Antes de Marcos López y Miguel Trauco varios fueron los dueños de este difícil puesto.
Si echamos una miradita hacia atrás comprobaremos que ha sido, casi siempre, un puesto difícil de cubrir.
Podemos retroceder hasta nuestra selección de 1930 para descubrir quién fue en aquella oncena el “half izquierdo”, histórica denominación del actual marcador izquierdo.
En ese equipo jugaron tanto Domingo García del Alianza Lima (Perú-Rumania) como el “crema” Eduardo Astengo (Perú-Uruguay).
En 1970 tuvimos al mollendino Nicolás Fuentes. En apariencia un jugador frágil. En la realidad, un muro. Así lo comprobó el gran puntero derecho Jairzinho de la “verdeamarela”.
Fuentes era preciso como un reloj suizo. Tranquilo como un cirujano. Técnico para salir jugando. No se complicaba ni se dejaba complicar. Empezó su carrera jugando en el Sport Boys y se retiró con la camiseta del Sporting Cristal. Pero alcanzó la cumbre de su carrera con Universitario y la blanquirroja.
En 1978 el titular fue Rubén Díaz. Otro estilo. Otra filosofía. El “panadero”, como se le conoce hasta hoy, no perdía el tiempo en finezas. No era exquisito. Marcaba su territorio e imponía su autoridad. Aplicaba la fuerza y “raspaba” al rival como carta de presentación. Los delanteros sufrían para superarlo. Lo que sucedía pocas veces.
En 1981 Roberto Rojas, llamado con cariño “Cucurucho”, se adueñó del puesto. Admirado por unos, cuestionado por otros. Lo que era indiscutible era su velocidad. Nadie lo desbordaba en el pique largo. Su limitación era la proyección. Por una lesión se perdió el Mundial de España 1982.
Entrando a la década de los noventa, apareció Percy Olivares, que jugó en las eliminatorias del Mundial Corea-Japón 2002. Cuando se lanzaba al ataque era inalcanzable, aunque no culminaba esos desbordes con contundencia. Brilló en el Sporting Cristal.
Para las eliminatoria del 2006 fue Walter Vílchez quien se tuvo que acomodar a ese puesto.
En las clasificatorias del 2010 el puesto tuvo otro dueño: Juan Manuel Vargas. De fuerte disparo de media distancia, Vargas destacaba por su potencia en la proyección. Convirtió esta virtud en una proeza durante el recordado gol de empate ante Argentina, que anotó Johan Fano.
Juan Manuel fue mucho más que esa jugada. Pero a la historia pasará como el protagonista de esa corrida imparable.
Luego alternaron en el puesto Jair Céspedes, Yoshimar Yotún e incluso Aldo Corzo, de manera provisional.
Hasta que surgió Miguel Trauco, quien recibió la confianza de Ricardo Gareca y se transformó en un puntal del equipo que nos llevó al Mundial de Rusia 2018.
Seguro en la marca y atildado en la proyección, más un pase largo letal, lo convirtieron en un arma defensiva y ofensiva, al mismo tiempo.
Hoy, la grata confirmación es Marcos López, quien ha demostrado que la camiseta no le pesa. En este momento Gareca tiene la extraña fortuna de contar con dos excelentes jugadores en ese puesto.
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