Los seguidores de la banda Arena Hash que estuvieron en el concierto de mayo de 1993, en el coliseo del Colegio San Agustín, en San Isidro, jamás imaginaron que estaban viendo la última presentación de su grupo favorito. Era el “show de despedida” y lo hicieron siendo teloneros de la famosa banda de rock estadounidense Foreigner. Luego de esa fecha, el deseo de Pedro Suárez-Vértiz era volar solo. Hoy, Pedro, se ha despedido definitivamente de la vida, pero su música es el mejor legado que disfrutaremos eternamente.
Ese verano de 1994, las emisoras radiales de todo el Perú tocaban el tema ‘Cuéntame’ de Pedro Suárez-Vértiz durante las 24 horas del día. Había sido lanzado en 1993, como segundo sencillo del álbum “(No existen) Técnicas para olvidar”. Esa canción, sencilla y pegajosa, con un ritmo atrapante, como casi todas sus composiciones en adelante, se convirtió en el símbolo de su independencia musical.
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Suárez-Vértiz era escuchado entonces en la mejor emisora juvenil de ese momento: Studio 92. Los discjockeys buscaban ‘Cuéntame’ de entre las más escuchadas porque sabían que las llamadas por teléfono la iban a aprobar; así lo hicieron Héctor Felipe y Bárbara Fox, los capos de esos años. Y hasta el programador de Studio 92, Juan Carlos Hurtado, no se olvidaba de tenerla a la mano continuamente.
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Su presencia en el ranking musical (Top 10) duró varias semanas aquel verano, es más, sonaba bien desde diciembre del ‘93, e incluso para el 20 de febrero de 1994 aún permanecía en esa selecta lista. Estaba en el puesto 9, solo antecedido por temas tan populares como ‘Está Pega’o’, de Proyecto 1, ‘Me haces tanto bien’, de Amistades Peligrosas y ‘Carol quiere un viaje a Londres’, de la banda nacional Río. El tema de Pedro no se alejaría de ese ‘Top 10′ hasta marzo de ese año.
El músico peruano asistía entonces a cuanto evento musical rockero o pop sucedía en Lima. El 25 de febrero de 1994 se celebraba el “Día del Rock Nacional”, ya era la tercera edición de esos conciertos, y el escenario tradicional era el Auditorio de la Concha Acústica del Campo de Marte, en Jesús María. Allí, Suárez-Vértiz compartió con escenario con otras figuras consagradas como Frágil, Tierra Sur, Los Mojarras, Nina Mutal, etc., junto a `viejas glorias’ como Gerardo Manuel y Chachi Luján.
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En verdad, eran varias generaciones de músicos los que se mezclaban en ese evento, pues estaban los más jóvenes como Cardenales, Sahara, Calle Oscura, Madeleine, y los más recientes: Los Zopilotes y Data. Pedro, de 26 años, se sentía joven y experimentado a la vez. Era su momento.
El 20 de marzo de ese año, destacó también en el Festival de Solidaridad con los Damnificados del Callao, por las inundaciones del Niño Costero, uno más en la vida de los peruanos. Este evento musical se realizó en el Estadio Municipal de San Isidro, y se prolongó todo el día, desde las 10 de la mañana hasta la medianoche.
Suárez-Vértiz no tuvo ningún problema con estar al lado de artistas de otros géneros musicales. Lo suyo era ayudar hasta donde sea posible. Así, otra vez compartió escenario con figuras del criollismo como Lucila Campos, Eva Ayllón, `Perú, Todos los Ritmos’, `Expresión Negra’, y también con sus colegas rockeros como los grupos Frágil, Río; baladistas como Julio Andrade, Jean Paul Strauss, Gianmarco, y hasta salseros de La Progresiva del Callao.
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Esa era la manera natural en que Pedro Suárez-Vértiz se iba ganando el cariño de la gente. Su sensibilidad social estaba de manifiesto en cada participación gratuita que hacía, y así su música penetraba en el ánimo popular y se volvió imprescindible casi siempre.
Ese verano de 1994, el 25 de marzo para ser más precisos, la carrera individual de Pedro se consagró el recibir un premio (el Trofeo Bertolotto) al “Mejor lanzamiento” musical de 1993. Se referían al álbum “(No existen) Técnicas para olvidar”, cuya sencillo ‘Cuéntame’ había acaparado la atención de cientos de miles de oyentes.
Una semana después de esa premiación, el inquieto cantautor intervino en el Chacla’s Beach, el “Primer Campamento por la Paz”, que organizó la Asociación Centro de Esparcimiento en una versión local de la onda de paz, amor y música de Woodstock.
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Aquel “campamento” playero, al sur de Lima, duró tres días, desde el viernes 1 hasta el domingo 3 de abril de 1994, en ellos tocaron 25 grupos nacionales, entre ellos, nuevamente, Frágil, Pedro Suárez-Vértiz, la familia Ballumbrosio, Los Zopilotes, Jingo, Sahara, Nicola, Hojas CK’s, Mar de Copas, Huellas, Julio Andrade, Turmayé, entre otros grupos y solistas.
Suárez-Vértiz vivía entonces uno de sus mejores momentos musicales. Allí empezó a ser tan querido por la gente, por su público, y en general por todos. Y lo único que le faltaba ocurrió el 16 de abril de ese año fantástico de 1994: el cantautor de pop-rock peruano colaboró también con el “Festival de Rock Ecológico”, cuyo escenario fue el Campo Ferial de la Universidad Agraria de la Molina.
Allí estuvo dándose la mano con Frágil, We All Together, Gianmarco y nuevos grupos de jóvenes talentos como Los Zopilotes, Jingo, Rapsodia, Ivonne y Los Mercantiles, etc. Era la primera edición, y el gran Pedro no podía faltar.
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El 18 de agosto de ese año, Pedro Suárez-Vértiz dio una entrevista a El Comercio. Estaba por irse a Quillabamba, al Cusco, y luego a Arequipa, para hacer el video-clip de la gran balada `Me Elevé', que hablaba de la vida después de la vida. Y allí confesó que, si bien recordaba con cariño la época de Arena Hash, ya estaba acostumbrándose a actuar como solista.
“Puedo tomarme alguna libertad, que no te es permitido cuando formas parte de un todo. Como solista puedo ir con mi guitarra, prescindiendo de los demás, y no hay problema. Pero mantenerse arriba es bien difícil. Pero yo voy a seguir trabajando con mucho profesionalismo y sin bajar nunca la cabeza”. Así era, así hablaba, el popular Pedrito Suárez-Vértiz. Que descanse en paz.
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