A tan sólo 14 km de Trujillo se ubica el puerto de Salaverry, considerado el segundo terminal marítimo más importante del país. El cerro Carretas y sus playas son testigos de los acontecimientos que marcaron su historia.
En tiempos de la colonia, Trujillo se comunicaba con otras ciudades costeras a través del puerto de Huanchaco. Sin embargo, no reunía las condiciones necesarias para el desarrollo comercial. En 1821 el gobernador de Trujillo Antonio Alvarez de Arenales, por órdenes de Don José de San Martín, inició la búsqueda de un nuevo lugar para construir un puerto.
Sin embargo, esta tarea se prolongó hasta finales de 1869 cuando el “Club Progresista de La Libertad” pide al entonces presidente José Balta Moreno la creación del nuevo terminal marítimo en la caleta denominada Garita de Moche.
Debido a su experiencia como marino, el presidente José Balta encargó a Miguel Grau la realización de un informe sobre la factibilidad de construir el puerto en dicha caleta. A bordo del Huáscar. Miguel Grau constató que ese lugar tenía las condiciones ideales para el embarque, el desembarque, el fondeadero de los buques y el establecimiento de una ciudad.
“La playa es muy vasta y de arena fina, excepto la parte que circunvala al morro que está llena de gruesas y abundantes piedras de granito; las mismas que estando tan a la mano, pueden servir para la construcción de una especie de rompeolas de 300 a 400 pies de largo lanzado en dirección de la puntita más al Norte del Morro, obra es esta que creo es indispensable se construya para hacer de la ‘Garita’ un buen desembarcadero, dándole seguridad y abrigo, de que carece hoy” fueron los argumentos que Grau presentó en su informe.
Un 9 de marzo de 1870 el presidente José Balta declaró puerto mayor de Salaverry a la Garita de Moche. A partir de ese día el panorama de Salaverry cambió dando paso a una actividad comercial y pesquera muy intensa.
¿Por qué Salaverry?
Su nombre hace referencia al general Felipe Santiago Salaverry, quien el 19 de noviembre de 1833 libró una batalla en las faldas de los cerros que dominaban la bahía; entre las fuerzas revolucionarias que dirigía y las del coronel Vidal, que defendía al gobierno del Mariscal Gamarra. Tres años más tarde, Salaverry sería fusilado en Arequipa.