Secuestro del niño Paolito conmocionó la capital en 1970
Hace 50 años el rapto de un niño impactó a los limeños. Un pequeño de tres años, hijo del ex ministro de Agricultura Orlando Olcese, fue secuestrado en Orrantia, San Isidro, cuando salía de su escuela.
Aquella era una mañana común y corriente para Paolo Olcese Bocanegra, cuando un par de desconocidos se abalanzaron sobre la joven trabajadora del hogar que lo llevaba a su casa, se lo arrebataron y en un vehículo huyeron del lugar.
Ese jueves 5 de noviembre de 1970 fue un día de pesadilla para los padres del menor y para toda su familia. La nota de El Comercio indicaba que los secuestradores habían huido “en un automóvil robado y con placas cambiadas”.
El violento hecho se produjo a las 11:05 de la mañana, cuando el niño y su hermanito de cuatro años eran conducidos desde la escuela a su casa por la joven empleada Angélica Lluflo Leiva, de 22 años.
“El secuestro se produjo en la esquina del Parque Las Flores con el jirón Los Laureles, en Orrantia, y los delincuentes fugaron hacia la avenida Salaverry”, indica el decano.
Forcejeo entre el secuestrador y la empleada
Angélica Lluflo Leiva caminaba tranquila y de la mano con ambos hermanitos por el jirón Las Flores, cuando al momento de llegar a la esquina de Los Laureles, un sujeto que descendió de un auto estacionado trató de cargar a Paolo.
Ella se defendió y abrazó al secuestrador intentando proteger al menor, pero bajó otro hombre del auto y la golpeó, lanzándola a la vereda.
Según Lluflo Leiva, días antes había visto por esa zona a los mismos sujetos –de 20 a 22 años de edad-, en momentos que recogía a los niños del colegio.
Intervención de la policía y pedidos de rescate
Informado de lo sucedido, el ingeniero Olcese denunció el secuestro en la comisaría de Orrantia. Sobre la 01:00 de la tarde el personal de la PIP, bajo las órdenes de su director, Hércules Marthans Garro, se constituyó en la residencia del ingeniero Olcese.
Pocas horas después, la familia Olcese recibió una llamada telefónica advirtiendo que les darían instrucciones sobre el rescate del menor.
El ingeniero Olcese, angustiado por el secuestro de su pequeño hijo, hizo un llamado a los raptores para que no le hicieran daño.
Cientos de detectives empezaron a recorrer la ciudad. Ya en la noche un allegado de la familia informó a la prensa que se estaba pidiendo un millón de soles por el rescate. Sin embargo, el padre de Paolo lo negó rotundamente.
¡Apareció Paolo!
Al día siguiente, viernes, los secuestradores exigieron 5 millones de soles. El señor Olcese respondió que dicha suma no podía reunirla en tan corto tiempo.
Ese mismo día, tras 26 horas de dramático suspenso, el niño Paolo Olcese Bocanegra fue encontrado llorando por la Urbanización Ingeniería, en San Martín de Porres.
Con lágrimas en los ojos, Paolito caminaba por la cuarta cuadra de la avenida de Habich, cuando fue auxiliado por dos colegiales, alrededor de la una de la tarde.
Ante las preguntas de los escolares, Paolo respondió: “Estoy perdido”, y mostró un papel que llevaba y en el que se leía lo siguiente: “Que el señor Olcese, mi papá, compre decoraciones de plata por 100.000 soles del Señor de los Milagros”. En el reverso decía: “Me apellido Olcese, vivo en Javier Prado 1415”. Los estudiantes decidieron llevar a Paolo a la comisaría.
En el trayecto se acercó el joven Christian Herrada, quien preguntó por el chiquillo. Cuando le dijeron que se trataba de Paolo, Herrada lo llevó a su casa, ubicada en el jirón Pedro Paulet, prometiendo que lo entregaría a sus padres.
Efectivamente, lo llevó a su domicilio en el jirón Pedro Paulet, y llamó por teléfono desde una farmacia al ingeniero Olcese.
Entretanto, los escolares les informaron a dos guardias civiles que un joven se había llevado, con dirección al jirón Pedro Paulet, al niño Paolo. Ambos policías recogieron a Paolo y lo llevaron a la Octava Comisaría.
La noticia del hallazgo llegó al hogar de la familia Olcese a la 1:45 de la tarde. De inmediato los esposos se desplazaron hacia San Martín de Porres.
Cuando llegaron a la casa del joven Herrada les dijeron que Paolo había sido llevado a la Octava Comisaría. Durante todo este recorrido por las calles de Lima, el auto del señor Olcese fue escoltado por vehículos de policías y periodistas.
El encuentro
Finalmente, lo que parecía una angustia inacabable terminó con el conmovedor encuentro de Orlando Olcese y Rosa Bocanegra con su hijo Paolo.
“Paolo, Paolito, hijo mío estás bien. He muerto mil veces en estas últimas horas”, dijo la señora y abrazó fuertemente a su niño.
La conferencia de Paolito
Ya en su casa, un poco asustado por las horas vividas, Paolo fue rodeado por una nube de fotógrafos y periodistas, que le hicieron algunas preguntas.
A su manera, Paolo refirió a la prensa que por la noche le habían dado de comer “una sopita”, en una casa en la que se encontraban dos hombres jóvenes, una mujer y otros dos niños.
Dijo que durmió solo y que en la mañana no quiso tomar el desayuno. Y que después lo sacaron cubriéndole la cabeza con un saco, pero que por un “ojito” pudo ver la calle.
Contó que luego lo subieron a un auto y posteriormente lo dejaron en la vereda.
Las declaraciones se interrumpieron porque el niño tenía que ir a la mesa a cortar la torta que le habían comprado. Un final feliz para el pequeño Paolo.