sus funciones policiales en las reparticiones de la Dirección General de Investigaciones” (El Comercio, 4 de diciembre de 1956).
LAS TAREAS QUE CUMPLIERON EN UN INICIO
Las agentes que superaron las evaluaciones, según sus aptitudes y capacidades fueron colocadas en las diferentes instancias de dicha dirección policial. Estas secciones a las que accedieron iban desde actividades de escritorio y mesa de partes, hasta las funciones de laboratorio, gabinete de identificación y búsqueda de menores desaparecidos. Estas eran las tareas que se les asignaba en aquellos tiempos.
Los cursos de capacitación para las 40 mujeres policías fueron casi los mismos –informaba El Comercio– que los que recibieron “en su instrucción los alumnos de la Escuela de Auxiliares de Investigaciones, salvo dos cursos”.
Es por esa razón que estaban listas para cumplir las mismas tareas y misiones que sus pares masculino “en caso de que fuera necesario”. Desde entonces, todos los años, se han graduado nuevas promociones de mujeres policías de investigación.
Recién el 3 de junio de 1960, una vez aprobado el Reglamento General del antiguo Cuerpo de Investigación, Vigilancia e Identificación (CIVI), el gobierno de Manuel Prado cambió el nombre de dicha institución por el de Policía de Investigaciones del Perú (PIP).