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Rodolfo Carrión: el actor cómico que amó ser ‘Felpudini’, pero a la vez lo sintió como una cárcel | FOTOS
Figura popular de programas cómicos de la televisión peruana desde los años 70 en adelante, Rodolfo Carrión, más conocido como ‘Felpudini’ para el público peruano de varias décadas atrás, confesó hace unos años algunos secretos profesionales y personales.
Esta nota fue publicada por “El Comercio” en 2022. Rodolfo Carrión, conocido como “Felpudini”, murió el jueves 26 de septiembre a los 75 años tras una dura batalla contra el cáncer.
En julio de 2014, el comediante Rodolfo Carrión, ‘Felpudini’ (americanismo que significa ‘adulador’), conversó abiertamente con El Comercio, y ya no se le notaba su nariz prominente de antaño. Lo que había ocurrido es que un accidente automovilístico, unos años atrás, le había provocado una grave fractura. De esta forma, debió someterse a seis operaciones quirúrgicas. Pero, él ya no le daba importancia a ese tema. Rodolfo Carrión se consideraba entonces, como hoy, un actor comediante y pedagogo.
En un pequeño pueblo, Anta, nació Rodolfo Carrión Velarde. Era la provincia de Carhuaz, en Ancash, el día: 9 de abril de 1949. Estudió educación primaria en el colegio Libertad, y la secundaria en el colegio Mariscal Toribio de Luzuriaga. También se preparó como pedagogo en la Escuela Normal de Varones.
“Una cosa es ser actor comediante, y otra ser actor dramático; para el actor es un plus ser comediante”, soltó la frase de entrada. Rodolfo Carrión recordó luego su paso por la escuela de Histrión; de allí egresó en 1972, a los 23 años.
Por su lado serio, de actor clásico, interpretó dramas del italiano Luigi Pirandello y del francés Michel Suffran. Cuando estaba en ese mundo culturoso, digamos, es que llegó a él y a algunos de sus amigos una convocatoria de la televisión. “Al comienzo nadie quería, éramos reacios a ella. Entonces descubrimos otra forma de seguir actuando: el café-teatro”, declaró sin inmutarse.
RODOLFO CARRIÓN: EL FAMOSO ‘FELPUDINI’ PASÓ DE LA ESCUELA AL CAFÉ-TEATRO
Con los años, la vida artística de Rodolfo Carrión, más conocido como ‘Felpudini’, pasó por lugares como “Palladium” y el famoso café-teatro “La Gata Caliente”. ¿Qué amigos recuerda de esa época?, le preguntamos. Contestó que recordaba aEfraín Aguilar, Adolfo Chuiman, Luis Pastor, Bettina Oneto, Elmer Alfaro y Analí Cabrera, a quien le gustaba bailar y recién comenzaba en el mundo del café-teatro. Rodolfo mencionó también a las vedettes de ese momento, Amparo Brambilla y Gisela Valcárcel.
“Mi primera obra en el café-teatro fue ‘Calzón de castidad’, que era el ‘Marido apaleado y contento’ de Boccaccio, pero hecho con un lenguaje más pícaro”, contó. Ante la pregunta de porque habían desaparecido los café-teatros, el versátil Rodolfo Carrión fue tajante: “Por el terrorismo, que ya existía, pero que a inicios de los años 90 llegó a las zonas urbanas. La gente dejó de asistir”.
Relató que hasta antes de ese oscuro tiempo, los café-teatros tenían temporadas con entradas agotadas, como en ‘Orquesta de señoritas’, cuyo empresario se compró una camioneta la primera semana del estreno, “para que veas su éxito”, acotó.
El popular ‘Felpudini’ vivió desde comienzos de los años 70 de su trabajo en los café-teatros, y solo en 1978 se acercó a la televisión peruana. Fue cuando el guionista y productor Carlos Oneto lo llevó a trabajar a Panamericana Televisión (Canal 5).
Tras algunas participaciones breves en programas de ese canal de la avenida Arequipa, Rodolfo Carrión debutó en octubre de 1980 en el programa cómico de mayor sintonía de esos años: Risas y Salsa, que dirigía su amigo de Histrión, Efraín Aguilar.
En aquel programa sabatino y ‘premium’ de la comicidad se reencontró con amigos, amigas y conocidos como Adolfo Chuiman, Román ‘Ronco’ Gámez, Camucha Negrete, Aurora Aranda, el ‘Chino’ Yuffra, Guillermo Rossini, Mabel Duclós y, obviamente, Analí Cabrera, con quien ya tenía una ‘química’ especial, y con quien se casó el 25 de junio de1982, permaneciendo juntos hasta 1990. Ocho años de matrimonio.
Con Aldo Vega en los libretos de Risas y Salsa, en esos primeros años de la década de 1980, los actores que allí laboraban pudieron sugerir algunas fórmulas cercanas al teatro popular. Antes de dicho programa, dice Rodolfo, los espacios cómicos se basaban solo en sketches y en los típicos gags.
“En Risas y salsa había muchos actores comediantes que interpretaban sainetes y otras formas menores del teatro. Adolfo Chuiman, Carlos Fernández, Antonio Salim, Álex Valle, Fernando Farrés lo hacían por su formación teatral. Cuando llegó Guille, en el 89, la comicidad se volcó hacia los imitadores”, contó el querido ‘Felpudini’, personaje que hizo famosa el sketch ‘El Jefecito’.
La secuencia de ‘El Jefecito’ provenía de El Tornillo (1968-1976), pero que con Risas y Salsa tuvo su mejor momento al lado de Antonio Salim (’Jefecito’), Analí Cabrera (’Chelita’), Mabel Duclós (esposa del Jefecito) y Rodolfo Carrión como ‘Felpudini’, ese ‘office boy’, sobón, chismoso y querible, que se ganaba todas las semanas la simpatía/antipatía del público televidente, que gozaba cada peripecia del sketch sabatino.
ASÍ ERA SER FELPUDINI’ VISTO POR EL ACTOR QUE INTERPRETABA A ‘FELPUDINI’
El personaje de ‘Felpudini’ fue muy popular en los años 80 en el programa cómico Risas y Salsa. Era el empleado felpudo, el de abajo, al que solo le quedaba sobrevivir con su astucia y sobonería aparente, pues no gozaba de muchas ventajas ni físicas ni profesionales en una vida de oficina en la que “mandaba” el personaje de ‘Federico Lanserote’ (Antonio Salim). ‘Felpudini’era los ojos y oídos de la esposa de su ‘jefecito’ (Mabel Duclós) y casi siempre desbarataba los planes que Lanserote tenía con la ingenua secretaria ‘Chelita’ (Analí Cabrera).
¿Cómo sobrevivió a ‘Felpudini’?, preguntamos a boca de jarro. RodolfoCarrión respondió: “Había que buscar personajes prototipos, que se formaban poco a poco. Aldo Vega no sabía nada de teatro, aunque sí era un buen ‘dialoguista’. Nosotros le corregíamos y dábamos las características del personaje”. ¿Su proceso con ‘Felpudini’ fue positivo?, insistimos:“El personaje creció tanto que fue muy querido, le cayó bien a la gente. Lo desarrollé hasta 1990, y el proceso se cortó, pero no pude desprenderme tan fácilmente. Los directores me miraban como ‘Felpudini’. Actuar como él fue una maravilla y una cárcel a la vez”, confesó, con total sinceridad.
Para Rodolfo Carrión, ‘Felpudini’ “fue una carcelita”. Añadió: “Otros actores hacen varios personajes y no se arraigan en uno. Pero aún hoy paso por algún sitio y me dicen: ‘Don Felpu’. Incluso hay personas que me dicen, con respeto, ‘¡Señor Felpudini!’. Están convencidos de que así es mi apellido”.
Aquella vez del 2014 le hicimos unas preguntas directas y finales: ¿El peruano es un tipo con humor como cree él mismo?: “Somos muy rápidos, hábiles en observar y criticar; también solemos ser acuciosos, chacoteros y pendejos. En eso, no nos gana nadie”.¿Y La televisión peruana refleja esa manera de ser?: “Acá no desarrollamos personajes para que den risa. Uno se debe reír de un personaje y su contexto. Lo que actualmente se busca es lo inmediato, lo superficial. Eso no es evolución, sino un retroceso”.
Le comenté que en los años 90 los programas cómicos lideraban el rating, pero que para el 2014 (y aun hoy) ya no era así. Dijo entonces: “Es así porque todo se ha chabacanizado. La pauta la dieron los cómicos ambulantes cuando llegaron a la televisión”.
Rodolfo Carrión ha trabajado en la televisión y, si no podía hacerlo allí, lo hacía en grupos de teatro “dentro y fuera del país”. Hoy, desde su debut, han transcurrido 50 añosexactamente de duro trabajo artístico ininterrumpido. Un caso ejemplar, sin duda.