En los años 60, la imagen de la Copa del Mundo necesitaba ser renovada para atraer a las nuevas generaciones. Se necesitaba un símbolo que estrechara lazos entre los hinchas. Para ello los organizadores del Mundial Inglaterra 1966 recurrieron a la compañía Walter Tuckwell y Asociados, experta en marketing y franquicias de películas y productos para niños. Su misión era crear la primera mascota de un mundial.
Los ilustradores Reg Hoye y Richard Culley fueron los encargados de crear a la mascota que daría nuevos bríos al mundial. La primera idea llegó en forma de bulldog. Pero fue descartada. Hoye presentó tres leones y un niño. El elegido fue el felino inspirado en su hijo Leo. Willie, el león, transmitía el espíritu inglés: vestía una camiseta con la bandera de ese país y su corte de pelo era idéntico al de Los Beatles.
Peluches, felpudos, tazas, vasos, stickers, polos y un sin fin de objetos con su imagen fueron vendidos por todo Inglaterra. Incluso se escribió una canción dedicada al deportivo león. Así nació la tradición de tener una mascota mundialista que anima a los hinchas y genera ganancias millonarias para los anunciantes.
Al exitoso Willie le siguieron otras mascotas, algunas más populares que otras. Durante tres mundiales consecutivos se utilizaron las imágenes de niños. Todo comenzó en México 70. ‘Juanito’ era un chico de 11 años vestido con el uniforme del país anfitrión y un amplio sombrero. Los engreídos de Alemania 1974 fueron ‘Tip y Tap’, dos chicos de 9 años, uno moreno y el otro rubio con cabeza en forma de salchicha. Los niños representaban a las dos Alemanias.
Cuatro años más tarde los argentinos presentaron a ‘Gauchito’. Fue creado por el dibujante Néstor Córdoba. El simpático niño era fanático de la marca Puma. España 82 nos trajo a ‘Naranjito’, una fruta que se ganó de a pocos la preferencia de los hinchas. Esta simpática naranja de ojos verdes fue elegida entre 586 diseños. Junto a su novia Clementina protagonizó la serie animada “Fútbol en acción”.
En México 86, los creativos volvieron sus ojos hacia la huerta y crearon a ‘Pique’, un chile picante de grandes bigotes. En el mundial del 90, los italianos presentaron a una especie de futbolista hecho con cubos llamado ‘Ciao’. Esta mascota fue muy criticada, pues no reflejaba la cultura y la historia italiana. La siguiente mascota significó un respiro ante el fracaso de su predecesor. El perro ‘Striker’ de Los Angeles 94 fue creado en los estudios Warner Bros.
A puertas del nuevo milenio, Francia presentó a un gallito antropomorfo llamado ‘Footix’. El estudio de Fabrice Pialot fue el encargo de darle vida. Su nombre fue elegido en una encuesta realizada a 18,500 franceses quienes descartaron otros nombres como Raffy, Houpi, Gallik y Zimbo.
Las mascotas del nuevo milenio no empezaron con buen pie. En el 2002 tres aliens fueron escogidos para ser la imagen del primer mundial realizado en Corea y Japón. ‘Ato, Kaz y Nik’ llegaron a tener una serie de televisión muy sintonizada en el continente asiático. Al otro lado del mundo pasaron desapercibidas.
En 2006 los alemanes presentaron a ‘Goleo’, un león nacido en los estudios de Jim Henson. Esta mascota fue un fracaso en ventas y dos de los productos asociados a su imagen fueron denunciados por estar hechos con materiales tóxicos.
Sudáfrica 2010 fue el mundial de Zakumi, un leopardo amarillo con melena verde. Su nombre está formado por las siglas ZA (Sudáfrica) y la palabra kumi (diez). El jovial leopardo nació en 1994, año en que se instauró la democracia en ese país. Fue diseñado por Andries Odendaal.
‘Fuleco’, un armadillo de tres bandas, se convirtió en la primera mascota con un espacio en las redes sociales. Vegetariano e hincha de Pelé, su nombre tenía una mezcla de fútbol y ecología. Un millón de personas eligieron a un lobo como la mascota de Rusia 2018. Zabivaka, cuyo nombre significa pequeño goleador, fue el embajador del mundial donde la blanquirroja participó.
Así llegamos a Qatar 2022. Para este mundial no se eligió un animal o fruta; sino un representante del multiverso de las mascotas. ‘La’eeb’, en árabe ‘jugador habilidoso’, es un turbante con rostro infantil. Su misión es repartir la alegría del fútbol por el mundo.
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