El buque-escuela y su escolta llegaron al Callao el 26 de julio de 1973, coincidiendo con el centenario de las relaciones bilaterales entre el Perú y Japón (1873-1973), que se celebraría el 21 de agosto de ese año. Se trataba de las naves ‘Katori’ (lanzada al mar en 1969) y ‘Kikuzuki’ (lanzada en 1968), nuevas y modernas embarcaciones. De esta forma, se conmemoraba el centenario de ese largo vínculo peruano con el país del Sol Naciente.
La tradición del buque-escuela ‘Katori’ era muy reconocida entre los marinos, puesto que los ‘Katori’ existieron desde el final de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), en que surgió el primero de ellos como “buque-escuela”. El nombre ‘Katori’ provenía de dos buques-escuela anteriores de la Marina Imperial.
LEE TAMBIÉN: Las insólitas historias que no se revelaron de la visita del príncipe japonés Akihito y su esposa al Perú en 1967
Aquella primera nave ‘Katori’ había sido construida en Inglaterra durante la guerra ruso-japonesa (1904-1905), pero luego de la denominada “Gran Guerra”, en la segunda década del siglo XX, su misión ya no era bélica -se le retiró la artillería- sino que cumpliría funciones como medio de transporte y también como una escuela flotante, la cual colaboraría en la formación de los futuros oficiales japoneses.
MIRA TAMBIÉN: Segunda Guerra Mundial: los barcos alemanes que prefirieron incendiarse o hundirse a ser confiscados en el Callao
La segunda nave “Katori” entró en servicio en abril de 1940, antes de que Japón entrara de lleno a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). De esta manera, el ‘Katori’ que llegó ese jueves 26 de julio de 1973 al Callao era la tercera generación, un buque ejemplar por su misión pedagógica y pacifista, que era capitaneado por el comandante T. Hara. Ese ‘Katori’ pesaba 3.350 toneladas.
A esta nave-escuela la acompañaba el buque ‘Kikuzuki’, que había sido una nave de guerra, un ‘destructor’, pero que entonces estaba adecuada a misiones de paz, de cooperación e intercambio profesional y marítimo. El responsable del ‘Kikuzuki’ era el comandante Hideo Kobayashi. El ‘Kikuzuki’ pesaba 3.050 toneladas.
La escuadrilla de entrenamiento japonesa que arribó al puerto ese 26 de julio de 1973 estuvo bajo la jefatura del Vicealmirante Jikyo Ishino, quien viajaba en el clásico ‘Katori’. Otro oficial importante que llegó al Callao, junto con ellos, fue el capitán de navío Takatoshi Kiryu, jefe del staff del escuadrón de entrenamiento.
SEPA ADEMÁS: Mikasa: cuando el hermano de Hirohito llegó a Lima, salvaron su billetera en el aeropuerto y viajó fascinado al Cusco | FOTOS
EL COMERCIO INFORMÓ DESDE DIAS ANTES. El RECIBIMIENTO EN EL CALLAO FUE MUY EMOTIVO
El martes 24 de julio de 1973, en su portada, el diario decano había indicado que el arribo del “Escuadrón de Entrenamiento de la Fuerza Marítima de Auto-Defensa del Japón” sería el jueves 26 de julio en horas de la madrugada. En total, llegaron al Perú en dicha expedición oficial unas 740 personas. (EC, 24/07/1973)
El ‘Katori’ tenía el sello de “Buque Insignia”, en tanto que el ‘Kikuzuki’ de “Buque Escolta”. Si bien el viaje era de instrucción por el Océano Pacífico para sus jóvenes estudiantes (eran 151 cadetes de instrucción), la llegada tenía un hondo significado para peruanos y japoneses, ya que se dio en medio de los “actos celebratorios del centenario del establecimiento de las relaciones de paz y amistad entre los dos países”. (EC, 24/07/1973)
Al despuntar el alba de ese día, se les pudo ver imponentes acercarse al puerto del Callao. Los dos buques del Japón llegaron con el día relativamente claro, y su tripulación y pasajeros pudieron apreciar la bienvenida que los acogió con marchas militares y arreglos florales por todos lados.
MÁS INFORMACIÓN: BIC Humboldt: la historia del viaje de la primera expedición científica peruana a la Antártida | FOTOS
En ese recibimiento destacaron los miembros de la colonia japonesa residentes en Lima y el Callao, quienes permanecieron desde temprano en el Muelle Nº 9 del Terminal Marítimo, el lugar del desembarco.
Las damas de la colonia sostenían en sus brazos flores de todos los colores y formas. La ceremonia de entrega de estos arreglos era una vieja tradición japonesa, por eso “oficiales, cadetes y tripulantes del ‘Katori’” terminaron completamente enflorecidos. Lo mismo ocurrió con los ocupantes del ‘Kikuzuki’. Nadie se quedó sin una flor.
En el muelle, la música la interpretó la Banda de Músicos de la Marina de Guerra del Perú; pero lo curioso del caso fue que estos sones peruanos serían contestados desde los buques-escuela japoneses por la banda de músicos a bordo. Así se armó, minutos antes del desembarco, un juego de melodías y compases muy interesante; fue como escuchar un diálogo musical en vivo.
LEE TAMBIÉN: Trompeteros: la historia y fotos inéditas del primer buque petrolero construido íntegramente en el Perú
Tras el singular momento musical, el Vicealmirante Jikyo Ishino anunció que daría una conferencia de prensa desde su propia nave, el ‘Katori’.
SORPRESIVAS PALABRAS DEL VICEALMIRANTE JIKYO ISHINO EN EL CALLAO
Por esos días, la polémica a nivel internacional la había establecido el gobierno de Francia, al haber iniciado una serie de “pruebas atómicas” en el Pacífico. Ante ello, el Vicealmirante Ishino se expresó con firmeza: “Mi gobierno rechaza todo experimento atómico y continuará oponiéndose a estas explosiones”, dijo. (EC, 27/07/1973)
Desde el buque insignia ‘Katori’, Ishino insistía en que los reclamos sobre las pruebas nucleares debían darse de “gobierno a gobierno”. Por otro lado, al inquirirle sobre las 200 millas marinas del Perú (nuestro mar territorial), el Vicealmirante de la expedición aseguró que estas “son de interés del Perú en base a su realidad geográfica”. Eso sí, aclaró que Japón “solo tiene tres millas de mar territorial”. (EC, 27/07/1973)
MIRA TAMBIÉN: La Herradura: el día en que un buque petrolero encalló frente a la playa de Chorrillos en los años 60 | FOTOS
Ishino confirmó que su gobierno venía construyendo “navíos de guerra” para su “autodefensa”, pero no para la exportación. Asimismo, contó que entre las cosas que habían traído al Perú figuraba “una serie de pinturas infantiles enviadas por el ayuntamiento de Yorosuka para los escolares del Callao”. La idea era comenzar un intercambio cultural y artístico entre las dos naciones. (EC, 27/07/1973)
El Vicealmirante no olvidó que su expedición llegaba a solo dos días de celebrarse en el Perú el 152 aniversario de la independencia nacional. Ishino se sentía honrado de vivir esa experiencia. Eso, más los 100 años de las relaciones entre Perú y Japón, que el 21 de agosto de ese año se iban a celebrar, hacían de ese viaje algo muy especial para la expedición nipona.
El escuadrón expedicionario japonés se quedó en el Perú hasta el 31 de julio de 1973; aquí vivieron el puro sentimiento nacional usual durante esos cinco días finales del mes patrio, con las casas embanderadas y la gente con la escarapela en el pecho, saludándose en la calle con el inconfundible: “¡Feliz 28!”.
SEPA ADEMÁS: Casi un milagro: El día que una lancha se incendió en Pucusana y el único sobreviviente dijo que lo salvó San Martín de Porres
Quizás llevados por esa euforia patriótica, una buena parte de los expedicionarios japoneses terminaron desfilando en la avenida Brasil, el domingo 29 de julio de 1973 -en el Gran Desfile y Parada Militar de ese año- con una “compañía de desembarco con bandera y banda de músicos del escuadrón visitante”, informó El Comercio.
Luego, los buques japoneses ‘Katori’ y “Kikuzuki’ se enrumbaron al sur, a Chile, donde permanecerían del 6 al 10 de agosto de ese año. Querían conocer el sitio más al sur del continente. Nada parecía detener a esos intrépidos hombres del Sol Naciente.